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Osasuna aleja la marea

Un tanto de cabeza de Arribas a la salida de un córner acaba con un Getafe dubitativo y acerca el objetivo de la permanencia

GORKA PÉREZ
Arribas trata de controlar el balón ante Lafita
Arribas trata de controlar el balón ante Lafita Jesús Diges (EFE)

De perdonar los perdones se cosechan encuentros sin nada que reprochar. Solo la necesidad es capaz de apartar la cordialidad y disparar la entrega como un medidor de voluntades. Las de Osasuna, estancado en el fondo de la tabla, se antojaron más relevantes que las del Getafe, clavado frente a la taquilla de Europa, dubitativo aun sobre si lanzarse o no a la aventura.

La agonía de los navarros se adivina en su manera de correr. Ajetreada habitualmente, ahora se trastabilla con mayor frecuencia. Cosas de querer hablar demasiado deprisa sin tener claro qué decir. Salió con las revoluciones puestas, eso le tocaba si quería alejarse del descenso, un problema que se ha ido ennegreciendo en el horizonte. No es que hasta el tramo final de Liga no haya tenido claro que ese colchón respecto al descenso hubiera menguado, pues nunca fue demasiado cómodo, pero sí que más vale despertarse tarde que no despertar.

OSASUNA, 1 - GETAFE, 0

Osasuna: Andrés Fernández; Marc Bertrán, Arribas, Rubén (Oier, m. 65), Damiá; De las Cuevas (Masoud, m. 86), Silva, Puñal, Armenteros; Nino (Joseba Llorente, m. 73) y Kike Sola. No utilizados: Riesgo, Raoul Loe, Cejudo y Flaño.

Getafe: Moyá; Valera, Fede, Rafa, Mané; Pedro León, Lacen (Álvaro, m. 80), Borja (Míchel, m. 45), Gavilán (Colunga, m. 68); Barrada y Lafita. No utilizados: Codina, Sarabia, Xavi Torres y Lopo.

Gol: 1-0. M. 74. Arribas cabecea un saque de esquina lanzado por Armenteros.

Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Rafa, Armenteros, Borja, Lacen, Puñal, Míchel, Pedro León y Joseba Llorente.

Reyno de Navarra, unos 19.500 espectadores.

Enfrente un Getafe difícil de pronosticar. Algo que no resulta demasiado adecuado para un equipo con posibilidades que no consigue colocar el 'cruise' cuando parece que ya ha reclinado el asiento. En los azulones la conversación fluye más rítmica, sin tanto nervio, eso sí, sin una palabra más alta que otra. Un monotono en el que tampoco se sostienen demasiadas aspiraciones. Solo Pedro León parece tener ganas de coger el micrófono, aunque en el Reyno no tuvo la acústica que esperó. Bien marcado por la línea defensiva, la agresividad se impuso a la técnica, una apuesta no fiable a largo plazo, pero que sí tuvo efectos inmediatos. Un remate de cabeza de Lafita a centro de Valera fue el único argumento para achuchar a Andrés.

Tuvieron más oportunidades los de Mendilibar, aunque lo de aprovecharlas ya sea otro menester. Ante los ojos de Nino menguó la portería de Moyá en un remate de cabeza sin nadie que la guareciera y que, sin embargo, el delantero envió fuera. Misma circunstancia que atormentó minutos después a Armenteros. Con el poste chocó un remate de Kike Sola y así, una tras otra, se rompieron las barillas de un abanico no demasiado grande.

Solo cuando el partido parecía estancarse sin un ritmo claro de navegación, un gol inesperado, no por azaroso, sino por caprichoso ante semejante estadística demoledora, un cabezazo de Arribas en un saque de esquina acabó poniendo el punto final a la charla. Un golpe que coloca a Osasuna un poco más lejos de la marea por más que siga esperando en la orilla.

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Sobre la firma

GORKA PÉREZ
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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