_
_
_
_
_

El Mónaco, entre el paraíso fiscal y la Liga francesa

El club del Principado, de vuelta a Primera, boicoteado por sus ventajas impositivas

Los jugadores del Mónaco celebran el regreso a Primera, ayer.
Los jugadores del Mónaco celebran el regreso a Primera, ayer. sylvain thomas (AFP)

La Asociación Deportiva Mónaco, el club de fútbol del Principado, ha estado afiliada a la Liga francesa desde que se fundó en 1924. Negando esa exageración que afirma que en Montecarlo solo nacen crupieres y princesas, el equipo ha ganado algunas Ligas y Copas, y saboreó títulos europeos dando sonoros repasos al Real Madrid y al Deportivo. Ayer certificó su ascenso a la Ligue 1 después de vencer (0-1) al Nimes, un regreso basado en el oficio de Claudio Ranieri, el entrenador fichado por el dueño del club, el multimillonario ruso Dimitri Rybolovlev, la fortuna número 119 del mundo, según Forbes.

El Mónaco planifica ese regreso a la élite, y la prensa gala asegura que Rybolovlev está dispuesto a pagar los 60 millones de cláusula de Falcao. Pero a día de hoy nadie sabe si el club del Principado acabará jugando o no en la Ligue 1. La Federación Francesa de Fútbol (FFF) y la Liga de Fútbol Profesional (LFP) parecen dispuestas a impedirlo si no compensa sus ventajas fiscales.

Montecarlo es un venerable paraíso fiscal en el que no se paga el impuesto de sociedades

El litigio no es nuevo. Montecarlo es un venerable paraíso fiscal en el que no se paga el impuesto de sociedades, y hace justo medio siglo, en 1963, el general Charles De Gaulle tuvo que amenazar con cortar la luz al Principado si el rey Rainiero no prohibía a los ciudadanos franceses tener su residencia fiscal en ese país. Rainiero aceptó firmar un convenio fiscal, y desde ese momento los jugadores franceses del club pagan sus impuestos en Francia, eso sí, con un descuento de sus cargas sociales de un 20% respecto a los que juegan en Francia.

Los equipos galos consideraron, quizá por sentido de Estado, que las ventajas fiscales del Mónaco eran asumibles. Pero en virtud de una ordenanza real de 1969, los futbolistas europeos del club quedaron exentos de impuestos, lo que resulta muy conveniente, sobre todo desde que, en 1995, la Ley Bosman suprimió la cuota de jugadores europeos. Las cosas empeoraron del todo en marzo, cuando el presidente de la República, François Hollande, anunció que el Gobierno socialista volverá a la carga con la famosa tasa del 75% para los salarios superiores al millón de euros, que fue cancelada el año pasado por el Consejo Constitucional por violar el principio de igualdad.

Para superar las objeciones, los tecnócratas socialistas han hallado una nueva fórmula que trata de alentar la bajada de los salarios de oro en el sector privado: la tasa no la pagarán los particulares, sino las empresas que les abonen esos sueldos millonarios. En el fútbol, los clubes.

Cuando la ley se promulgue, si la entidad sigue teniendo su sede social en Mónaco, ¿se ahorrará pagar ese impuesto que los clubes franceses se verán abocados a cotizar por sus estrellas? La duda ofende, va contra el juego limpio financiero tan de moda en Francia hasta que llegaron los cataríes al PSG, y hace más daño aún porque el dueño del Mónaco es un oligarca ruso. Todo esto inquieta al Gobierno y solivianta a los rivales del Mónaco. Algunos amenazan con boicotear al club y denuncian un caso palmario de competencia desleal, o dumping fiscal.

Hollande anunció que el Gobierno socialista volverá a la carga con la famosa tasa del 75% para los salarios superiores al millón de euros

La negociación está en marcha, y las partes juegan sus cartas con un creciente tufo a casino. Los franceses saben que Rybolovlev no se resignará a relegar su ambición a la ignota Liga de la Roca monegasca, donde los adversarios serían aficionados. En marzo, nada más conocer el anuncio de Hollande, la LFP adoptó un cambio en su reglamento que obligará a los equipos de las Ligas 1 y 2 a instalar su sede en Francia antes de junio de 2014.

Tras permanecer agazapado, Rybolovlev publicó el 5 de mayo una nota en la que afirma que jamás se plegará a un apaño económico. Según el Mónaco, la FFF le ha pedido 200 millones de euros para poner fin al litigio. La federación afirma que es el Mónaco quien ha ofrecido esa cantidad, con un calendario de pagos “a seis o siete años”.

El presidente del Burdeos, Jean-Louis Triaud, ha dicho que “la única solución es cambiar el reglamento y obligar a que el Mónaco traslade su sede a Francia”. Y no descarta no presentarse a los partidos contra los monegascos, aunque reconoce con humor que sería una medida extrema: “Ganarían todos los encuentros por 3-0, y acabarían la Liga con 114 puntos y cero goles encajados. ¡Sería un título histórico!”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_