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Neymar no aparece en Maracaná

Antes de viajar a Barcelona, el delantero de Brasil no deja huella en el empate ante Inglaterra (2-2)

Neymar, anoche en Maracaná.EFE/Marcelo Sayão
Neymar, anoche en Maracaná.EFE/Marcelo SayãoMarcelo Sayão (EFE)

Neymar se enfundó la camiseta retro de la canarinha, sin el nombre bajo el dorsal 10, el cuello alzado, prometiendo una solemne despedida de Brasil en Maracaná, antes de viajar a España para ser presentado hoy como nuevo jugador del Barcelona. Pero no dejó huella. Más fluido en el pase que en el desborde, fue uno más en la mediocridad de un amistoso de dos históricos venidos a menos, Brasil e Inglaterra (2-2, Fred y Paulinho; Chamberlain y Rooney), en búsqueda permanente de su perdida identidad. En su camino primero hacia la Copa Confederaciones y más tarde su propio Mundial, Brasil no le gana a nadie y la hinchada empieza a descontar las hojas del crédito a su enésimo entrenador en estos tiempos de crisis, Luiz Felipe Scolari, Felipão. Un balón de colores estridentes, naranja y negro, medio difuminado por la pantalla de televisión, saludó al viejo Maracaná, remozado tras dos años y medio de obras, y encogido en su aforo hasta los 78.828 espectadores, lejos de los 200.000 de su inauguración, en el Mundial de 1950, cuando el Maracanazo de Uruguay.

Gary Lineker lo definió como los dark ages [años oscuros] en la selección inglesa. Y se quedaba corto. Roy Hodgson ha confinado al equipo inglés a su propio campo, todos por detrás del balón, con la esperanza de cazar una contra con la velocidad de Walcott y Rooney. Condenados a la intrascendencia centrocampistas de buen pie como Carrick y Lampard, todo queda en manos del portero Joe Hart, el más exigido en la primera parte. Los periodistas ingleses se hicieron los ofendidos por el análisis de Inglaterra en el programa oficial de la federación brasileña: "Campeón mundial en 1966, el equipo no ha sido una amenaza desde entonces".

Ungido con el legendario dorsal 10 de la canarinha, Neymar estuvo más despierto en el primer tiempo: ofreció desmarques, pases y un par de disparos intencionados desbaratados por Hart. Pero en ningún momento resultó determinante. Se ubicó en la posición de interior izquierdo y dejó la derecha para Oscar, los dos más desequilibrantes de la canarinha. El vacío para Scolari está en el centro de su delantera. Fred está para poco, si acaso remachar ese rechace del larguero al disparo enroscado de Hernanes.  

La hierba estaba muy alta y el balón se movía como un paquidermo. Encallado en su centro del campo, Scolari reclamó a Hernanes para mejorar la circulación y a Marcelo para la profundidad. El mediocentro del Lazio acabó con el sopor con un disparo colocado desde la frontal, justo a la cruceta del larguero de Hart. Fred justificó su condición de nueve para marcar (m. 56). Reaccionó Inglaterra con la entrada de Chamberlain. El futbolista del Arsenal, de 19 años, golpeó con el exterior una volea rasa desde la frontal que sorprendió a Julio César (m. 67). A poco que la achucharon, la zaga brasileña hizo agua. Como comprobó poco después Rooney (m. 79), reverdecido a través de un tiro envenenado por el toque en la espalda de un zaguero. Inglaterra lo celebró a lo grande, consciente de la necesidad de recuperar a su delantero, tan apagado en esta última fase de Ferguson al frente del United. Pero volvió a enclaustrarse y Paulinho, en otra magnífica volea a centro de Lucas Moura, apagó los ecos iracundos de Maracaná (m. 82). Neymar salió pitando, pensando en otros horizontes donde pueda lucir mucho más su talento.

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