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La inspiración de Wawrinka

Nadal se mide al suizo, entrenado por Magnus Norman, el hombre que ayudó a Soderling a derribar al español en 2009

J. J. M.
Wawrinka golpea la bola ante Gasquet.
Wawrinka golpea la bola ante Gasquet.KENZO TRIBOUILLARD (AFP)

“Siempre intentándolo. Siempre fallando. No importa. Inténtalo de nuevo. Falla de nuevo. Falla mejor”.

Trágico hasta para los tatuajes, el suizo Stanislas Wawrinka lleva para siempre en su piel las palabras del dramaturgo Samuel Beckett. Cuando el número diez se enfrente hoy (Canal +) a Rafael Nadal por las semifinales de Roland Garros, el mensaje que se taladró con una aguja le servirá como inspiración para escalar un Himalaya escalofriante, Nadal en la central de París, el ogro de la tierra en su casa.

Y aún así, Wawrinka cree, busca razones en su interior, tiene orgullo guerrero. El suizo tiene fe porque en su banquillo se sienta Magnus Norman, el finalista de 2000 y el hombre que diseñó el plan con el que el sueco Robin Soderling derribó por primera y única vez a Nadal en París. Cree porque a los 28 años su carrera y sus resultados van en ascenso, lenta pero inexorablemente hacia arriba. Lucha para alcanzar las primeras semifinales grandes de su vida y lo hace con la sonrisa de quien vive el mejor momento de su vida.

“Lo que me inspira”, explica el número diez del mundo con su cara picada y su sempiterna bonhomía; “es ver las estadísticas de Nadal en Roland Garros [el español es el heptacampeón, y en nueve ediciones solo perdió en la de 2009]“, prosigue. “Es difícil jugar contra él. ¿Cuáles son las otras fuentes de inspiración para mí? Mi nivel de juego, mi confianza, mi deseo de victoria”, continúa. “Va a ser difícil. Tendré que asaltar mis oportunidades”.

Wawrinka sabe a lo que se enfrenta. Este Rafael Nadal, que acaba de derrotarle en la final del Masters 1000 de Madrid, lo cuida todo al detalle. Mima el codo que le dio problemas tras ganar el Masters 1000 de Roma mientras aumenta progresivamente la velocidad de sus saques, que será fundamental en las rondas finales. Escucha voces que le recomiendan no ceder a la tentación de la nata de la tarta con la que celebra su 27 cumpleaños porque la báscula y los kilos cuentan a la hora de proteger sus rodillas y de moverse más rápido por la pista. Estudia las estadísticas y sabe que lo que hoy le aguarda un tenista con un punto débil (revés a una mano), una grieta en el convencimiento (Nadal domina a Wawrinka por 9-0 y nunca ha perdido un set contra el suizo) y las piernas molidas (tuvo que remontar dos sets de desventaja ante Gasquet en los octavos).

Es Wawrinka-Nadal por las semifinalas. Es un Novak Djokovic-Tommy Haas por el otro puesto en la penúltima ronda por ese lado del cuadro. Ya no quedan cartas que ocultar en París. El título está a tres pasos y los favoritos juegan a cara descubierta.

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Sobre la firma

J. J. M.
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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