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El Liceo rompe 20 años de hegemonía catalana

El equipo coruñés gana la Liga y acaba con el dominio del Barcelona, que ha conquistado 14 de los últimos 16 campeonatos

Los jugadores del Liceo celebran el título
Los jugadores del Liceo celebran el título

Veinte años después un equipo que no es catalán se alza con el título de Liga en hockey sobre patines. Se trata del Liceo coruñés, que es además la única escuadra que ha logrado poner una cuña en una tiranía que se prolonga desde que en 1969 se disputó la primera edición de la competición. Esta tarde se alzó con su séptimo título, justamente los que se han marchado fuera de Cataluña, para dar continuidad a la epopeya de un equipo nacido en el patio de un colegio auspiciado, entre otros por Augusto César Lendoiro, y que tras ascender a la máxima categoría en 1979 se atrevió a desafiar desde entonces el dominio de un deporte que tiene en Cataluña su principal vivero.

El Liceo logró su objetivo con un agónico triunfo en Lleida (3-4) tras liderar la competición desde la segunda jornada, siempre varios pasos sobre el Barcelona, el principal favorito, el equipo con mayor presupuesto ganador de 14 de los últimos 16 campeonatos. Solo perdieron dos veces los herculinos en todo el trayecto, pero al final se le hizo largo y dejó escapar una sustancial ventaja que le condenó al sufrimiento, a que tuviera que cantar victoria tan solo a falta de tres minutos y medio gracias a un gol de Josep Lamas, justamente el hijo del presidente del equipo.

Se habían adelantado los coruñeses por mediación de Jordi Bargalló, elegido por los entrenadores y capitanes de todos los equipos como mejor jugador de la Liga, y de Lucas Ordóñez, el enésimo producto de la factoría argentina de San Juan, pero el Lleida acortó y después igualó el marcador a falta de trece minutos para el final para exigir el triunfo de los gallegos, porque el Barcelona ya derrotaba con comodidad al Igualada (1-3). Un nuevo tanto de Ordóñez parecía definitivo, pero él mismo introdujo poco después la bola en propia puerta para abocar al Liceo a una contrarreloj de poco menos de cinco minutos. El posterior gol de Lamas (un canterano nacido en Cataluña por motivo de residencia de su padre) sirve para escribir una nueva página en la historia de un club que lo ha ganado todo, que ha levantado seis veces la Copa de Europa, pero para el que la Liga era un anhelo necesario para entroncar a la actual generación de jugadores con otras legendarias.

Una de esas leyendas dirige al Liceo actual desde el banquillo. Carlos Gil, argentino afincado en A Coruña desde hace más de treinta años, ha recorrido buen parte de la ruta que ha llevado al equipo verdiblanco a ser el más laureado del deporte gallego. Primero lo hizo sobre patines, ahora al otro lado de la valla. Él fue el primer fichaje extranjero de un club que durante años se forjó a base de talonario, pero que ha conseguido que la semilla del hockey haya crecido con fuerza en Galicia, que dispone de un estimable granero de jugadores y contará la campaña próxima con un segundo equipo en la máxima categoría, el Cerceda. Desde hace veinte años, después de que Lendoiro dejara el club para hacerse cargo del Deportivo, el Liceo se ha mantenido mirando a la cantera, reforzándose en el exterior, pero también palideciendo ante el poderío de Barcelona, siempre con recursos para llevarse a casi todos aquellos jugadores que más destacaran. Pero ayer el David gallego derribó a Goliat.

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