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La hierba acuna a Federer

Justo antes de Wimbledon, el suizo gana 6-7, 6-3 y 6-4 a Youzhny en la final de Halle, su primer título en 2013 tras su sequía más larga desde 2000

J. J. MATEO
Federer, durante la final de Halle.
Federer, durante la final de Halle. Thomas Starke (Bongarts/Getty Images)

A las puertas de Wimbledon, despierta Su Alteza. Justo antes de volver a pisar la catedral de la hierba (desde el 24 de junio), Roger Federer celebró en Halle ante Youzhny (6-7, 6-3, 6-4) su primer título de 2013, cerrando una racha sin trofeos que se extendía desde agosto de 2012 y que por primera vez desde 2000 le había llevado hasta junio sin condecoraciones. Federer es otro Federer sobre césped. Tienen más picante sus tiros. A un paso de los 32 años, los cortos intercambios no le castigan tanto como los peloteos agónicos de la tierra. Su saque le rescata de los problemas en los que le meten sus piernas (11 aces en la final). Su leyenda, la del hombre que tumbó a Pete Pistol Sampras en Wimbledon, la de titán que suma siete entorchados en Londres, pesa más que en ninguna otra superficie.

“He ganado mucho en mi carrera, pero no recientemente”, dijo el número tres mundial. “Estoy feliz de que las cosas funcionaran. En los 10 últimos meses, mi juego me satisfizo, aunque quizás hubiera gente que pensara que jugaba mal. Al contrario, jugaba bien y simplemente cuando de verdad importaba los otros eran mejores”, continuó. “Esto es fantástico para mi confianza. El servicio me ha salvado. Todavía debo mejorar algunas cosas, pero creo que eso se producirá entre este momento y mi debut en Wimbledon”, avisó.

Murray, de vuelta tras la lesión que le impidió disputar Roland Garros, se impuso a Cilic en el Queen's

Como vigente campeón, a Federer le corresponde estrenar la central del torneo el primer lunes de la cita. Esa es la única certeza. El tercer grande del curso espera a los favoritos con muchas preguntas. El suizo llegará impulsado por su primer título de 2013, pero sabiendo que para levantarlo no tuvo que enfrentarse a ningún top-10 y que solo ha ganado uno de los seis enfrentamientos contra los otros 10 mejores en lo que va de curso. Rafael Nadal se presentará en Londres por primera vez en su carrera sin haber jugado otro torneo sobre hierba, como el serbio Novak Djokovic. Y ahí, sometido a las terribles presiones del favoritismo, deberá confirmar su vuelta a pleno rendimiento Andy Murray: tras un mes de baja por una lesión en la espalda que le obligó a no competir en Roland Garros, el escocés remontó ayer en la final del Queen’s (5-7, 7-5 y 6-3 al croata Marin Cilic).

Ocurre en los dos meses más importantes del curso, porque concentran la lucha por dos títulos grandes (Roland Garros y Wimbledon). Los triunfos del británico y el suizo tuvieron la importancia de las reivindicaciones. Estos son los dos tenistas que dominaron la temporada de hierba en 2012. Federer venció a Murray en la final de Wimbledon. Sobre el mismo escenario, Murray venció a Federer en la final de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Con Nadal de nuevo en la fotografía tras ganar en Roland Garros y Djokovic reinando como número uno, los dos tenistas lanzaron ayer el mismo mensaje: contad conmigo para luchar por el título de Wimbledon.

Y nadie, claro, descuenta a Federer. El suizo tiene ya 13 coronas sobre césped, más que nadie en la Era Abierta (desde 1968). Al ganar en Halle igualó los 77 títulos de John McEnroe y entró en el podio de los tenistas que más veces han levantado los brazos en la historia (tercero, todavía detrás de los 94 trofeos de Lendl y los 109 de Connors). Por encima de todo eso, está el efecto terapéutico que tendrá el título en la mente del campeón y en su convencimiento. Por encima de la realidad del juego, que le retrató más veces de las necesarias en manos de Youzhny, están esos saques salvadores que tanto han definido su éxito y su carrera. Para Wimbledon, un aviso.

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Sobre la firma

J. J. MATEO
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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