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Giovinco apaga el derroche de Japón

Italia resucita el 'catenaccio' para aguantar las embestidas niponas y ganar por oficio en un partido trepidante

Kagawa se marcha de Pirlo.
Kagawa se marcha de Pirlo. Sebastião Moreira (EFE)

Giovinco apagó al final una explosión de fútbol de Japón. Un ataque total de los chicos de Zaccheroni, que metieron a Italia en su área en un partido maravilloso por la intensidad y la alegría de los campeones de Asia. También por su inocencia, definitiva para caer por sus desaciertos en las porterías. Italia se vio superada en tres cuartas partes del encuentro, pero afinó la puntería en sus peores momentos. Gracias a un par de internadas de sus dos bajitos: el extremo Giaccherini y el delantero Giovinco. En cualquier caso, a la historia del torneo pasaron anoche Kagawa, Honda y Okasaki por su derroche de osadía y talento.

Primero fue la sorpresa. Italia no esperaba un Japón tan atrevido, llegando hasta con seis atacantes al área azzurra, presionando en la salida de balón de Pirlo, a quien le robaron la cartera en un par de ocasiones. Y después los errores. El del lateral izquierdo De Sciglio al entregar demasiado corto el balón a su portero, atento como estaba Okasaki para achuchar a Buffon. Este salió un tanto atropellado, con los pies por delante, pero sin derribar al delantero nipón. El árbitro argentino, sin embargo, señaló penalti. Lo transformó Honda pese a pegarle mordido con la zurda. La confusión fue ya total entre los azzurri, presos de un mal sueño, una de esas derrotas vergonzantes que les hacen volver a casa con la mirada pegada al suelo, preparados para el escarnio de su hinchada.

Italia, 4- Japón, 3

Italia: Buffon, Maggio (Abate, m. 59), Chielini, Barzagli, De Sciglio; Aquilani (Giovinco, m. 29), De Rossi, Pirlo, Montolivo, Giaccherini (Marchisio, m. 67); y Balotelli. No utilizados: Sirigu, Marchetti, Astori, Candreva, Gilardino, El Shaarawy, Cerci, Bonucci, Diamanti.

Japón: Kawashima; Uchida (Sakai, m. 72), Konno, Yoshida, Nagatomo; Honda, Hasebe, Endo, Okasaki; Kagawa; y Maeda (Havenaar, m. 78). No utilizados: Nishikawa, Gonda, Inoha, Sakay, Kiyotake, Hosogai, Nakamura, Kurihara, Inui,Takahashi.

Goles: 0-1. M. 20. Honda, de penalti. 0-2. M. 32. Kagawa. 1-2. M. 41. De Rossi, de cabeza. 2-2. M. 51. Uchida, en propia puerta. 3-2. M. 52. Balotelli, de penalti. 3-3,. M. 68. Okasaki. 4-3. M. 85. Giovinco.

Árbitro: Diego Abal (argentino). Amonestó a Buffon, De Rossi, Hasebe y Chielini.

Unos 40.000 espectadores en el estadio Pernambuco de Recife.

Prandelli no esperó más. Y sustituyó a Aquilani antes de la media hora. Entró Giovinco para jugar más cerca de Balotelli. El estadio Pernambuco de Recibe comenzó a jalear el recital de pases de los  japoneses. Los olés dolían en el alma de Prandelli, que invitaba a salir a su equipo de su propio campo con un gesto de rabia: balanceándolo hacia adelante su brazo izquierdo. ¿Pero cómo nos pueden encerrar los japoneses? Gracias a la calidad de Kagawa para filtrarse entre líneas, combinar con sus compañeros e imaginar diversas maneras de dañar a Buffon. Lo logró en una acción magistral. Mientras salía la defensa italiana del borde del área, llegó un globo que Kagawa, tocando suavemente con el tacón diestro, le permitió girarse y empalmar con la zurda a bote pronto, ante la mirada incrédula de Chielini y de Montolivo, los más próximos al media punta del Manchester United. El zurdazo entró con potencia en la meta de Buffon, que cumplía su partido 130º.

Italia reaccionó en una acción a balón parado, ahí donde los japoneses pagan su falta de altura. Entró al primer palo de cabeza De Rossi con mucha autoridad para rematar un centro de córner de Pirlo. Fueron los mejores minutos de Italia, justo antes del descanso, rematados por un tiro de Guiaccherini al palo de Kawashima. El combinado azzurro se marchó al vestuario habiendo recobrado la compostura. Y reapareció con una ventolera de buena fortuna que dio la vuelta al choque. El remate en propia puerta de Uchida tras un centro raso de Giaccherini (impropio de un defensa tan experimentado, en el Schalke) y el posterior penalti inventado por el árbitro tras unas manos imposibles de evitar de Hasebe, mientras caía, tras un disparo de Giovinco. El penalti lo anotó Balotelli. El árbitro argentino se inventó las dos penas máximas. 

Japón siguió atacando con el mismo entusiasmo e idéntica cantidad de atacantes. Y toda Italia, corriendo detrás del balón. La recompensa la obtuvo Okasaki al cazar al primer palo un centro de falta de Endo. El delantero del Sttutgart voló elegante, giró el gaznate y sorprendió en el cabezazo a un Buffon un tanto lento en la reacción. Japón se fue a por la victoria con toda la alegría transmitida a la grada de Recife, tan solo sofocada por unos centímetros de menos o de más: dos balones al palo en la misma jugada, el primero un tiro de Okasaki y, a continuación, un cabezazo al larguero de Kagawa. Italia resucitó el catenaccio para resistir. Y el viejo olfato para rematar a Japón cuando este se creyó superior, aprovechando un descuido de su defensa. Alcanzó Giaccherini la línea de fondo y su centro lo remachó Giovinco a puerta vacía. El joven delantero del Juventus merece estar en la alineación de Italia. Pero Japón no merecía la crueldad de esta derrota. Tanto amor al juego se quedó sin premio.

El resumen del partido

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