_
_
_
_
_

La madurez de Carla

Suárez tumba 7-5 y 6-2 a Bouchard y es la primera española que llega a octavos de final desde Conchita Martínez en 2001

Juan José Mateo
Carla Suárez devuelve una bola ante Eugenie Bouchard.
Carla Suárez devuelve una bola ante Eugenie Bouchard.GERRY PENNY (EFE)

La canadiense Eugenie Bouchard es mucho más que la tenista de sonrisa brillante a la que le encantan las fotos, según confesión propia (“Siempre es bueno que hablen sobre ti, ¿no?”). A los 19 años, esta es la campeona del Wimbledon junior de 2012, una pegadora que sabe lo que hay que hacer para ganar sobre hierba. Carla Suárez, que ya tiene 24, no se deja impresionar por las credenciales de su contraria, que le plantea un primer set a cara de perro y se impone 7-5 y 6-2 en tercera ronda. La canaria, instalada en el top 20 como número 18 mundial, ha dado, según su equipo, un paso adelante en madurez que en 2014 debería acercarla hasta el top-10. Para empezar, hoy, en Wimbledon, se convirtió en la primera española en octavos desde 2001 (Conchita Martínez) y celebró haber alcanzado esa ronda en todos los grandes, lo que no se ve desde los tiempos de la aragonesa y Arantxa Sánchez Vicario.

“Carla tenía que dar dos pasos adelante”, explica Xavi Budó, su entrenador, mientras habla con Conchita, la seleccionadora femenina. “Hemos hecho uno: un cambio mental muy importante en intensidad, agresividad, constancia y regularidad. Sus medias de trabajo y de resultados, son mucho más altas. Tenía picos altos de rendimiento y valles demasiado bajos. Gracias a su madurez y a su pretemporada ha dado un gran cambio mental, en capacidad de sufrimiento”, prosigue. “El segundo paso, una vez consolidado eso, que más o menos garantiza el top-20, sería tener una personalidad con más valentía y ambición personal, lo que han conseguido Errani o Radwanska, gente de su estatura (1,62m), que son monstruas mentales”, añade. “Aún nos falta un punto de instinto competitivo, de valentía, de determinación de top-10. Es el paso pendiente”, cierra.

Suárez, que en cuanto sintió la lluvia empezó a pensar en su tobillo, y quiso parar el encuentro, porque en su cabeza aún anida el recuerdo de la prolongada lesión que detuvo su progresión, se medirá ahora a Kvitova, la campeona de 2011. La española, sin embargo, sueña despierta. Viene de las semifinales de s’Hertogenbosh, donde eliminó a Pironkova, semifinalista en Wimbledon. “Sí”, reconoce Budó; “se está dando cuenta de que en hierba hace daño”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_