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Ráfagas violentas en el valle

Las rotondas, el mistral y las caídas endurecen al pelotón y el sudafricano Impey acaba de amarillo Greipel se lleva la etapa

Carlos Arribas
Daryl Impey, nuevo líder del Tour.
Daryl Impey, nuevo líder del Tour.Jeff Pachoud (Afp)

Como una sucesión de anécdotas, un relato por acumulación, fluye el Tour, que atravesó el Ródano, por donde baja fuerte el mistral seco, y lleva consigo hasta el Mediterráneo rosa de sal los olores y la suciedad fabril del Norte, y un cargamento de miedo que reparte en un pelotón de los nervios y termina convirtiendo en líder al ciclista sudafricano llamado Impey que presentó a Froome a su novia, celestino.

En la salida, hinchable como los cuentos y las hazañas de los pescadores domingueros que esconden a la vista la bella Aix-en-Provence e impiden hasta imaginar que allí al lado se eleva el monte de Sainte-Victoire, la luz y el color de Cézanne, los cronistas viejos constatan las barbillas marcadas de los nuevos cuadros del Tour, su seña de identidad, qué fuerza, y las miradas de perfil de los ciclistas jóvenes, desconfiados sus ojos ocultos tras gafas infames. Después de hacerse una imagen del nuevo ciclismo vuelan hacia la etapa, hacia el viejo Tour.

La etapa es Bouhanni, el esprinter boxeador, el príncipe de los martirizados, y su carrera publicitaria, que pierde contra el coche escoba. Bouhanni quiso esprintar en Marsella para ver si quedaba el 12 o el 13, tan valiosas son las posiciones anónimas en el Tour, y en su ímpetu provocó una caída que dejó retirado al habitual Van den Broeck y con un dedo roto al duro Zubeldia, quien se une alegre al grupo de tullidos —Hesjedal y su costilla rota, Vandevelde y su hematoma en el esternocleidomastoideo, Thomas y su pelvis fisurada, Tony Martin y su piel quemada— que convierten cada etapa en una demostración de valor y resistencia.

Clasificaciones

SEXTA ETAPA

Aix en Provence-Montpellier-, 176,5 km.

Velocidad media: 44,3 Km/h.

1. Andre Greipel (Lotto) 3h 59m 02s

2. Peter Sagan (Cannondale) m.t.

3. Marcel Kittel (Argos) m.t.

5. Juan José Lobato (Euskaltel) m.t.

GENERAL

1. Daryl Impey (Orica) 22h 18m 17s

2. Edvald Boasson Hagen (Sky) a 3s

3. Simon Gerrans (Orica) a 5s

11. Alberto Contador (Saxo) a 14s

Montpellier-Albi: 205,5 km.

A 90 kilómetros de la meta Bouhanni se baja de la bici y monta en el coche. Se retira, porque un ciclista nunca abandona, y el pelotón de los tullidos comienza a engordar entre las rotondas y el pavor. Purito se cae en el kilómetro 80, entrando en Tarascón, donde Tartarín, y Nairo Quintana, que se había caído en el 75, y se había golpeado la rodilla izquierda, vuelve a caerse y volverá a caerse, valiente y a contrapié, perdido el dominio de la situación, otras dos veces. El viento, dicen en la tele, sopla a 30 kilómetros por hora, lateral, pero no hay rectas donde organizar abanicos en los Alpilles, las mínimas colinas provenzales y minerales, y donde las hay, protegen a los ciclistas las tapias de los cementerios antes del avituallamiento violento que serpentean entre olivos y cipreses de ramas agitadas al ritmo del cric cric de las cigarras.

El pelotón corre a ráfagas, a toques de corneta a los que acuden presurosos los líderes por los pasillos que les abren hasta la cabeza sus escoltas, Evans y Quinziato que arrollan a Purito, Valverde y su buen Iván Gutiérrez, Contador y sus Ro-Ro, Rogers y Roche. Y cuando pasa el miedo se relajan, y Paulinho le lleva un plátano a Contador, que lo pela con los dientes y lo engulle ávido.

El peligro, finalmente, son las rotondas desprotegidas y feroces. En una de ellas está enterrado Lou Sanglier (El Jabalí), famoso toro cocardier y bravucón que vivió entre 1918 y 1933, y fue el pionero en las corridas camarguesas del golpe de barrera sobre la que saltan ágiles los mozos de blanco. Y en la siguiente, en Lunel, vuela ágil Cavendish con el maillot destrozado en otra caída y aplanado sobre su bici en frenético tras coche para alcanzar a un pelotón que no mira atrás.

En la gran recta de Montpellier, donde no se cae nadie, a Greipel lo lanzan magníficamente sus Lotto Sieberg y Henderson, y Cavendish, que llega solo y sin equipo y culebrea entre corredores como entre pivotes clavados en el suelo, no lo alcanza. Gana el alemán y ha llegado con tanta velocidad y tan harto estaba el pelotón de seguir pedaleando veloz que a espaldas del 16º se abre un hueco de 5s tras el que entra el líder, Gerrans, con todos los grandes, lo que permite a su compañero más vivo, Impey, vestir de amarillo y una nueva dosis publicitaria para los insaciables Orica, protagonistas desde su autobús en Bastia.

Junto a los autobuses, con bufandas de hielo en el cuello, los ciclistas pedalean en sus rodillos para relajarse y enfriarse. Disfrutan entonces del único viento que aprecian, la mínima fresca brisa agitada al pasar por jóvenes hermosas de faldas voladas. Y algunos piensan en el aire de los Pirineos, que llegan mañana.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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