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DESDE MI SILLÓN
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Mind the gap’

Porte, en primer plano. Tras él, su compañero y líder del Tour Chris Froome, Alberto Contador y su gregario, Kreuziger.
Porte, en primer plano. Tras él, su compañero y líder del Tour Chris Froome, Alberto Contador y su gregario, Kreuziger.Christophe Ena (AP)

Cualquiera que haya viajado a Londres y que se haya movido en el metro, tendrá esta advertencia grabada en el subconsciente: mind the gap. Literalmente es algo así como “cuidado con el hueco”, en referencia al espacio existente entre el andén y el vagón del suburbano.

Yo no puedo evitar recordar esta referencia cada vez que el Tour visita esta ciudad Alpina, enclavada en un valle en el que las montañas actúan como una olla a presión al calor de julio, y a la que en los últimos años, se le da un duro y peligroso bucle antes de alcanzar la línea de meta. Cuidado con Gap, que es lugar de sorpresas —que se lo digan a Beloki—, por mucho que la tranquilidad de la etapa no parezca anunciarlo.

Por eso, para minimizar pérdidas y esquivar amenazas, es conveniente tener contratado un buen seguro. Y ayer vimos unos cuantos a pleno rendimiento.

El seguro de Froome se llama Richie Porte. Subiendo el Col de Manse, Contador pasó al ataque una vez más, y tras un par de aceleraciones neutralizadas por el seguro de vida del Sky, consiguió en un tercer ataque que gozásemos de una de las máximas del ciclismo ofensivo: al ataque de un líder tiene que responder otro líder.

El seguro de Contador se apellida Kreuziger, y él garantizó con su ritmo sostenido que el australiano del Sky no gozase de los segundos de recuperación necesarios para continuar en su labor salvadora. Durante unos instantes Froome estuvo solo ante el peligro, y sus repetidas miradas hacia atrás indicaban su incomodidad ante esa situación.

Por esas mismas rampas en las que el líder —y el segundo en la general, Mollema—, eran puestos a prueba por Contador, se jugaban la etapa 10 minutos antes los supervivientes de la escapada del día -27 corredores—. Entre ellos Rui Costa, otro seguro de vida para su equipo, el Movistar, que a pesar de llevar un Tour con muchísimo protagonismo, aún no había conseguido ninguna victoria de etapa. Nadie pudo aguantar su ritmo subiendo, y se marchó en solitario a por su segunda victoria de etapa en el Tour, tras la ganada en 2011 en parecidas circunstancias. Un buen seguro este portugués a la hora de resolver escapadas.

Y en la bajada, mientras Contador seguía tensando la cuerda liderando el descenso, una pequeña caída en una curva a derechas vino a complicar de nuevo la existencia al primero y tercero en la general. Contador se levantó rápido tratando de minimizar la pérdida; Froome, que no había caído pero que tuvo que echar pie a tierra para evitar besarla, se convirtió en compañero de su rival en labores de persecución. Y allí apareció Porte de nuevo, en su función de seguro, para tirar de ambos y conseguir que aquello quedase en una anécdota.

Quienes cayeron en la trampa de Gap fueron Ten Dam y Kwiatowski, ninguno de ellos contaba con seguro; más bien al contrario, porque el primero es el seguro de Mollema, segundo en la general. El holandés saltó del quinto al sexto en favor de Quintana, y el polaco igualmente cedió un puesto —ahora es 11º—, y se alejó un minuto y medio del maillot blanco del colombiano, favorecido por ambas circunstancias.

Y la trampa de Gap continúa el jueves, que tras el banderazo inicial tendrán que ascender en frío camino de Alpe-D`Huez lo que ayer bajaron. Y ese dolor, mayor aún tras la crono de Embrun, no habrá seguro que lo minimice.

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