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Más bronce para España

El dúo libre de sincronizada consigue el quinto podio y refuerza su crecimiento, tras muchos líos, de cara a los Juegos de Río

Diego Torres
Margalida Crespí y Ona Carbonell, en el ejercicio de dúo libre
Margalida Crespí y Ona Carbonell, en el ejercicio de dúo libreDavid J. Phillip (AP)

La crisis que sacudió a la natación sincronizada española hace un año, agitada desde la federación por su presidente Fernando Carpena, partió por la mitad al dúo que entre 2009 y 2012 consolidaron Andrea Fuentes y Ona Carbonell. La renuncia de Andrea obligó a las nuevas entrenadoras a replantearse la participación en esta prueba. La nueva formación, compuesta por Ona Carbonell y Margalida Crespí, debió trabajar contra reloj para redondear la coreografía. La obtención del bronce, en la final del dúo libre, fue la culminación de un triunfo y un fracaso al mismo tiempo. El triunfo de las dos nadadoras, Margalida y Ona, que se acoplaron como pudieron en medio del borbollón administrativo, y el fracaso de una federación que no supo gestionar con armonía a su equipo más exitoso ni retener a la nadadora que lo lideró.

Tango, la coreografía que la exseleccionadora, Ana Tarrés, presentó en los Juegos de Londres, fue reproducida en estos Mundiales con una inevitable caída en la puntuación. Los jueces, que puntuaron la prueba olímpica con 96.900, rebajaron la calificación a 94.990 en la noche de ayer. “Nuestra idea con Andrea era hacer dos nuevas coreografías de dúo para estos Mundiales”, dijo Ona. “Pero cuando ella decidió no seguir, resolvimos no cambiar. Mantuvimos el Tango porque solo teníamos seis meses para prepararlo. En lugar de coreografiar nos concentramos en conocernos como dúo”, añadió la nadadora.

Cambió la posición con China respecto a Londres, pero

La final ha tenido todos los componentes rutinarios que han caracterizado a esta competición de sincro: puntuaciones arbitrarias de los jueces, excelencia rusa, rigor chino, y una sólida presencia española en la tercera posición, a salvo de la amenaza de Japón y Ucrania. La velada ha desembocado en la quinta medalla de España en estos Mundiales, siempre en natación sincronizada. Cambia la posición en el podio respecto a los Juegos pero se salva la medalla. “Somos muy jóvenes y nos queda mucho por delante”, dijo Ona. Amortizados los Mundiales, el grupo piensa en el largo plazo, en los Juegos de Río 2016.

Svetlana Romashina y Svetlana Kolesnichenko, la pareja rusa, han ejecutado una violenta representación de un concierto de rock duro. Se ataron el pelo en cuatro rodetes envueltos en brillantes de Swarovski, evocando el glam o el punk, y recorrieron la piscina a golpe de batería, a golpe de guitarra, crispando el agua con una vibración eléctrica. Fue insuperable. La coreografía china, demasiado pobre, no mejoró a la española por planteamiento pero sí por ejecución. Si en ocasiones las medallas se ganan y se pierden en los despachos, España ha perdido la plata en algún punto entre las oficinas del Consejo Superior de Deportes y los despachos de la federación. Esto no parece haber afectado a Carpena, el presidente de la federación, que ha recorrido las televisiones a pie de piscina con gesto satisfecho.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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