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“En el agua me transformo, soy más demonio que ángel”

Anna Espar lanza a portería durante el partido ante Rusia
Anna Espar lanza a portería durante el partido ante RusiaJAVIER SORIANO (AFP)

Dicen que es, por su talento, lo más parecido que ha dado el waterpolo español al mítico Manel Estiarte. Anna Espar (Barcelona, 1993) es un ángel, una niña dulce y encantadora, estudiosa y perseverante, que cada vez que se pone el bañador y el gorro se convierte en demonio. Un gol suyo decidió la última final de la liga universitaria de Estados Unidos, la más larga de la historia, que necesitó cinco prórrogas. Su chut le dio el triunfo a la USC, la Universidad del Sur de California donde juega becada, ante Stamford. Esta noche (21.45) se verá las caras en cuartos de los Mundiales precisamente ante las estadounidenses, ganadoras en la final de los Juegos de Londres.

Pregunta. ¿Cómo lleva eso de vivir en California?

Respuesta. La experiencia ha sido muy guay. Creo que he aprendido mucho a nivel personal y en la piscina, así que he colmado las expectativas.

P. ¿En qué ha cambiado?

R. A nivel deportivo, he trabajado mucho. El ambiente deportivo en una universidad americana es muy competitivo y por tanto, muy exigente. El caso que le hacen a los deportes es genial. El deportista se siente muy importante. Los entrenamientos son diferentes: nadamos mucho y hacemos muchas horas de táctico, por la tarde podemos estar cuatro horas en la piscina. Lo que más me ha impresionado es el espíritu competitivo de los americanos, es algo que lo llevan dentro.

P. ¿Y el campus?

R. El recinto es lo que hemos visto mil veces en las películas. Muy grande, con unas instalaciones espectaculares. Y sí, hay muchas fiestas, en las fraternidades. Pero nosotros lo tenemos prohibido. No sé si en todos los equipos, pero en el de waterpolo sí.

Vivir sola ayuda a madurar. En casa lo encontraba todo hecho"

P. ¿Qué diferencia al waterpolo norteamericano del español?

R. Que son muy físicas y que dan mucha importancia a las jugadas. Supongo que eso depende también del entrenador y el mío es serbio, así que no te digo más. En la universidad tenemos un libro de estrategia, en el que se contempla incluso qué tienes que hacer después de meter un gol. Yo prefiero jugar aquí mil veces, tenemos más libertad y decidimos más en el agua, manda más el talento. Pero he aprendido mucho.

P. Sus días son muy largos, ¿no?

R. Pues sí. Me levanto a las 5.45, de 6.00 a 7.45 hacemos piscina y piernas, de 8 a 14 tengo clase, luego almuerzo, descanso un rato y a las 16.45 vamos al gimnasio, aunque no cada día. A las 18 de nuevo a la piscina para hacer técnica, táctica y partidillo hasta las 21. Luego a cena, estudias y a dormir. Es exigente pero, además, creo que personalmente también he crecido. Vivir sola ayuda a madurar. En casa lo encontraba todo hecho y ahora… Echo de menos mucho a la familia.

P. ¿A usted le motiva especialmente el cruce con Estados Unidos?

R. Sí, mucho. Nos ganaron la final de una manera… no sé, es como si no hubiéramos competido y eso lo llevamos dentro. Habíamos empatado con ellas en el grupo y en la final no dimos una, nos pudo la responsabilidad, creo. No estuvimos a la altura y tenemos esa espina clavada. Además, ahora jugamos en casa… Va a ser un partido espectacular. Sabemos de su potencial pero podemos hacerlo y vamos a por ello. Por lo menos yo tengo una espina y me la quiero quitar.

P. Pero ellas son muy buenas, ¿no?

R. Sí, son muy buenas, pero podemos ganarles. Somos guerreras y pelearemos por conseguirlo, que no lo dude nadie.

P. Dicen que usted es un ángel, pero viéndola en el agua no lo parece...

R. Sí, engaño. En el agua me transformo. En la piscina soy antes diablo que ángel, es verdad. Es que no puedo perder nunca. Las derrotas me amargan.

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