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Jerusalén aclama al Barça

La comitiva azulgrana, que ayer visitó Palestina, completa su Tour por la Paz con la visita al Muro de las Lamentaciones y la recepción de las autoridades israelíes

Xavi y Mascherano escriben sus notas durante la visita.
Xavi y Mascherano escriben sus notas durante la visita.Pool (Getty)

Tras la noche de fervor popular de ayer en Cisjordania, el Barcelona está desarrollando hoy su segunda y última jornada del Tour por la Paz, la visita que le ha traído a Oriente Medio con el objetivo de acercarse a unas de sus aficiones más fieles y aportar, desde el deporte, un punto de encuentro entre enemigos históricos. Hoy le toca atender a los aficionados de Israel.

La plantilla de Tata Martino ha comenzado el día visitando a media mañana el Muro de las Lamentaciones de Jerusalén, el lugar sagrado para los judíos, vestigio del antiguo templo de Salomón. Un tercio del área reservada a los hombres ha sido bloqueada para los jugadores, que han bajado del autobús en plena explanada –un lujo solo concedido a las autoridades nacionales- y han accedido al recinto tras colocarse en la cabeza la correspondiente kipá, el sombrero judío, obligado en esta sinagoga al aire libre. Unas mil personas les esperaban, bordeando las vallas del muro. Entre ellas destacaban más camisetas de Argentina que del Barça, la devoción a Leo Messi de la comunidad argentina local estallando en azul y blanco.

Messi, Piqué y Neymar han sido los jugadores más jaleados

Samuel Ravinovich, el rabino del Muro, ha acompañado a la comitiva, le ha explicado la historia del lugar santo y le ha regalado unos libros de oración. Sin embargo, ha confesado que no conocía a ninguno de los jugadores, porque entre la comunidad ultraortodoxa a la que pertenece el fútbol no es precisamente una prioridad, y apenas si los hogares tienen televisión. El alcalde jerosolimitano, Nir Barkat, les ha agradecido la promoción de la ciudad en todo el mundo, con su posado tan significativo. Los jugadores, sin embargo, no han accedido a la Mezquita de Al Aqsa, tercer lugar santo en importancia para los musulmanes y uno de los símbolos de la causa palestina.

La devoción de la zona masculina se centraba en Messi, pero en la zona reservada a las mujeres los gritos eran constantes para Piqué y Neymar, con jóvenes subidas a las sillas para poder ver a sus ídolos. “¡Piqué, mira a las chicas!”, gritaba una joven israelí, etíope de origen, desesperada porque nadie miraba a esa zona, donde estaban además las mujeres periodistas, que no podían sumarse a la expedición por las órdenes de separación del recinto.

Emma, una madre judía originaria de Colorado, trataba de mostrarle a su hija Sara quién era quién. Su hijo Ehud, en el lado de los chicos, había conseguido al menos un apretón de manos de Iniesta. “Ya es feliz. Ha estado toda la noche sin dormir”, decía su madre. Messi, mientras, volvía a salir del Muro rodeado de un cinturón de seguridad, tal era el asedio de seguidores. La misma escena que la tarde anterior en la Basílica de la Natividad de Belén. Hay cosas que sí unen a palestinos e israelíes.

La plantilla y los directivos del Barça posan frente al Muro de las Lamentaciones.
La plantilla y los directivos del Barça posan frente al Muro de las Lamentaciones.Getty

De seguido, el Barcelona ha acudido a una recepción en la residencia del presidente de Israel, Simon Peres, a la que también ha asistido el primer ministro, Benjamin Netanyahu, en un gesto poco común, ya que ambos mandatarios, poco afines, suelen comparecer por separado. El presidente azulgrana, Sandro Rosell, ha entregado a la presidencia una escultura –un balón hecho en hierro, con motivos oníricos”- y dos balones clásicos de cuero. Netanyahu ha chutado con el suyo hasta la primera fila de invitados y luego ha tratado de cabecear con Piqué.

En los discursos, Peres ha agradecido al Barcelona su empeño en “cumplir los sueños” de los niños de Israel y Palestina y su ayuda por lograr “la gran meta de la paz”. “Ustedes llevan el mensaje de solidaridad, de amistad, de superar las debilidades, por todo el mundo (…). El deporte ayuda a superar las barreras y combatir el racismo (…). No hay color en los pies de un futbolista”, insistió. El presidente se mostró confiado en que su visita sea una herramienta de paz y espera que “todos ustedes y los palestinos puedan jugar al tiki-taka, de manera que todos podamos marcar el gol que esperamos, que es el gol de la paz”.

Rosell ha mostrado su deseo de que las negociaciones entre palestinos e israelíes prosperen

Netanyahu –que se declaró, como Peres, forofo del “Barza”- también agradeció los esfuerzos del Barcelona por promover valores “elevados” y mostró su confianza en lograr que los acuerdos de paz que se tratan en paralelo a la visita del Barcelona permitan lograr un estado “en paz y seguridad” con sus vecinos. “Si tuviera a Messi, Xavi e Iniesta en mi equipo, la posibilidad de llegar a la paz sería muy rápido, pero las cosas no son tan fáciles y es más complicado", ha manifestado, en su tono vehemente. Jordi Roura, entrenador adjunto, comentaba incluso: “Este hombre da miedo”, ante la firmeza de su discurso.

El presidente Rosell, en inglés, ha mostrado de nuevo su deseo de que las negociaciones entre palestinos e israelíes prosperen, para lo que prometió ayudar en la medida en que pueda, “aunque nuestro viaje sea solo una gota en el mar (…), pero creemos que tenemos todos muchas cosas en común y el Barça es una de ellas, sin duda”. Su deseo final: “que todos sigamos siendo amigos para siempre”. Al término del acto, se ha firmado un acuerdo para desarrollar más actividades conjuntas de educación para el deporte y contra el racismo, que esta tarde se presentará en Tel Aviv, donde el equipo debe entrenarse con niños judíos y árabes.

La cantante local Galit Giat ha cerrado el acto con una canción que llamaba a la paz. “Ojalá”, insistía la letra. Los jugadores la han jaleado con palmas flamencas.

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