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La Real reencuentra la huella de la Champions en Lyon

El equipo blanquiazul se enfrenta al Olympique, el club que le eliminó en octavos en 2004

Agirretxe celebra un gol contra el Valladolid
Agirretxe celebra un gol contra el ValladolidANDER GILLENEA (AFP)

La huella de la Champions League de la Real Sociedad se remonta, en su última pisada, al año 2004, cuando de la mano de un francés, Raynald Denoueix, cayó eliminada por un equipo francés, el Olympique de Lyon, entonces emperador de Francia con siete títulos de Liga consecutivos y un plantel de futbolistas que poco a poco se fue desparramando por Europa al calor de los clubes más poderosos (Malouda, Essien, Benzema, el exbarcelonista Anderson o el cañonero Juninho Pernambucano). Aquella huella se perdió y ahora reaparece en la previa de la Champions con el mismo rival, los mismos estadios pero distintos protagonistas. Nada queda de Xabi Alonso, Kovacevic, Nihat y compañía, y nada queda de aquel OL que incluso la pasada campaña concluyó tercero en el campeonato francés, un lugar que tenía casi olvidado.

Todos los emparejamientos

Schalke 04 (ALE) - Methalist (UCR)

Paços Ferreira (POR) - Zenit de San Petersburgo (RUS)

PSV Eindhoven (HOL) - AC Milan (ITA)

Fenerbahçe (TUR) - Arsenal (ING)

Dinamo Zagreb (CRO) - Austria de Viena (AUT)

Ludogorets (BUL) - Basilea (SUI)

Viktoria Plzen (RCH) - Maribor (ESL)

Shakhter (KAZ) - Celtic Glasgow (ESC)

Steaua Bucarest (RUM) - Legia Varsovia (POL)

El viejo Stade Gerland, municipal, con su aire vetusto, ajeno a los prodigios de la arquitectura futbolística, acogerá el partido de ida el 20 o 21 de agosto, y Anoeta, el partido de vuelta una semana después, en busca el OL de la gloria perdida y la Real, de los viejos recuerdos que casi tenía olvidados tras penar por la Segunda División y reconstruirse a base de fe en los principios más que en el falso poder de los escuálidos talonarios. El sorteo se presentaba complicado para los realistas con cinco rivales de postín (Milan, Arsenal, Schalke 04, Zenith y OL). Ninguna pera en dulce, ningún mirlo blanco en el bombo, pero el conjunto que ahora dirige el joven Jagoba Arrasate había dedicado un lugar en sus sueños al OL. Prevalecía en sus preferencias el carácter transitorio del equipo francés por encima de su experiencia en la Champions, un torneo que ha disputado en 11 ocasiones, cayendo casi siempre en cuartos de final, salvo hace tres temporadas cuando alcanzo las semifinales del torneo. El Zenith ruso, con menos nombre, quizás, era temido por su consistencia como equipo y, sobre todo, por alcanzar esta eliminatoria con un mes de competición en la Liga de su país. Ingleses, italianos y alemanes eran moscas a espantar.

La Real alcanza esta temprana eliminatoria con dos dudas: la vida sin Illarramendi, el faro, el guía del equipo, y la suavísima pretemporada que ha realizado pensando más en el conjunto de la campaña que en la eliminatoria europea que ya le ha reportado 2,1 millones de euros, por participar, pero que de eliminar al rival francés incrementaría notablemente sus ingresos, algo que le daría la tranquilidad económica que ansía. El Olympique de Lyon ofrece su mejor versión en el centro del campo con Gourcuff, el que fue la esperanza blanca del futbol francés pero confundido por un camino tortuoso en Milan y en la selección, y Gonalous, otro prometedor futbolista. Gomis es el puñal y Fofana, la espada, de un equipo multirracial, al más puro estilo francés. Quizás es la eliminatoria soñada por los dos, aunque para uno acabará siendo una pesadilla con la pedrea de caer a la Liga Europa. A ambos, por venir de donde vienen les sabrá a poco.

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