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Un gran gol para un mal día

El Barcelona vence (0-1) a un Málaga fuerte y ordenado con un buen tanto de Adriano, pero pasa muchos apuros por el deficiente estado de forma de sus jugadores más distinguidos

Ramon Besa
Neymar trata de irse de Jesús Gamez.
Neymar trata de irse de Jesús Gamez.Jorge Guerrero (AFP)

La vida sin Messi continúa siendo de momento llevadera para el Barça. También pueden pasar los partidos sin que Neymar sea titular y juegue solo la última media hora, como pasó también en Málaga. Ha menguado la vena artística y se impone la vía obrera en el equipo de Martino. Tiempos para jugadores de club como Adriano y no para figuras, momentos de celebrar un tanto y no goleadas, días de resultadismo que exigen defensas numantinas y despliegues al uso nada conocidos en los mejores días del Barcelona. Acabó en su área encomendado a los palos y a Valdés. El 4-4-2 sirvió para cantar victoria con un gol desde fuera del área, poca cosa ante un equipo como el Málaga.

Martino entregó el partido con descaro a los volantes y a los extremos, especialmente a Alexis y Cesc, uno de los futbolistas más en forma, vestido de falso 9. La ausencia de un lateral de ataque como Alves aumentaba todavía más el protagonismo de Cesc, y, sobre todo, la necesidad de su llegada y sorpresa en un equipo que apela a la cultura del esfuerzo con jugadores como Pedro, Alexis y Mascherano, los únicos que no descansan nunca junto con los centrales, el portero y Xavi. El estilo es innegociable por más vueltas que dé el motor del 6 azulgrana. Al ralentí, con una punta de gas o en plena forma, Xavi no para con Guardiola, ni con Vilanova ni ahora con el Tata.

MÁLAGA, 0; BARCELONA, 1

Málaga: Willy Caballero; Gámez, Sergio Sanchez, Angeleri, Antunes; Pawlowski (Eliseu, m. 63), Darder, Camacho (Seba Fernández, m. 76), Tissone, Fabrice (P. Morales, m. 76); y Roque Santa Cruz. No utilizados: Kameni; Roberto Chen, Duda y Portillo.

Barcelona: Valdés; Adriano (Alves, m. 46), Piqué, Mascherano, Alba; Xavi, Song, Iniesta (Sergio Roberto, m. 83); Alexis, Cesc y Pedro (Neymar, m. 63). No utilizados: Pinto; Bartra, Busquets yTello.

Gol: 0-1. M. 44. Adriano resuelve con la zurda un pase hacia atrás de Alexis.

Árbitro: Matheu Lahoz. Amonestó a Gámez, Sergio Sánchez, Darder Alexis y Alves.

La Rosaleda. Unos 28.000 espectadores.

El equipo mantiene su identidad y se esfuerza mucho más en la cancha. Ha perdido, en cambio, desequilibrio individual y colectivo por las ausencias de sus estrellas y porque Iniesta aún no está fino, de manera que no fue fácil llegar hasta Cesc y el fútbol se cargó hacia la banda de Alexis, que picó más desmarques que Pedro. A falta de creatividad y regate en ataque se imponía madurar el partido sin dar concesiones en defensa. No protestó el Málaga. Muy bien parado con una línea de tres en el medio centro (Darder, Camacho y Tissone), el equipo andaluz procuraba negar al rival sin renunciar a alcanzar el área de Valdés. Los goles de transición o estrategia también cuentan ante el Barça.

Intensos y agresivos con la pelota, los muchachos de Schuster se organizaron bien y se repartieron mejor el espacio para evitar que los azulgrana dispusieran de situaciones de superioridad y de ocasiones. Ya se sabe por lo demás que Song difícilmente juega al primer toque. Así las cosas, el partido se fue muriendo poco a poco, presa de la lentitud y de la falta de profundidad, solo alterado por las intermitentes entradas de Cesc y las escaramuzas de Alexis. No había elaboración sino que se imponía la recuperación ante las pérdidas reiterativas. La sorpresa era constatar cómo los azulgrana ganaban las acciones divididas y las segundas jugadas, ejemplo ahora de laboriosidad.

No perdía la atención ni la concentración el Málaga y no espabilaba el Barça, reiterativo en sus problemas para atacar una zaga poblada y solidaria, la retaguardia del trivote dispuesto por Schuster. El partido despertó entonces de la forma más inesperada cuando Adriano enganchó con la zurda un disparo de rosca desde la derecha que sorprendió a Caballero. El latigazo del brasileño fue tan certero como sorprendente y recordó de alguna manera que para ganar un encuentro se necesita chutar a portería cuando no hay manera de besar la red con el cuero en los pies. El problema es que Adriano se dejó el bíceps femoral en su remate lejano y ajustado como ya es norma también en el Barça. Adriano se lesiona con la misma facilidad con la que marca goles bellos e imposibles que sacan al equipo del peor de los partidos, como pasó de nuevo en la Rosaleda. El gol, en cualquier caso, no varió el guion hasta que salió Neymar. El técnico acostumbra a poner al brasileño en la última media hora para que aproveche el desgaste del rival. Aguardando a Neymar se presentó Eliseu y armó una contra con Santa Cruz que no acabó en gol porque lo impidió el palo izquierdo de Valdés después del tiro de Fabrice. La jugada delató que el encuentro permanecía abierto, por si se le había olvidado al Barça.

La incertidumbre duró hasta el final porque al Barça le faltaron soluciones para cerrar el partido pese al interés de Neymar. El 11 fue el primer azulgrana que se atrevió con el mano a mano y por extensión exigió a Caballero. No pudo Neymar ni tampoco Schuster. Orgulloso por tener opciones de puntuar hasta el último momento con un equipo joven y todavía por montar, el técnico malaguista se la jugó con los cambios y provocó el pánico en la zaga azulgrana con dos remates a los que replicó muy bien Valdés. El mal final aumentó el valor del gol eléctrico de Adriano después de un partido flojo por parte de un Barça muy fabril e industrioso, sin pegada ni frescura, excesivamente desfigurado.

Aunque rotar y dosificar no está reñido con ganar, el Barcelona precisa de la presencia de Messi y de Neymar, de la recuperación de Iniesta y Xavi, y de cuantos jugadores marcan diferencias, para recuperar su mejor fútbol. En plena canícula de agosto en Málaga, su partido fue para olvidar y no para contar como es norma de una casa tan afamada como la del Camp Nou.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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