_
_
_
_
_

“No hay un solo camino para el éxito”

Ya en segunda ronda, Nadal defiende su capacidad para adaptarse y renovar su propuesta.

Nadal observa la pelota.Foto: reuters_live | Vídeo: t. CLARY (afp) | reuters-live!
Juan José Mateo

“No hay un solo camino para el éxito”, dice Rafael Nadal tras tumbar 6-4, 6-2 y 6-2 al estadounidense Ryan Harrison en su debut en el Abierto de Estados Unidos. Este es un tenista casi irreconocible. En su vuelta a la central del último grande del año, que no pisó en 2012 por lesión, el mallorquín es un jugador renovado, que ha adoptado decisiones distintas a las de sus compañeros de la élite y que se ha atrevido a romper con los límites que se marcó a sí mismo en capítulos previos de su carrera. El Nadal que siempre preparó de menos a más el Abierto de EEUU porque llegó “quemado mentalmente” en 2008 se presenta ahora rebosante de partidos (57 en total) y como campeón de los dos Masters 1000 previos. El Nadal que se impuso en 2010 con un saque supersónico, entregando solo cinco breaks en la quincena, la mejor marca de la historia, reniega ahora de ese servicio. El Nadal que escucha hablar hoy de preparaciones revolucionarias, dietas futuristas y cambios radicales oferta sentido común, pide mente abierta para que cada uno aplique lo que le funciona.

“No hay un solo camino para conseguir el éxito”, insistió varias veces tras desarbolar a Harrison con 28 ganadores y ningún break en contra, convertido desde hace tiempo en el campeón de la sencillez — “Siempre he tenido la teoría de que lo más importante es ser feliz, disfrutar de lo que haces, y estar mentalmente fresco (...) No todos los jugadores que han tenido éxito jugaban igual ni hacían las mismas cosas”—, y listo para adaptar su mente a los cambios de un calendario necesariamente sometido a los vaivenes de los resultados.

“En 2010 gané aquí y jugué bastante mal en Toronto y Cincinnati. En 2011, lo mismo, jugué muy mal antes y llegué aquí y perdí en la final. ¿Quemado? Si pierdo no va a ser por estar quemado mentalmente, como pudo ser en 2008, que llegué muy cansado”, argumentó el número dos sobre los diez partidos que llevaba este verano al llegar a Nueva York, por los siete de Novak Djokovic, los cinco de Andy Murray y los cuatro de Roger Federer, que anoche no pudo debutar contra Zemlja por culpa de la lluvia. “En 2009, llegué con el abdominal roto. Sinceramente, lo que menos me siento es cansado mentalmente. Eso no va a ser un motivo de derrota. Lo que prefiero, la realidad, es llegar como este año. Pase lo que pase aquí me iré habiendo hecho una gran gira”.

Lo más importante es ser feliz, disfrutar de lo que haces y estar mentalmente fresco Rafael Nadal

Nadal, al que le ha llegado el sorprendente runrún de que podría jugar ya el miércoles su segunda ronda, contra el ganador del Pospisil-Silva, compite por primera vez en su carrera un grande sobre pista dura como el máximo favorito. Opta al número uno. Gobierna, además, sobre pista dura (16 victorias y ninguna derrota en 2013). Para llegar a esa situación no ha necesitado reencontrarse con el saque que en 2010 le ayudó a domar el viento en contra de la central y el talento al resto de Djokovic con picos de hasta casi 220 kilómetros por hora.

“Después de muchos años probando muchas cosas con el saque, mejorándolo, para tener un saque más potente, que me diera más, se ha llegado a la conclusión de que no necesariamente para jugar bien necesito sacar como saqué entonces”, explicó el mallorquín, reflexivo tras su victoria. “Si ocurre, fantástico. Las probabilidades de que ocurra son pequeñas. Las probabilidades de que me desestabilice mi juego en general son grandes. La bola me vuelve más rápida, suele bajar bastante mi porcentaje de saques, y puedo dejar de hacer la que ha sido mi base durante toda mi carrera, la que sigue siendo hoy, aunque se intente que sea de posición más adelantada, con golpes más decisivos y agresivos que en el pasado”, añadió. “Es una opción, pero al día de hoy no sé si es el camino a seguir. No solo hay un camino para sacar bien y tener éxito. No es solo llegar y pegar la gran bomba. Hay otros caminos. Un saque más constante, que me da la tranquilidad de que las cosas así normalmente salen bien”, cerró.

Todo lo razonó Nadal en un día de viento fiero y lluvia intermitente, en el que Harrison intentó morder y acabó con los dientes mellados. El español, que consiguió el primer break con una recuperación espectacular, volvió a pisar la central del Abierto de EE UU. Nueva York vio a un Nadal distinto, más agresivo y decisivo, de menos desgaste, pero con las mismas ambiciones de siempre: el título y el trono del tenis.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_