Lección magistral de Serena

El reloj despierta a Carla Suárez de su sueño con la misma frialdad con la que Serena Williams va sumando juegos en los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos. A los 12 minutos suena la alarma, porque la española pierde 0-4. A los 19, 0-6. A los 32 ya va set y break abajo (0-6 y 0-1). A los 52 minutos, en menos de una hora, la número 20 del mundo dice adiós en bicicleta y con el escaso botín de 18 puntos ganados. En la central de Nueva York, donde soplaba el viento, hubo un huracán con raqueta. Serena Williams dejó una lección magistral y se clasificó para semifinales.

“Carla es una muy buena jugadora, pero las condiciones de juego eran muy duras”, dijo sobre el viento la número uno mundial, elegante siempre, intentando dulcificar la dureza de la derrota de la española. “Llevo jugando aquí como 50 años y me he ido acostumbrando”, le lanzó otro guiño tras sumar el segundo 6-0 y 6-0 de la Era Abierta (desde 1968) en los cuartos del último grande del curso.

“El partido ha sido más largo porque había tele y te tienes que quedar sentada en los cambios hasta que digan ‘time’ [por los anuncios]”, bromeó Suárez, la primera española en la antepenúltima ronda del Abierto de EE UU desde 1998. “Serena es muy fuerte, y cuando jugué con el viento en mi contra no tuve la más mínima oportunidad”, se sinceró. “Cuando juegas con Serena sabes que estas cosas pueden pasar. Por algo es lo que ha sido y es lo que es. Al final, es la número uno. Es la mejor de este deporte", añadió. "Serena está a un nivel que no están las demás. A nivel tenístico, físico y mental, todavía tengo margen de mejora y ese margen es para llegar al nivel de las top-5, de las top-10. Salgo reforzada, con confianza, y con ganas de seguir trabajando para alcanzarlas”.

En el día de su 25 cumpleaños, pensando ya en la gira asiática, que le llevará hasta Tokio y Pekín, Suárez se llevó un doble 6-0 pero siguió pensando en que llegar al top-10 es posible, como diciéndose que Serena es de otro planeta. No fue la única que sufrió la ira de un número uno: pese a que empezó muy romo al resto, Novak Djokovic le endosó un 6-3, 6-0 y 6-0 a Marcel Granollers en octavos.