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Estambul, dos continentes para apagar los escándalos

La candidatura de la ciudad turca confía en que su poderío económico prevalezca sobre las protestas y el dopaje

Jóvenes turcos despliegan en Estambul una bandera durante una visita de la comisión de evaluación del COI.
Jóvenes turcos despliegan en Estambul una bandera durante una visita de la comisión de evaluación del COI. ozan kose (afp)

Hasta hace unos meses, Turquía estaba convencida de que nada ni nadie podría evitar que los Juegos Olímpicos de 2020 se celebraran en Estambul, la mayor ciudad del país, con unos 13,5 millones de habitantes, y su capital económica y turística.

Estambul ofrecía la posibilidad única de organizar la cita olímpica en una ciudad que cubre dos continentes y por primera vez en un país musulmán. “Los aficionados podrán acudir a las pruebas de remo en Asia por la mañana, ver el rugby en Europa por la tarde y salir de celebración por la noche en las cosmopolitas costas del emblemático Bósforo”, anunciaba gráficamente un panfleto de la organización.

Quedan por construir 27 de las 38 sedes proyectadas para los Juegos

Poco parecía importar que Estambul aún tuviera que construir 27 de sus 38 sedes proyectadas. Que además se repartirán en siete zonas diferentes en una ciudad famosa por sus atascos de tráfico. Ni que sea una candidatura arriesgada que necesita un presupuesto enorme para desarrollar las infraestructuras necesarias, de 19.200 millones de dólares (unos 14.500 millones de euros), aunque una gran parte, unos 16.500 (12.400), está destinada a proyectos a largo plazo, que se realizarán independientemente de que el sábado el COI les conceda los Juegos.

La candidatura cuenta con el apoyo absoluto del Gobierno y de su primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, quien en el pasado fue alcalde de Estambul. Las autoridades turcas daban por hecho que los Juegos de 2020 serían una muestra más del poderío y del crecimiento económico de Turquía en los últimos años.

El PIB turco ha crecido un 5,2% de media anual desde 2002 y Estambul se ha convertido en la sexta ciudad más visitada del mundo. Además, el 83% de sus habitantes querían los Juegos, el porcentaje más alto de entre las tres ciudades candidatas, según la encuesta del Comité Olímpico Internacional (COI) publicada en marzo.

Para desarrollar sus infraestructuras son necesarios unos 14.500 millones

“Estambul ofrece garantías porque tiene la capacidad, tiene el dinero y tiene excelentes compañías de construcción”, comenta Bagis Erten, director en Turquía de la cadena Eurosport, colaborador en otros medios deportivos y coordinador del programa de Comunicación Deportiva de la Universidad Kadir Has de Estambul.

Pero entonces comenzaron las desgracias para la candidatura turca. Desde finales de mayo, Estambul y el resto de Turquía vivieron varias semanas de protestas multitudinarias contra el Gobierno. En todo el mundo se vieron imágenes de la violenta represión policial, que dañaron la imagen de la ciudad y redujeron el número de turistas durante esos días.

Las protestas surgieron como respuesta a la agresiva política urbanística del Gobierno, que alardea de estar ya construyendo “24 estadios, 179 centros deportivos, 42 piscinas, 14 instalaciones atléticas y 762 sedes para gimnasia, tenis y otros deportes”. Aquellos días, muchos manifestantes aseguraban que no querían los Juegos en Estambul, y entre los críticos con el Gobierno también hay muchos que se oponen a que su ciudad acoja unos Juegos que no consideran oportunos ni necesarios en este momento.

“Mi motivo principal en contra de Estambul 2020 son los factores medioambientales: el proyecto se basa en un plan muy destructivo, serían los Juegos de TOKI (la autoridad urbanística estatal) y no los de la promoción de una cultura deportiva”, se lamenta en este sentido Sevket Furkan Erbay, director de las revistas Tenis Dunyasi y Atletizm Dunyasi (El Mundo del Tenis y El Mundo del Atletismo) y también comentarista en la cadena internacional Eurosport.

Los conflictos sociales surgieron como respuesta a la política urbanística

En el plano deportivo, la candidatura de Estambul se ha visto salpicada por los 32 atletas turcos que han sido suspendidos por dopaje. Entre ellos están Esref Apak, que ganó la plata en lanzamiento de martillo en Atenas 2004, y Nevin Yanit, doble campeona de Europa de los 100 metros vallas.

Además, dos de los tres clubes de fútbol más importantes del país, el Fenerbahçe y el Besiktas, ambos de Estambul —el Galatasaray sería el tercero en discordia—, han sido apartados de las competiciones europeas por su implicación en un caso de amaño de partidos durante la temporada 2010-11. En el caso del Besiktas, la sanción será de un año, pero el Fenerbahçe no disputará un partido en Europa durante los próximos dos, después de que el TAS reafirmase la semana pasada la decisión de la UEFA. Por si fuera poco, la FIFA criticó la escasa presencia de espectadores en los estadios turcos durante la celebración del Mundial Sub-20, entre junio y julio pasado.

“Al principio, yo estaba encantado con que Estambul organizara los Juegos Olímpicos, los necesitamos y siempre he defendido su celebración para crear una nueva cultura deportiva en Turquía”, comenta algo decepcionado Erten. “Pero durante la candidatura, no he visto esto, he visto los proyectos de construcción, he visto la política deportiva orientada a las medallas de oro, he visto una cierta obsesión, pero no he visto la cultura deportiva”.

El Besiktas y el Fenerbahçe están apartados de Europa por amaño de partidos

Sin embargo, y en un alarde de optimismo, los organizadores de la candidatura turca quieren hacer una lectura positiva de estos sucesos. “Lo que pasó en Turquía con las protestas y el dopaje es algo que quiero conectar de un modo positivo”, aseguró a Reuters en agosto Hasan Arat, el director de la candidatura de Estambul.

“Las protestas se acabaron en Turquía. Ya no hay un problema, ése no es un problema fundamental para Turquía. En cuanto al dopaje, estamos haciendo limpieza, tenemos una tolerancia cero. Es un mensaje muy claro para los tramposos que usan drogas en Turquía”, añadió entonces Arat.

Lo cierto es que cuando apenas quedan dos días para que el COI haga pública su decisión, la delegación turca en Buenos Aires, liderada por el propio Erdogan, y la mayoría de la gente en Turquía confía en que el COI no se quedará solo con Asia o con Europa sino que se decidirá por ambas: que elegirá Estambul.

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