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Wawrinka destrona a Murray

En plena resaca tras su título de Wimbledon, el escocés se inclina 6-4, 6-3 y 6-2 sin un solo punto de break a favor

J. J. M.
Wawrinka trata de devolver una bola.
Wawrinka trata de devolver una bola.AL BELLO (AFP)

El partido se decide en seis puntos. Durante un juego eterno, el 5-4 de la primera manga, Stan The Man Wawrinka va pegando dentelladas sobre la derecha de Andy Murray, el campeón defensor, que va deshilachándose por medio de su peor golpe. El suizo va sumando una bola de set tras otra, y todas, una, dos, tres, cuatro y cinco, las defiende el escocés con la garra de los campeones. La sexta es otra cosa. Esa es una pelota que gana Wawrinka e incendia el partido. De pelotazo en pelotazo, decidido, brillante con su revés a una mano, el número 10 mundial se clasifica para sus primeras semifinales en un torneo grande, derrumbando al campeón de 2012 (6-4, 6-3 y 6-2), que pone en peligro su número tres del mundo. Por todo el mérito del suizo, que fue mucho, hubo también un mal día de Murray. Por segunda vez en su carrera, el británico no se procuró ni una bola de break en un duelo en un torneo del Grand Slam (Wimbledon 2008). Síntoma de que su cabeza estaba en otro sitio.

“Cuando trabajas duro para algo durante años, y lo consigues, lleva tiempo emocionarte de nuevo [con la competición], ponerte a entrenarte de nuevo al 110%”, explicó Murray inmediatamente después de la derrota y refiriéndose a la huella que había dejado en su cerebro el triunfo en Wimbledon, que cerró una sequía de 77 años para el tenis británico masculino en la catedral de la hierba. “Creo que es natural después de lo que pasó”, añadió. “Los últimos juegos de Wimbledon fueron un reto gigantesco a nivel mental, aunque para ustedes no parecieran nada especial”.

Cuando trabajas duro para algo durante años, y lo consigues, lleva tiempo emocionarte de nuevo" Andy Murray

Durante el torneo, los técnicos más observadores del vestuario concluyeron que Murray no estaba listo para asaltar el título. Su preparación había carecido de la dureza necesaria, su hambre había quedado saciada por el título de Londres y sus tiros estaban huérfanos del picante necesario. Esos mismos ojos estimaron muy positivamente la evolución de Wawrinka, un chicarrón de 28 años que desde abril ha ganado a siete top-10, y que en Nueva York ya tumbó al temible Tomas Berdych, semifinalista en 2012. Ahora, el suizo se enfrentará por la final con Novak Djokovic, ganador por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-0 de Mikhail Youzhny. Un reto mayúsculo para el que se puede sentir preparado: este mismo año estiró a Nole hasta el 12-10 en el quinto set de su cruce en el Abierto de Australia.

Para empezar, derribó a Murray: “Una locura de partido por mi parte”, dijo.

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Sobre la firma

J. J. M.
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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