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Vettel es imparable

El alemán suma cómodamente su sexta victoria del curso, por delante de Alonso y Webber, iguala los 32 triunfos del asturiano y, con 53 puntos de ventaja, apunta a su cuarto Mundial

O. OPUIGDEMONT
Vettel lidera la carrera tras la salida en Monza.
Vettel lidera la carrera tras la salida en Monza. Mark Thompson (Getty)

La estabilidad en el reglamento técnico que iba a convertir este Mundial de fórmula 1 en un todos contra todos solo le ha durado seis meses a Red Bull y a Sebastian Vettel. En cuanto Adrian Newey ha tenido unos días para descansar y darle un poco a la cabeza, el ingeniero más influyente del momento, uno de los principales artífices del pelotazo que ha dado el alemán en los últimos tres años, ha vuelto a liarla con el RB9, afilando su último juguete hasta hacer de él un torpedo inalcanzable en manos del fenómeno de Heppenheim. Cuando aún faltan siete grandes premios para que la persiana se baje en Brasil (24 de noviembre), Vettel logró en Monza su sexta victoria, una más de las que acumuló en todo el 2012 a pesar de la igualdad que presumiblemente debía marcar este 2013, y tiene ya 53 puntos de ventaja en el Mundial. El segundo en cruzar la meta fue Fernando Alonso, que volvió a sacar los crampones y escaló tres puestos. Mark Webber completó el podio más incómodo para la dupla del búfalo rojo, que soportó estoicamente la rechifla de los tifosi.

Si el circuito italiano es un escenario prácticamente sagrado para Ferrari, también es muy especial para Vettel. Aquí se dio a conocer al mundo al volante de un Toro Rosso, alcanzando una victoria bajo la lluvia que le catapultó hacia el estrellato, y aquí consiguió en 2011 una victoria que entonces simbolizó su tremenda superioridad, esa que llevó a sus rivales a considerar aquel RB7 de entonces como el prototipo más dominante de la historia, si no el que más. Aunque su actual monoplaza no llegue a ese nivel, el chute que le han dado en verano le ha sentado de maravilla al coche para suerte de quien lo conduce, que se lo pasa bomba cada vez que sale a rodar. No hay nadie que pueda con este tricampeón que viaja imparable hacia su cuarta corona, una hazaña que hasta ahora solo han conseguido tres genios como Michael Schumacher (siete títulos), Juan Manuel Fangio (cinco) y Alain Prost (también cuatro).

La superioridad del piloto de Red Bull es tal que hasta su equipo debe frenarle

Ya no es que sus compañeros de parrilla no puedan hacer nada para atarle en corto, sino que hasta en su propio taller se las ven y se las desean para tratar de retenerle cuando circula al frente absolutamente solo con un colchón de seguridad más que confortable. En otras ocasiones, Vettel se ha sacado de la manga una vuelta rápida de esas que tanto le gustan, cuando todo ya está decidido a su favor, en el último penúltimo giro. Esta vez fue antes, poco después de salir de los garajes con los neumáticos frescos, cuando Guillaume Rocquelin, el hombre que le guía desde el muro y le aconseja por la radio, le dio el toque. “Esto es más de lo que necesitamos, Sebastian. Estas gomas tienen que aguantar 30 vueltas más”, le dijo Roky. A esas alturas (vuelta 28), su corredor ya gozaba de un margen de más de 10 segundos sobre Fernando Alonso.

El asturiano es consciente de que el tiempo se le agota. Si hasta ahora recurría a la machada que Vettel se sacó del sombrero el curso pasado con tal de seguir creyendo que la recuperación para poder ganar el Mundial era factible, esa esperanza es ahora prácticamente inexistente. El pasado jueves reconoció que la Scuderia se había dado un plazo de dos pruebas antes de abandonar el F138 y centrar la mayor parte de sus efectivos en el proyecto de 2014, un año en el que la normativa sufrirá un centrifugado exprés que seguramente pillará a más de uno a trasmano. Y, después de una nueva victoria de Vettel, llega el momento para el conjunto italiano de decidir qué hacer.

Delante de una hinchada entregada, Fernando Alonso hizo lo que pudo. Primero en la salida, quitándose de en medio a Hulkenberg, y más adelante saltando a la yugular de Webber (tercera vuelta), para terminar su remontada superando a Massa sin que el brasileño le presentara la menor oposición (en la octava). Cuando levantó la vista, el líder ya marchaba a más de cuatro segundos, una ventaja que aumentó tanto como quiso el germano, que teóricamente llegó aquí con una estrategia a la defensiva y que sin embargo se fue con la 32ª victoria de su palmarés, el mismo número de triunfos que figuran en la hoja de servicios de Alonso. La cifra le ha dado a Vettel para sumar ya tres coronas mundiales y rozar con los dedos su cuarto laurel.

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