_
_
_
_
_

El Villarreal, deuda cero

El club amarillo ha aprovechado su año en Segunda para reducir el coste de su plantilla y redoblar la apuesta por la cantera

Marcelino y Fernando Roig celebran el ascenso a Primera del Villarreal el pasado mes de junio.
Marcelino y Fernando Roig celebran el ascenso a Primera del Villarreal el pasado mes de junio.EFE

A los pocos días del descenso a Segunda, en junio de 2012, el presidente del Villarreal, Fernando Roig, saldó la deuda de 10 millones del club con Hacienda. Poco antes, había vendido una parte de su participación en la cadena de supermercados Mercadona, propiedad de su hermano Juan, para disponer de liquidez, “limpiar todo y empezar de cero”, cuenta un dirigente del conjunto amarillo, que este sábado recibe al Madrid en El Madrigal (22.00, Canal Plus).

Como tantos otros clubes de Primera, el Villarreal se había estado engañando, financiándose con traspasos (vendía a Forlán por 20 y compraba por 10 a Rossi), inflando el coste salarial de la plantilla hasta límites insoportables. “Nos pasamos de la raya, la bola era cada vez más grande”, abunda ese dirigente.

Un total de 11 jugadores de los 23 de la primera plantilla del Villarreal se formaron en la cantera

El último año de Manuel Pellegrini, un lustro de éxitos deportivos, supuso la reducción drástica del presupuesto, de 80 a 50 millones. Con Juan Carlos Garrido en el banquillo, el equipo siguió funcionando (cuarto en la Liga) sin prever que, al curso siguiente, caería en picado a la Segunda División. La cura de humildad sirvió para acentuar la reestructuración. Sin apenas ingresos, la entidad hubo de vender a sus estrellas (Rossi, Nilmar, Borja Valero y Diego López, además de a Marco Ruben, Jefferson Montero, Marcano, Wakaso y Zapata ) para compensar las pérdidas contables; bajar los salarios (Rossi y Nilmar cobraban más de cuatro millones anuales brutos; ahora solo pasan del millón de euros Bruno y Giovani dos Santos; y lo bordean Asenjo, Cani y Pina); y redoblar la apuesta por la cantera, 70.000 metros cuadrados de campos de entrenamiento y una residencia para unos 100 chavales rodeados de naranjos en la localidad rural e industrial de Vila-real, de unos 50.000 habitantes.

Un total de 11 jugadores de los 23 de la primera plantilla se formaron en esa escuela. Toda la defensa en las tres primeras victorias de Liga, Mario, Mussachio, Íñiguez y Jaume Costa, pasó por las categorías inferiores. Es el equipo, con el Sevilla, más joven de la categoría (solo Farinós, Cani y Dorado han cumplido ya los 30 años). El club le dedica a la formación siete millones del total de 50 de presupuesto (el octavo de Primera). Unos 26 van al coste salarial del primer equipo. Y el resto, para empleados, convenios con otros clubes más pequeños y unos 10 millones para pagar amortizaciones. Una cifra parecida de ingresos ordinarios entre los abonados (18.800), los derechos de televisión (está en la tercera escala, junto al Sevilla y el Athletic) y publicidad. A final de temporada, Roig espera recoger un superávit de 1,5 millones.

El club le dedica a la formación siete millones del total de 50 de presupuesto

En los años de bonanza, las administraciones valencianas trataron generosamente al Villarreal (20 millones en cinco años de la Diputación a cambio de la publicidad en las camisetas del Aeropuerto de Castellón). Pero el club entiende haberle sido mucho menos oneroso a las cuentas públicas que sus vecinos valencianos, el Valencia, el Elche y el Hércules, cuyas deudas fueron avaladas por Francisco Camps, expresidente del Consell. Sobrevenida la crisis, el Villarreal decidió perdonarle una deuda de “mucho más de cinco millones” a la Diputación por el patrocinio. “Hay otras prioridades”, convienen. Entre ellas, ayudar a los abonados sin empleo, que han podido renovar su pase gratis el primer año, pagando el 33% el segundo y el 66% el tercero.

La musculatura financiera le ha permitido fichar este verano a Giovani dos Santos y a Pina, ambos del Mallorca, por 10 millones, arrebatándole al delantero mexicano al Valencia. Giovani es el gran nombre de un equipo donde, Manu Trigueros, un mediocentro de la casa, representa el futuro. Con un estilo diferente del que le dio prestigio en Europa, semifinalista de Champions en 2006 con Pellegrini, más vertical ahora con Marcelino García Toral. El técnico asturiano sustituyó a Julio Velázquez en la 22ª jornada del pasado curso, siendo décimo, y logró el ascenso. “Antes queríamos parecernos al Barça y ahora al Madrid”, resumió Cani, uno de los veteranos que, junto a Bruno, acompañaron la reconversión del Villarreal en un proyecto rentable. Deuda cero y un horizonte prometedor.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_