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BALONCESTO | EUROBASKET
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Inquietante ‘deja vu’

Cusin y Calderón luchan por la pelota.
Cusin y Calderón luchan por la pelota.GEORGI LICOVSKI (EFE)

En un ejercicio competitivo entre dos contendientes, casi todo se puede explicar desde dos prismas, la virtud o el defecto. El buen o mal hacer queda casi siempre condicionado al valor que le des a lo propio y a lo ajeno. Un canastón puede ser minimizado criticando la defensa o una mala actuación justificada por el buen hacer del contrario. Delimitar lo que corresponde a una cosa o a otra es muy personal y admite opiniones. El desplome de la selección en el último cuarto, donde dilapidó una ventaja de 15 puntos para terminar en la lona en una prórroga que nunca debió existir, podría explicarse a través del elogio de los italianos, que porfiaron contra la lógica que dictaba que este partido ya estaba sentenciado cuando a falta de ocho minutos la diferencia en el marcador era enorme. Pero esta película, con diferentes matices, ya la hemos visto tres veces en este torneo, por lo que se puede llegar, sin grandes riesgos, a la teoría fundada de que el equipo español tiene un grave problema cuya responsabilidad es exclusivamente suya.

La victoria de Croacia y su significado fue como un sedante para la selección, que salió medio dormida

España no termina de cerrar los partidos cuando estos llegan vivos al terreno de la definición, incluso cuando lo alcanzan con el rival malherido y a falta de un último empujón. De repente, su defensa deja de ser efectiva (a los 26 puntos encajados ante Eslovenia y los 27 frente a Grecia, ahora se suman los 25 de Italia en el último cuarto) y el ataque se va complicando minuto a minuto. Donde antes había vías de resolución, ahora aparecen problemas de circulación o precisión. Desaparecen las ideas claras, cosas que se han hecho bien durante mucho minutos, como sacar máximo provecho a Marc Gasol, se quedan por el camino y el equipo va entrando en barrena. Cambian los jugadores pero la dinámica, una vez iniciada, parece un tren sin frenos. Confirmando que el ánimo es como la energía, ni se crea ni se destruye, solo cambia de lado, a la misma velocidad que España se va enredando, los contrarios se rearman en intensidad y confianza, lo que incide directamente en su puntería y como le ocurrió a Italia después de una nefasta racha en el tiro exterior, el aro se convierte en una piscina donde les entra casi todo, lo que no es casualidad. El asunto es feo, pues llegan los momentos decisivos y la repetición de dinámicas pueden terminar instalándose en las mentes de los jugadores, que lo menos que necesitan cuando se alcanzan la fase del KO, son dudas.

De todas formas, y dejando la conclusión definitiva para cuando toque, el partido fue más bien raro. La victoria de Croacia y su significado fue como un sedante para la selección, que salió medio dormida y como consecuencia fue pasada por encima por una Italia que me dio la impresión que nunca se tomó el encuentro como un vida o muerte. Tuvo que hacer Sergio Rodríguez de despertador en el segundo cuarto y una vez igualado el debate, Marc Gasol hizo acto de presencia.

Donde antes había vías de resolución, ahora aparecen problemas de circulación o precisión

Seguramente picado por el comienzo intimidador de Cusin, su marcador principal, se propuso darle una lección de quién es quién, y se hizo el amo del partido demostrando todo el enorme talento que atesora. Y en esas estábamos, saboreando la superioridad de Marc, la extraordinaria y singular clase de Sergio Rodríguez, o pensando en Lituania como rival cuando sobrevino el nuevo apagón. No es descabellado pensar y podría hasta ser entendible, que España diese el partido por ganado, pues casi lo estaba. Pero lo preocupante fue que una vez que se vio que quedaba faena, el equipo fue incapaz de cambiar la tendencia negativa en la que se había metido.

La derrota deja a nuestra selección por la (teórica) parte difícil del cuadro, con Serbia, Francia y Eslovenia como compañeros de viaje, aunque esto, comparado con la sensación de inquietante deja vu que dejó el partido, se queda casi en pura anécdota.

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