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No hay ningún plan contra Vettel

El cómodo triunfo del alemán ante Alonso y Raikkonen reafirma que Red Bull crece y el resto dimite

Oriol Puigdemont
Webber, subido al coche de Alonso.
Webber, subido al coche de Alonso. Paul Gilham (Getty)

A Red Bull le importa un bledo que los rivales hayan dimitido. Le da igual que McLaren comenzara de pena, que a Mercedes se le fundieran los plomos en el peor momento y que Ferrari se haya terminado borrando de la gresca por el Mundial para centrarse en el año que viene, el de la revolución técnica más grande de las últimas dos décadas. El viernes, primer día de ensayos en Singapur, Sebastian Vettel y Mark Webber lideraron la tabla de tiempos con la solvencia habitual, con un margen de más de un segundo sobre el tercero, Nico Rosberg. Aquella misma noche, la actividad en la pista concluyó a las 11 de la noche, cosas de este gran premio tan exótico, y a pesar de haber pasado el rodillo, sus mecánicos no abandonaron el complejo de Marina Bay hasta las 9 de la mañana, absolutamente deshechos, después de haberle dado la vuelta a un coche que ya era el más rápido antes de meterle mano. Ese espíritu es la esencia de la filosofía que ha impulsado a la escudería energética a convertirse en la referencia y a su primera espada a triturar todos los récords de precocidad anteriores.

Con el RB6, Vettel desbancó a Lewis Hamilton como el campeón más joven de la historia. El RB7, uno de los bólidos más dominantes que nunca ha existido, le puso a la altura de Fernando Alonso. Gracias al RB8, la temporada pasada se convirtió en un gigante. Llegados a este punto y a tenor de la marcha que lleva la tropa de Milton Keynes y cómo ha sabido revitalizar este último RB9, comienza a ser difícil describir las hazañas de Vettel, que circula lanzado hacia su cuarto título, el que le situaría en el mismo plano que Alain Prost. Lo más llamativo del caso ya no es todo aquello que logra sino cómo lo logra.

En Singapur, una de las plazas más exigentes del calendario por el pegajoso bochorno que invade el ambiente, el buque insignia de Red Bull se dio un festín a costa de sus rivales y se metió en el zurrón la séptima victoria del curso, la tercera consecutiva y la 33ª de su palmarés, una más de las que acumula Fernando Alonso. Ferrari lo hizo todo bien en la medida de las posibilidades del F138 y el español terminó el segundo, otra remontada, esta vez desde la séptima plaza, mientras que el tercero fue Kimi Raikkonen, que corrió doblado por un pinzamiento en la espalda que le sobrevino la noche del viernes al sábado, mientras visitaba la ciudad con unos amigos suyos que habían venido a verle desde Finlandia.

Lo más llamativo del líder del Mundial ya no es lo que logra sino cómo lo logra

Hace un año, Vettel inició aquí una serie de cuatro triunfos que le reengancharon a la pelea por el campeonato. Esta vez el estirón comenzó antes, en Bélgica, nada más volver de vacaciones. Eso significa que el prototipo del búfalo rojo está más afilado que nunca, circunstancia que, combinada con el extraordinario talento de su conductor, constituye una mezcla devastadora, capaz de adjudicarse la victoria, la pole y la vuelta rápida en una prueba tan dura como esta.

El sábado, en la cronometrada, el alemán se colocó al frente del pelotón con una sola intentona y eso le permitió reservar un juego de neumáticos blandos para el día siguiente. Ayer, el líder del certamen lo bordó. En la arrancada se defendió con arte de Rosberg, que le tiró el mercedes en la primera curva, pero se fue largo en la segunda, para después hacer una espantada de las suyas.

Vettel es tan rápido que ni siquiera el coche de seguridad, ese al que la mayoría considera el coco por la capacidad que tiene de ponerlo todo patas arriba, le provoca tiritona. Le resbala perder un cojín de 11 segundos (vuelta 25) porque después, ya con pista libre, consigue medio minuto en solo 13 giros, una diferencia que le lleva a salir de nuevo en cabeza, con ese set extra de gomas blandas, y a perderse irremediablemente hasta cruzar la meta 32 segundos antes que Alonso, su perseguidor más inmediato y que ya está a 60 puntos en la clasificación del Mundial. Ferrari optó por un camino distinto y no cometió un solo fallo, pero tal como están las cosas, contra Vettel no hay plan que valga.

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