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Una fábrica a los pies de Lorenzo

Yamaha promete más evoluciones al balear para recortar distancias con Márquez

Nadia Tronchoni
Jorge Lorenzo, en Alcañiz (Teruel).
Jorge Lorenzo, en Alcañiz (Teruel).Andreu Dalmau (EFE)

Imaginar una moto de carreras, diseñar un motor de 1000cc, mejorarla con un cambio de marchas supersónico desarrollado en solo 10 meses —cuando tu mayor rival, el primero que pensó en ello, claro, necesitó dos años—, y contemplar cómo alguien, un valiente, se acomoda encima de ella para volar con el depósito lleno de combustible durante las primeras vueltas de una carrera y dejar a años luz a sus rivales es el sueño de tipos como Nakajima-san, creador de la M1. Por eso el japonés, siempre discreto, se fundió en un abrazo con Jorge Lorenzo el domingo por la tarde en Misano, cuando el ganador de la carrera, ni un solo error, ni una maniobra errática durante aquellas 28 vueltas, salía de su taller; con la euforia Nakajima terminó levantando al mallorquín dos palmos del suelo. “¿Estás contento?”, le preguntó el piloto. “Muy contento, por supuesto. Lo hemos conseguido. Muy fuertes desde el principio. Increíble. Fabuloso”, le elogió con orgullo.

Entonces, en ese momento casi mágico, el deportista, inconformista hasta la extenuación, recordó que estaba en juego un campeonato del mundo: “Tenemos que trabajar. Quedan muchas carreras, aún estamos lejos”. Recapacitó. Era el momento de dar las gracias. Y lo hizo. “Con el seamless es mejor”. Y el cerebro de Yamaha pronunció las palabras mágicas: “Haremos más evoluciones. Seguro”. Y en ello está la fábrica de Iwata, que después de desarrollar un cambio de marchas similar al de Honda —Lorenzo lo estrenó en Misano—, se ha puesto al servicio del campeón del mundo, que hoy (14.00, Telecinco) estrena un motor —el quinto y último de los que quedaban por descorchar— con propiedades diferentes a los anteriores y algo más potente. También hay cambios más pequeños, como un nuevo freno trasero, más grande.

El campeón se quedó ayer en Alcañiz a 10 milésimas del líder del Mundial

El resultado se observa fácilmente en sesiones de clasificación como la de ayer, la mejor desde que logró su segunda y última pole del año, en Jerez, la tercera prueba del calendario. Lorenzo no se llevó la pole en Alcañiz, pero se quedó a solo 10 milésimas de Márquez, una nimiedad que demuestra el salto de calidad experimentado por la Yamaha. Además, hay pocos que compitan con el ritmo del mallorquín; y ese, la constancia vuelta a vuelta, es su fuerte. “Las prestaciones del nuevo motor se notan en las rectas; si ganamos un par de décimas por potencia, ya es mucho. Somos más competitivos en el cuarto tramo [el de la recta más larga de Alcañiz]”, explicó el piloto, quien también admitió que el trabajo en los entrenamientos libres le ha permitido mejorar la moto en frenada, donde sufre más este año.

Y en Yamaha lo saben. “La frenada siempre fue nuestro punto fuerte, eso y la entrada en curva, pero este año nuestros rivales [Honda] han hecho un gran trabajo. No solo han resuelto uno de los principales problemas que tenían, sino que además parecen haber mejorado más que nosotros en ese aspecto”, admite Massimo Meregalli, director del equipo. “Estamos trabajando desde Silverstone, jugamos con el balance de pesos de la moto para intentar resolver este problema. La reacción de Yamaha para resolver el problema, lo que ha hecho para reducir la desventaja con Honda quizá no sea muy visible, pero los resultados hablan por sí solos”, añade. Él y la fábrica entera sienten la presión de Lorenzo, a 34 puntos de Márquez, ansioso por reducir distancias a golpe de victoria: “Él siempre pide más, incluso cuando gana. Nunca está contento”.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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