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“El maratón enseña a correr riesgos”

La atleta Kathrine Switzer se convirtió en Boston en 1967 en la primera mujer que corrió oficialmente un maratón

Kathrine Switzer posa ante la fotografía del maratón de 1967.
Kathrine Switzer posa ante la fotografía del maratón de 1967. Samuel Sánchez

Una de las imágenes que mejor simboliza el imparable avance de las mujeres en el deporte es la de Kathrine Switzer en el maratón de Boston de 1967. Esa secuencia en blanco y negro en la que el director de la prueba intenta expulsarla a empujones de la calzada, su novio de entonces la defiende, y ella continúa, asustada pero victoriosa hasta la meta, camino de convertirse en la primera mujer que corrió oficialmente un maratón, cambió la historia del atletismo y del deporte. Y eso que aún tendrían que pasar cinco años para que se levantara el veto a las mujeres en Boston y 12 más para que el maratón femenino llegara al programa olímpico.

Switzer (nacida en Amberg, Alemania, hace 66 años), que ganó el maratón de Nueva York en 1974, no se cansa de contar esa historia y de animar a las mujeres a que sigan corriendo. Está en Madrid para presentar el primer maratón femenino de España, que se correrá en marzo en Palma de Mallorca, y que lleva el número 261, el de su dorsal aquel día, en honor de esta pionera.

Pregunta. ¿Qué siente cuando ve esas fotografías de 1967?

Respuesta. Me siento muy agradecida a ese hombre enfadado porque cambió no solo mi vida, sino la de millones de mujeres. La gente me dice: “Es terrible”. Y siempre contesto: “A su pesar, él hizo más por las mujeres atletas que nadie porque creó una imagen que se ha convertido en un icono de los derechos de las mujeres”. Es fantástico. Al final nos hicimos amigos.

El que quiso echarme de la carrera en 1967 era un hombre de su tiempo, somos amigos

P. ¿Se dio cuenta entonces de que estaba haciendo historia?

R. No, no, no. Lo que estaba es asustada. Lo único que quería era escapar de él y entonces mi novio le empujó y eso me hizo asustarme aún más. Solo quería salir de allí. Luego me di cuenta de que era un hombre de su tiempo. Me cabreé yo también. Pero si corres durante un largo trecho no puedes seguir enfadado porque lo sacas todo. Si corres y corres todo desaparece y llegas a un estado de meditación. Pensé: “Él está defendiendo su carrera, pero ¿por qué estamos las mujeres aquí? No estamos aquí porque estemos asustadas de gente como él”.

P. ¿Por qué era tan importante para usted acabar la carrera?

R. Porque si no terminaba habría gente que diría: “¿Lo veis? Las mujeres siempre intentan hacer cosas de hombres pero no lo consiguen. No nos creerían”.

P. ¿Y esa es la razón por la que decidió correr con dorsal? Porque antes que usted otras mujeres corrieron en Boston, pero a escondidas…

R. Las mujeres que habían corrido el año anterior se colaron. No tenían dorsal. Yo quería ser una corredora oficial. Mi entrenador insistió: “Esta es una carrera muy seria. Tienes que registrarte”. Era mi primer maratón y quería hacerlo bien.

P. ¿Se considera feminista?

R. Entonces no lo sabía todavía. Creo en la igualdad de derechos y en la igualdad salarial. Y desde luego creo que las mujeres tienen derecho a correr maratones. Me di cuenta de que era feminista. Una feminista es solo una persona que sabe que las mujeres merecen iguales derechos.

P. ¿Y cree que existe esa igualdad en el deporte?

R. No, no totalmente. En atletismo tenemos igualdad en los Juegos Olímpicos, pero hay países que no dejan a las mujeres salir solas, o tener una educación, mucho menos hacer deporte. Está prohibido en Arabia Saudí, pero en los Juegos de Londres vimos una mujer de Arabia Saudí, ¿y sabe por qué? Porque si no, no habrían dejado competir a ningún deportista de ese país. Esperaron hasta el último momento e inscribieron a una mujer que vivía en Estados Unidos [Sarah Attar]. Sin embargo, estaba allí, era árabe, y estaba en la pista sola, sin hombres, en televisión. Y eso es maravilloso. Me encantaría conocerla porque hizo historia, incluso más de la que yo hice en Boston. Espero que esté a salvo.

La atleta de Arabia Saudí que corrió en Londres hizo más historia que yo

P. ¿Por qué eligió usted correr? En los 60 había deportes que más fáciles para las mujeres.

R. Empecé como corredora cuando tenía 12 años para jugar al hockey. Me di cuenta de que cuando terminara el colegio no seguiría haciendo deporte. Me dio pena, así que empecé a correr por mi cuenta. Y entonces un entrenador me preguntó si quería entrenarme con el equipo masculino porque necesitaba a alguien que corriera la milla. Y lo hice. Fue una publicidad increíble. Luego conocí a un maratoniano y me di cuenta de que un maratón es algo que puedes entrenar por tu cuenta, no cuesta dinero y te da la sensación de conseguir algo grande, y fue por eso por lo que me convertí en maratoniana.

P. ¿Y sigue corriendo?

R. Sí. Cuatro o cinco veces a la semana. Y todavía corro maratones, aunque el último fue en 2011 en Berlín. Acabo de volver de una media maratón en Londres. Correr es muy importante para mí.

P. ¿Qué se siente cuando se cruza la meta después de 42,195 kilómetros?

R. Te sientes increíble, como si fueras capaz de todo. Bueno, a veces terminas y lo que piensas es: “no volveré a hacer esto en la vida”, pero 10 segundos después…

P. Hay quien dice que correr genera adicción.

R. Y es verdad. Es como una droga. Ahora tengo una pequeña lesión y no puedo correr tanto como quisiera y me noto irritable y no duermo tan bien.

P. ¿Por qué debe haber maratones que solo para mujeres?

R. Yo corro todo tipo de carreras. Pero hay tantas mujeres que se ponen nerviosas, que piensan que son demasiado viejas, demasiado grandes o demasiado lentas y que no quieren competir pero quieren esa experiencia... Hay otras mujeres que necesitan foguearse en estas carreras para competir mejor. Porque si estás en una carrera y eres la mejor mujer pero estás rodeada de hombres, te enfoca la cámara y la gente grita y tú tienes que arriesgarte. Es una experiencia totalmente diferente. Creo que las carreras femeninas enseñan a las mujeres responsabilidad, a asumir riesgos y a ganar y eso es muy importante.

P. Su imagen es un símbolo del avance de las mujeres en el deporte, ¿se le ocurre alguna otra?

Las carreras femeninas enseñan a las mujeres responsabilidad, a asumir riesgos y a ganar y eso es muy importante

R. Esa imagen de 1967 me hizo conocida, pero no popular. Había gente que me odiaba y gente que me amaba. Recibí cientos de cartas. Solo con el paso de los años la gente se dio cuenta de lo importante que fue ese momento. Otra imagen es la de esa mujer de Arabia Saudí.

P. ¿Y de otros deportes?

R. Se me ocurre esa en la que se ve a un grupo de tenistas con un billete de un dólar como protesta porque querían ser profesionales [fue en 1970]. Se arriesgaron a perderlo todo.

P. ¿Es Boston su maratón favorito?

R. Sí. Es una carrera muy especial, las calles son estrechas y es muy tradicional. Lo he corrido ocho veces y lo he comentado en televisión durante 36 años. Estaba el año pasado el día del atentado. Estuve cinco horas en la meta, pero me fui 20 minutos antes.

P. ¿Irá el año que viene?

R. Por supuesto. Va a ser la carrera del siglo, una celebración de superación del mal. Estaba pensado de hecho en correrlo, pero tengo que cumplir mi contrato. Tengo planeado correrlo en 2017. Cumpliré 70 años y será el 50 aniversario de mi primer maratón. Espero estar bien.

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Sobre la firma

A. IRÍBAR
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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