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El Elche suma y sigue

Suma su tercera victoria consecutiva al derrotar con solvencia a un Betis nervioso y sin fútbol, que se complica la vida

Rafael Pineda
Damián Suárez despeja el balón ante Jorge Molina
Damián Suárez despeja el balón ante Jorge Molina PACO PUENTES (EFE)

Un ordenado Elche, que jugó primero y se refugió bien después, se deshizo con facilidad de un Betis hecho un manojo de nervios, escaso de fútbol y con problemas evidentes, pues es blando en defensa y en ataque y jamás pudo con su rival. Ni en el primer tiempo ni en el segundo, cuando, además, jugó en superioridad. Un equipo donde la mano de Mel, antes mágica, se ha disipado. Un grupo algo desquiciado, con un central como Amaya jugando media hora de delantero centro. Una de las muchas decisiones que facilitaron la labor a un buen Elche. El equipo de Escribá encadena su tercera victoria consecutiva y respira. Fue mejor que el Betis y mereció siempre el triunfo, de principio a fin. El equipo andaluz, sin su goleador Rubén Castro, recién operado, es un barco sin rumbo y, lo que es peor para él, da la impresión de que la planificación no ha hecho sino empobrecer a un grupo destinado a competir en tres torneos.

BETIS, 1 - ELCHE, 2

Betis: Sara; Chica (Chuli, m. 46), Paulao, Amaya, Nacho; Lolo Reyes, Matilla (Verdú, m. 58), Salva Sevilla (Cedrick, m. 66); Juanfra, Jorge Molina y Juan Carlos. No utilizados: Andersen; Didac, Perquis y Nosa.

Elche: Manu; Damián, Botía, Lombán, Cisma; Rubén Pérez, Javi Márquez (Carlos Sánchez, m. 77); Gil, Manu del Moral (Mantecón, m. 60), Fidel; y Coro (Boakye, m. 85). No utilizados: Toño; Generelo, Rivera y Aarón.

Goles: 0-1. M. 29. Manu del Moral. 0-2. M. 33. Fidel. 1-2. M. 41. Jorge Molina.

Árbitro: Velasco Carballo. Expulsó a Cisma (m. 47). Por doble amarilla. Amonestó a Amaya, Matilla, Cisma, Botía, Salva Sevilla, Juanfran y Manu Herrera.

Benito Villamarín. 30.750 espectadores.

Al principio reinó el barullo. Dos equipos con miedo a definirse, jugando a lo fácil, extrañamente despersonalizado el Betis, que pasó más tiempo de la cuenta buscando el balón en largo, olvidando que su crecimiento se forjó de otra forma, con más apego a la pelota. Mel buscó el juego por las bandas con Juanfran y Juan Carlos y se encontró con un atasco monumental, producto a medias del buen planteamiento del Elche y también de la incapacidad de sus centrocampistas para generar un fútbol fluido. Es más que previsible el parón del juego del Betis. Donde antes reinaba Beñat ahora lo intenta Matilla, un futbolista que viene del Murcia, donde estaba cedido. El Elche vivió cómodo, con su rápida línea de mediapuntas siempre al acecho. Es un equipo muy mejorado desde la derrota ante el Madrid y parece que le ha cogido el pulso a la categoría. La diferencia la marcó Cisma, socio del Betis, con un centro fantástico al área que remató Manu del Moral ante la ausencia de Amaya. No fue el partido del central, lento, descolocado, una auténtica vía de agua para su equipo. Manu del Moral, un fantasma en el Sevilla, remató con precisión. Como lo hizo cuatro minutos después Fidel, aprovechando la defensa de plastilina del Betis y un portero, Sara, al que le cuesta mucho tirarse a su izquierda. El Elche reinaba ante el desconcierto del equipo andaluz. Velasco Carballo, muy protestado por la grada, se tragó el fuera de juego de Jorge Molina y el Betis se acercó en el marcador. Los de Mel encontraron la solución a muchos de sus problemas en las internadas de Juan Carlos, único recurso ante el apagón general de un equipo al que le cuesta, en líneas generales, jugar miércoles y domingo y que echa de menos una barbaridad a su delantero goleador, Rubén Castro, recientemente operado. El gol tapó las múltiples carencias del juego del Betis, lento y sin chispa salvo en el caso de Juan Carlos, demasiado previsible en los pases de Matilla y Salva Sevilla.

Como de la noche al día, el encuentro cambió por un nuevo error arbitral. Cisma vio la segunda amarilla y el Betis, lógicamente, se convirtió en dominador. El examen para los andaluces era, a partir de ese instante, superar a una ordenada defensa ante el lógico paso atrás que dio el Elche. Buscó Mel toque y profundidad con Verdú. A los de Escribá, bien trabajados, les tocaba defender con el mayor orden posible. Con superioridad, curiosamente, afloraron las carencias del Betis. No hubo un atisbo de claridad en su juego, reducido a empuje y arreones, sin chispa ni continuidad. Una mezcla de precipitación e impotencia que deriva en un serio aviso para una temporada que se le puede hacer muy larga. En ella, de momento, el Elche navega con cierta tranquilidad y solvencia. Se lo ha ganado y nadie se lo puede negar desde que le plantara cara al Madrid.

El resumen del partido

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