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Dulce venganza en El Madrigal

El Villarreal arrolla a un Valencia mal definido y al que ya aventaja en siete puntos

Giovani dos Santos celebra uno de sus goles
Giovani dos Santos celebra uno de sus goles JOSE JORDAN (AFP)

Llegado el momento que esperaba El Madrigal desde hace 18 meses, el Villarreal se tomó cumplida venganza del Valencia. El descenso del equipo amarillo en 2012 dolió tanto en Vila-real como alivió en Valencia. El Villarreal dejaba de ser momentáneamente un rival para el Valencia en la lucha por el objetivo de Liga de Campeones.

El tiempo pone a cada uno en su sitio y el club de Roig está de regreso. Hasta el punto de mostrarse superior a un Valencia indefinido, superado por un Villarreal con las ideas claras, mejor en lo colectivo y en lo individual, con un Giovani dos Santos que marcó dos goles. El mexicano, que lleva anotados siete, fue pretendido por el Valencia. Su tesorería no le permitió su contratación. La del Villarreal sí. El equipo de Marcelino, que le dio un baño táctico a Djukic, al que se le acaban las excusas, se distancia en siete puntos del Valencia, instalado con todos los honores en la cuarta plaza.

VILLARREAL, 4 - VALENCIA, 1

Villarreal: Asenjo; Mario, Musacchio, Dorado, Jaume Costa; Hernán Pérez (Jonathan Pereira, m. 84) Bruno, Trigueros, Cani (Pina, m. 66); Giovani y Uche (Aquino, m.72). No utilizados: Juan Carlos; Pantic, Pablo Íñiguez y Perbet.

Valencia: Guaita; Joao Pereira, Ricardo Costa, Mathieu, Bernat; Javi Fuego, Banega (Parejo, m. 56); Fede, Canales, Jonas (Postiga, m. 75); y Pabón (Feghouli, m. 80). No utilizados: Alves; Víctor Ruiz, Oriol Romeu y Guardado.

Goles: 1-0. M. 17. Uche a centro de Giovani. 2-0. M. 21. Hernán Pérez de cabeza a pase de Cani. 3-0. M. 49. Giovani de espuela a la salida de un córner tras cabecear Uche. 3-1. M. 63. Ricardo Costa de cabeza a la salida de un saque de esquina. 4-1. M. 83. Giovani de disparo a la escuadra.

Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Jaume Costa, Banega, Dorado, Javi Fuego, Canales y Pina.

22.539 espectadores en El Madrigal.

Jugado con pasión, con un ritmo intensísimo, Villarreal y Valencia demostraron que había mucho más en juego que los tres puntos. Se tenían ganas los dos equipos, que no negociaron el esfuerzo. Cada pelota dividida resultaba una porfía a muerte, disputándose con ardor cada centímetro. Consciente de que el Valencia necesitaba una victoria que le hiciese creer en empresas mayores, Djukic dio un paso adelante alineando un once con apariencia ofensiva, con Canales y Fede de salida. Ambos se ganaron ante el St Gallen su puesto en el equipo, al igual que Bernat en el lateral izquierdo. No así Parejo, según Djukic. Pabón se situó como único punta.

Marcelino también realizó cambios tras la derrota en San Mamés. Trigueros volvía a situarse como organizador al lado de Bruno, el complemento perfecto. Sorprendió, sin embargo, la titularidad de Uche y Hernán Pérez, con escasos minutos de juego en el inicio de temporada. La apuesta le salió de lujo al técnico asturiano. A los 20 minutos de juego el Villarreal ya contaba con dos goles logrados por Uche y Hernán Pérez. En el primero, el delantero nigeriano ganó la espalda a los centrales valencianistas y desde el área pequeña embocó a gol el centro raso de Giovani. El esférico entró mansamente en la portería de Guaita, que pudo hacer mucho más por detenerlo. Al igual que en el segundo. El remate de cabeza de Hernán Pérez, tras el excelso centro de Cani, entró por el palo que cubría Guaita. El portero de Torrent se resarció al inicio del segundo acto tras detener un penalti a Giovani. Dio igual, el mexicano anotó de espuela a la jugada siguiente.

El Valencia quedaba en evidencia, superado en lo táctico desde la dirección y en el terreno de juego por lo expuesto por los contendientes. Hernán Pérez llevaba de cabeza a Bernat, Cani resultaba indescifrable para los centrocampistas y defensas ché y a Uche nadie tenía claro quién debía de prestarle atención. Bruno y Trigueros sometían a su autoridad a un Banega insulso. Pabón y Jonas apenas veían el esférico. Las largas conducciones de Fede y Canales resultaban intrascendentes. No hubo noticias de Pabón como delantero.

No dejó el Villarreal que reaccionase el Valencia y amplío su ventaja nada más reiniciarse la segunda mitad. Para ello contó con tres oportunidades: un remate de cabeza de Giovani que se estrelló en el poste, cuyo rechace le cayó a Mathieu y realizó un penalti absurdo Uche; el penalti lanzado por Giovani lo envió a córner Guaita; y, definitivamente, tras el saque de esquina, Giovani marcaba de espuela tras cabecear Uche. Señal inequívoca de que el Villarreal estaba más metido en el encuentro, más concentrado y mejor dispuesto.

Sin una idea clara de juego, Djukic se acordó de que tenía en el banquillo a Parejo, el futbolista que fue determinante con Valverde la pasada temporada, ninguneado hasta la fecha por el técnico serbio. Iluminado por Parejo, mejoró de inmediato el Valencia, al que el orgullo le mantuvo en el partido, sobre todo a partir del gol de Ricardo Costa, el jugador con más amor propio del equipo, a la salida de un córner y con media hora de juego por delante. Insuficiente para quebrar a un Villarreal que regresa por sus fueros.

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