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Iraizoz desangela al Getafe

Dos intervenciones del portero del Athletic, que termina lesionado, decantan el partido

GORKA PÉREZ
Laporte marca el gol de la victoria.
Laporte marca el gol de la victoria.PIERRE-PHILIPPE MARCOU (AFP)

La primera vez que Iraizoz tocó el balón se durmió. Trató de despejar con tanta tranquilidad que su lanzamiento golpeó en Colunga. “Mal empezamos”, pensaría el portero. “A la siguiente te la robo”, acompañaría el delantero. De esa conversación no se tiene constancia, aunque sí de la actuación posterior de Iraizoz ante Sarabia: una parada en un mano a mano un minuto después, que tiró por la borda la primera autocrítica y provocó un subidón de adrenalina en el portero. Un cambio de temperatura que tocó techo cuando con ventaja en el marcador el portero detuvo un penalti a Diego Castro y se marchó. No volvió al campo tras el descanso, pues, entre tanto, recibió un golpe del que no pudo recuperarse. No hizo falta, ya había sostenido a un Athletic volátil ante un Getafe demasiado ansioso.

GETAFE, 0; ATHLETIC, 1

Getafe: Moyà; Valera, L. López, Rafa, R. Lago; Borja (Lafita, m. 69), Mosquera; Pedro León, Sarabia, Diego Castro (Ciprian, m. 59); y Colunga (Gavilán, m. 86). No utilizados: Codina; Míchel, Alexis y Escudero.

Athletic: Iraizoz (Herrerín, m. 46); Iraola, Gurpegi, Laporte, Balenziaga; Iturraspe, Mikel Rico; De Marcos, Ander Herrera (San José, m. 86), Susaeta (Beñat, m. 71); y Aduriz. No utilizados: Ekiza, Toquero, E. Morán y Albizua.

Goles: 0-1. M. 8. Laporte.

Árbitro: Gil Manzano. Amonestó a Gurpegi, Mikel Rico, Ander Herrera.

Unos 10.000 espectadores en el Coliseum Alfonso Pérez.

Y eso que Valverde quiso refugiar el centro del campo con Iturraspe y Mikel Rico, teniendo al primero como referencia para fijar la línea, y soltar al veterano a una guerra más amplia. Por paradójica que pueda parecer la escena. En el juego de balances resulta más efectivo descargar los pulmones por delante y tener la retaguardia fresca para cualquier apuro, aunque para ello hagan falta las piernas más kilometradas. Esa es la tarea de Rico cuando Beñat no está sobre el campo, y anoche Valverde lo reservó de inicio para liberar a Herrera. El medio es otro de los que ha visto mermada la sombra del foco con la llegada de la competencia, aunque sigue disponiendo de ese estatus de silueteador de la jugada.

El Getafe buscó de inicio un partido rápido, punzante, con poca charla y mucho mambo. Quería una conversación directa, sin demasiada retórica, y para eso necesitaba que el ritmo subiera. Transmitía peligro en cada ataque el conjunto de Luis García porque la defensa del Athletic tiene los pies pesados y se resguarda por necesidad más que por destreza. Con Gurpegi y Laporte como centrales, Iraola dio desahogo en banda cuando la cosa no auguraba una posible carrera hacia atrás. Menos valiente se mostró Balenziaga, ocupado en controlar a Pedro León, tarea complicada si el murciano camela a la pelota con el primer toque. Esta vez, solo sacó a relucir ese golpeo tan particular cuando el balón reposaba muy lejos del área.

Fue Diego Castro el más habilidoso para encontrar los pocos espacios por los que la correa del Athletic no apretaba. Hasta entonces solo Sarabia había arriesgado en algún mano a mano, aunque la primera se la llevará en la frente con la parada de Iraizoz cuando el gol era la suerte menos disparatada en la escena. El tanto de Laporte en un saque de esquina solo fue la prueba evidente de que los errores se pagan.

El meta detuvo un penalti a Diego Castro, que llevaba 15 goles de 15 lanzamientos

Castro, resbaladizo, mezcló bien con Colunga y Sarabia, y desubicó a Gurpegi, que derribó al delantero asturiano dentro del área. El lanzamiento de Diego Castro lo detuvo Iraizoz, renqueante, que llegó a donde los porteros no suelen llegar. No fallaba una pena máxima Castro desde 2006, aunque las estadísticas —15 goles en 15 lanzamientos— tienen esa capacidad para desaparecer cuando se las pone a prueba. Fue un castigo del que el Getafe salió noqueado, pues dominando el balón, y encontrada la manera de roer la cuerda, no veía la manera de cortarla definitivamente. Y fue la última palabra de Iraizoz, que no volvió a pisar el campo.

Intentó variar el partido el Getafe tomando la calle de en medio, teniendo en Pedro León el mejor ejecutor. Así, colocando el balón siempre a la espalda de los centrales ganaba metros y moral, esperando que alguna cintura se partiera con tanto giro. Pudo empatar Colunga en otro balón bombeado con una remata de volea pero su disparo se marchó desviado. Pero agarrado a esa idea se vieron capaces los azulones de conseguir el empate. Metió Luis García a Cipriain en ataque, y el rumano aportó un elemento más a tener en cuenta para la sobresaturada defensa del Athletic.

Sin embargo, y por más que se acercase el Getafe y el peligro no abandonase la portería de Herrerín, el marcador no se movió. Se mantuvo tal como lo dejó Iraizoz, que volvió a validar aquello de que poco tiene que ver cómo se empieza.

Ander Herrera: “Pido perdón por haber intentado engañar al árbitro”

El el minuto 77 de partido, con el marcador favorable para su equipo (0-1), una acción en el área del Getafe acabó con el centrocampista Ander Herrera en el suelo. El colegiado Gil Manzano no solo no se cobró la pena máxima, sino que detectó el piscinazo del jugador del Athletic, al que amonestó con tarjeta amarilla.

Al final del partido, en declaraciones a Cuatro, trató de enmendar su error y de pedir disculpas. "Pido perdón al árbitro porque luego nos quejamos de ellos y yo hoy, sinceramente, le he intentado engañar".

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Sobre la firma

GORKA PÉREZ
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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