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A mejores jugadores, peor clásico

Un vulgarizado Barcelona-Real Madrid dejó mal parados a los dos técnicos, que intentaron negar al rival más que afirmarse en sus idearios, sobre todo Carlo Ancelotti

Ramon Besa
Valdés vuela en el remate de Benzema al larguero
Valdés vuela en el remate de Benzema al larguerodavid ramos (Getty)

El clásico se ha vulgarizado, o al menos la versión del sábado no estuvo en consonancia con la calidad de las plantillas del Barcelona y del Madrid, las más lujosas de la Liga, por más que hayan partido Özil, Higuaín, Kaká y Thiago, jugadores a partir de los que se podría montar un equipo. El fútbol del Camp Nou no fue consecuente con la categoría de las figuras, circunstancia que obliga a reparar en la conducta de los entrenadores, ambos noveles. Aunque los dos procuraron negar sobre todo al rival más que afirmarse en su ideario, Ancelotti salió peor parado que Martino.

El técnico italiano tiró medio partido con la alineación de Sergio Ramos como pivote y Bale de delantero centro, mientras Benzema aguardaba en el banquillo y descartaba a Morata. A Ancelotti le dan ataques de entrenador, como ya pasó en París, cuando rescató a Beckham para recibir al Barça. Preocupado por el antídoto, el Madrid perdió a su mejor central y se quedó sin salida de balón, entregado al cañón de Cristiano Ronaldo. Aunque se corrigió con los cambios (Illarramendi, Benzema, Jesé) hasta rodear y someter al Barça, ya no pudo puntuar en el Camp Nou.

Messi ha empequeñecido y su equipo ha perdido toque y posesión

La soberbia actuación de Valdés y el larguero que escupió un excelso tiro de Benzema frustraron el remonte del Madrid. Hubo también un penalti de Mascherano a Cristiano y unas manos en el área de Adriano de la misma manera que el Barça reclamó una segunda tarjeta para Ramos y una pena máxima de Pepe a Cesc. El arbitraje, en cualquier caso, no exime de responsabilidad a Ancelotti, quien vio en el área azulgrana las jugadas que no quiso comentar ante el Elche y La Juve. La sensación es que el técnico dispone de excelentes recursos para que el equipo juegue mucho mejor de lo que hizo el sábado.

Ramos despeja el balón ante Neymar
Ramos despeja el balón ante NeymarFERNANDO ZUERAS (as)

A Ancelotti le sobran futbolistas, pone y quita sin mucho motivo, no sabe cómo atacar y reina la confusión en la sala de máquinas mientras se aguarda a Xabi Alonso y se pregunta por Isco. Al madridismo le escuece no haber ganado el clásico, ya sea por el pánico del entrenador o por el árbitro, porque entiende que enfrentó a un mediocre Barça. A Martino se le mira con mucha más indulgencia que a Ancelotti. El técnico del Barcelona ha asumido el complicado reto de evolucionar el juego del equipo, estancado desde el año pasado, sin que se hayan producido más cambios estructurales que el fichaje de Neymar.

El clásico lo disputaron los 11 futbolistas con más galones del Barça, una manera de respetar la jerarquía del vestuario y también de no tener que dar explicaciones sobre el estilo y la forma, que se dan por supuestos con la lectura de la alineación. Ocurre que el equipo ahora mismo ya no juega como antes, ni que sea porque está escarmentado por el 7-0 global del año pasado contra el Bayern o porque el tiempo no pasa en balde y el cansancio o las lesiones hacen mella en estrellas como Messi. Nadie habla del riesgo de decadencia o autocomplacencia sino de la inteligencia del técnico para interpretar cada partido.

A Martino se le mira con mucha más indulgencia que a Ancelotti

Ya no se trata de seducir sino de sumar puntos, porque la clase va implícita en la camiseta. Quiere ganar tiempo el Barça mientras le da vuelo a Neymar, intenta despertar a Messi, administra los esfuerzos de Xavi e Iniesta y se aguanta en Busquets, el jugador perfecto. El entrenador atiende tanto a las rotaciones como al adversario, sobre todo en partidos como el del sábado, en el que prescindió de los extremos clásicos y apostó por un cuarto volante para tener más control y evitar las pérdidas de balón que facilitaran el contragolpe del Madrid: hubo solo una, después de un error de Messi, y supuso el gol de Jesé.

El barcelonismo anda tan perplejo como preocupado por el 10. No se sabe si está ensimismado o lesionado. El futbolista que provocó la salida de arietes como Eto’o e Ibrahimovic cuando Guardiola le situó como falso 9 penó como extremo ante el Madrid. Ha vuelto Messi a sus orígenes, al puesto de extremo, a la espera de recuperar la forma, la alegría, la audacia, el cambio de ritmo, la explosividad y cuantas virtudes le convirtieron en el número uno.

Ha empequeñecido Messi y el equipo ha perdido pase, toque y posesión y ha ganado regate y desequilibrio con Neymar e Iniesta y contundencia con Song. Ningún aficionado azulgrana se sintió traicionado cuando el Barça defendió con un doble pivote el marcador del sábado. Al pragmático Martino le interesa optimizar los recursos, leer los encuentros y confiar en Neymar. Los grandes éxitos del Barça hasta el momento llevan la firma del brasileño: la Supercopa y el clásico, motivo suficiente de momento para decir que Martino ha rentabilizado mejor el plantel que Ancelotti.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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