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Habitación con pase y gol

Villa y Óliver, compañeros de cuarto en las concentraciones, sacaron la cabeza ante el Betis tras un mes en horas bajas

L. J. M.
Óliver celebra su tanto ante el Betis.
Óliver celebra su tanto ante el Betis. GREGORIO LóPEZ

El verano unió a David Villa y a Óliver Torres después de que Diego Pablo Simeone decidiera que no realizaran la gira por Sudamérica para que pudieran completar su preparación física. De las horas que pasaron juntos en los campos y en el gimnasio del Cerro del Espino ha surgido una admiración mutua, personal y futbolística. “Le he visto con ese desparpajo increíble que tiene en los entrenamientos. Tengo la suerte de tenerlo en mi habitación todos los fines de semana. Va a ser el futbolista que él quiera”, aseguraba Villa al término del partido ante el Betis (5-0). Cuando el resto del equipo regresó de la gira, Óliver, de 18 años, pensó que El Guaje, de 31, preferiría un compañero de cuarto más veterano, pero se encontró con un “tú sigues conmigo”. No es Villa de dar muchos consejos, pero sí le ha reforzado.

Ambos sacaron la cabeza el domingo después de algo más de un mes en el que ninguno de los dos pasó por su mejor momento. El goleador no veía puerta y las molestias en el tobillo izquierdo le hacían padecer el alto ritmo que el Atlético imprime a sus partidos. Su fichaje ya empezaba a ser cuestionado tras no marcar un gol desde el 14 de septiembre.

Consciente de que el físico no le acompañaba y lastrado por las molestias en el tobillo, Villa optó por renunciar a la última convocatoria de la selección para hacer otra minipretemporada y acabar con las molestias. Superado por Diego Costa como goleador, incluso la sombra de Raúl García parecía alargarse sobre su titularidad como sucedió en el partido disputado el martes ante el Austria de Viena en la Liga de Campeones. “Para mí no era fácil renunciar a la selección y menos con la competencia que hay ahora. Se ha demostrado que esto era bueno para mí, para el Atlético y para la selección”, dijo.

Tengo la suerte de tenerlo en mi habitación todos los fines de semana. Va a ser el futbolista que él quiera

Villa enseñó ante el Betis una frescura que no se le había visto en los últimos partidos: “Estoy más contento por las buenas sensaciones que por los goles, aunque no puedo mentir y decir que no es importante”.

Óliver, en cambio, acusaba anímicamente aún su intervención en el partido de ida de la final de la Supercopa ante el Barcelona. Fue utilizado por su técnico en los últimos 20 minutos y la pérdida de varios balones le llevó a firmar un mal partido cuando había salido al campo con la misión de cambiarlo cuando el duelo estaba empatado a uno en esos momentos.

Desde entonces, ha trabajado psicológicamente para recuperarlo. Sus propios compañeros, dándose cuenta de que le podía afectar lo sucedido ante el Barcelona le dieron ánimos aquella misma noche. Lo último fue el mensaje que su capitán Gabi le mandó el domingo por la mañana sabiendo que por primera vez iba a ser titular: “Tranquilo, todos estamos contigo”, le escribió el capitán del Atlético. “La gente piensa que el gol era fácil, pero hace falta un par de pelotas para meter ese balón porque era el primero que tocaba. Esta noche voy a dormir bien”, aseguraba. Aunque esta vez no lo hiciera junto a Villa.

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Sobre la firma

L. J. M.
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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