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Bendita locura en Chamartín

Diez goles, tres penaltis y una expulsión en un partido frenético en el que por fin aterrizó Bale, CR hizo un guiño a Blatter, se lució Benzema y volvió Alonso ● El Sevilla dio la cara y fue valiente

José Sámano
Cristiano celebra con gesto marcial su gol al Sevilla
Cristiano celebra con gesto marcial su gol al SevillaGERARD JULIEN (AFP)

Ya estarán los académicos despotricando contra partidos alienados, medio majaretas, como el celebrado en Chamartín. Bendita locura encuentros así, descorchados en mil frentes, de los que llevan a los espectadores con la lengua fuera. Diez goles, penaltis de broma, alguno fallado, una expulsión, dos porteros con tajo. Y más: por fin aterrizó Bale, Cristiano, con sorna, saldó cuentas con Blatter, Benzema se lució y fue agradecido con su padrino Zidane, regresó Xabi Alonso... Y también estuvo el Sevilla, con Rakitic al frente, con la cara puesta cuando se vio descarrilado en media hora y casi rozó el empate. Una novela intensísima, puro divertimento para los aficionados.

Real Madrid, 7 - Sevilla, 3

Real Madrid: Diego López; Arbeloa, Varane, Ramos, Marcelo; Illarra (Xabi Alonso, m. 63), Khedira (Di María, m. 82); Bale, Isco (Modric, m. 70), Cristiano; y Benzema. No utilizados: Casillas; Carvajal, Pepe y Morata.

Sevilla: Beto; Diogo Figueiras, Pareja, Carriço, Fernando Navarro, Alberto Moreno; Jairo (Perotti, m. 62), Rakitic, M'Bia, Vitolo (Reyes, m. 83); y Bacca (Gameiro, m. 62). No utilizados: Varas; Cala, Iborra y Coke.

Goles: 1-0. M. 14. Bale. 2-0. M. 27. Bale. 3-0. M. 32. Cristiano, de penalti. 3-1. M. 38. Rakitic, de penalti. 3-2. M. 40. Bacca. 4-2. M. 53. Benzema. 5-2. M. 60. Cristiano. 5-3. M. 63. Rakitic. 6-3. M. 72. Cristiano. 7-3. M. 80. Benzema.

Árbitro: José Antonio Teixeira Vitienes. Expulsó a M'Bia por doble tarjeta amarilla (m. 76). Amonestó a Alberto Moreno, Sergio Ramos, Arbeloa y Khedira.

Unos 70.000 espectadores en el Bernabéu.

Nada hacía presagiar que el encuentro iba a ser de traca tras ver la primera media hora del Madrid, que partió con confetis y serpentinas. Con sus alineaciones ambulantes anda Ancelotti a la búsqueda de su boceto. Ante el Sevilla, otra vuelta de tuerca, con Bale en una orilla, esta vez a costa de Di María, uno de los mejores, si no el mejor, en el arranque del curso. También regresaron Isco, en el exilio las últimas semanas, y Benzema, que prolongó en Chamartín su excelente participación final en el Camp Nou. Las piezas en su sitio, sin extravagancias. Fue otro Madrid, que dibujó media hora de altura, abrumador para el Sevilla, que ni con tres centrales pudo tirar de las riendas.

Isco y Benzema catalizaron al mejor Madrid, por mucho que Bale fuera el punto final en los dos primeros goles. Con el malagueño y el francés, el equipo de Ancelotti tuvo ingenio en la periferia del área. Ninguno de los dos es un delantero convencional, los dos son productores de fútbol cerca de la portería adversaria. La mayoría de los equipos tiran de imaginación en zonas de medio campo; Isco y Benzema trenzan el juego varios metros por delante, donde frotan la lámpara, se asocian, asisten o se ganan el espacio.

La actuación de ambos enfiló al Madrid hacia una noche que parecía placentera. Sin llegar al cuarto de hora fue Benzema quien maniobró de maravilla en el costado derecho del área visitante para poner a Bale al pie del altar. El galés recibió la pelota, a la velocidad precisa y orientada a su zurda. Su golpeo no fue un disparo, más bien un estallido. Esa es su arma, es un revienta balones. Casi hace diana en otros dos ametrallamientos, uno desviado por Beto y otro que se fue desviado. En las dos jugadas su socio: Benzema, ese francés que no se inmuta donde otros sufren un ataque de pánico. Sin noticias del Sevilla, llegó la asistencia de Cristiano a Bale. Una falta al borde del área y el portugués, generoso, cedió los trastos a su compañero, un gesto de madurez de Ronaldo, que bien sabe que el británico necesita meritar. El lanzamiento de Bale fue desviado con la mano por Alberto Moreno, enclaustrado en la barrera, lo que despistó por completo a Beto. Un sueño para Bale en su estreno como titular en Chamartín. Por fin aterrizó en el fútbol del Madrid.

Isco y Benzema catalizaron la mejor versión blanca, con Bale como punto final

Un penalti inexistente de Navarro a Isco ejecutado por el comandante Cristiano —ese fue su gesto con retranca por las majaderías de Blatter— pareció despejar por completo la jornada para el Madrid. Misterioso como es, el fútbol tiene desmentidos impredecibles. Otro penalti lunático, esta vez de Ramos a Figueiras, dio paso a un partido psicótico. El acierto de Rakitic y un gol inmediato de Bacca resucitaron al conjunto andaluz, que se vio en la faena cuando colgaba del precipicio. El tanto de Bacca puso a la grada de uñas con Arbeloa, al que Vitolo le sacó la cadena en la carrera que propició el gol. El descanso sosegó los ánimos y la hinchada rectificó con Arbeloa, las broncas quedaron reservadas a Blatter y el colegiado.

El conjunto andaluz se vio de nuevo en faena cuando colgaba del precipicio con 3-0

El segundo acto fue aún más frenético. Se partió el Madrid, tan poderoso con la pelota como frágil sin ella por la falta de apoyos defensivos de su caballería, CR, Bale, Isco, Benzema... El Sevilla aceptó el combate cuerpo a cuerpo, con Rakitic con el compás, el empuje de Vitolo y la agitación de Jairo, un prometedor extremo. La trama fue un sinvivir. No hubo un segundo de tregua, los goles caían del cielo, seguían brotando penaltis de la nada, algún simulacro de tal —exagerado el de Bale—... Con 3-2, Diego López, con el pie, evitó el empate en un remate de Jairo. De la misma jugada surgió el 4-2. Diego sacó con la mano a CR, éste aceleró, conectó con Bale y el galés asistió a Benzema. El genuino Madrid a la carrera. Solo se frenó el galo, que templó el balón dentro del área, echó un vistazo a la red y embocó por una rendijilla. Elocuente su abrazo a Zidane. Revelador de quién es su diván. También CR tuvo el servicio de Bale para el 5-2.

No había forma de llevar la cuenta de los sucesos cuando Rakitic hizo un golazo para el 5-3. Sin respiro, ingresó Xabi Alonso 165 días después de coger la baja... Y otra parada de Diego López, esta vez a un tiro a bocajarro de Gameiro. La réplica, de CR (6-3); y la tuvo Rakitic, que falló un penalti que solo el árbitro fue capaz de concebir. Fue condenado a la expulsión M’Bia, y volvió a anotar Benzema... Una maravillosa locura. Tiempo habrá para bostezar.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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