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Un Madrid sin término medio

Ancelotti no logra definir el centro del campo y, contra la estrategia que le señaló Florentino Pérez, el equipo contragolpea cada vez más sin mejorar sus estadísticas en ataque

Diego Torres
Carvajal y Pepe (derecha) ajustan posiciones con Xabi Alonso.
Carvajal y Pepe (derecha) ajustan posiciones con Xabi Alonso. Uly martín

Carlo Ancelotti asegura a sus amigos que Florentino Pérez es el cuarto “presidente-mánager” que se encuentra en su carrera, después de Berlusconi, Abramovich y Al-Khelaifi. Estos “presidentes-mánager” se caracterizan por el doble papel que desempeñan en sus clubes: la representación institucional y el diseño de la estrategia deportiva, con especial atención al estilo de juego.

El sábado en Vallecas, ante el adversario más pobre de la Liga, el Madrid se llevó los tres puntos (2-3) pero verificó que la estrategia que se propuso en primavera dista mucho de realizarse en otoño. Los veteranos de la plantilla afirman que este Madrid insiste en el contragolpe hasta cuando se entrena y esto no es lo que quería Florentino Pérez.

El primer objetivo que se propuso el presidente-mánager del Madrid tras la marcha de José Mourinho fue cambiar la forma de jugar del equipo. Su intención apuntó a superar el fútbol directo y dotar al Madrid de herramientas sofisticadas que le permitieran tener más el balón y llevar la iniciativa, como hacen los equipos dominantes de la Champions, como el Barça, el Bayern, y también el Dortmund. Así se lo trasladó Pérez a Ancelotti y a sus asesores en materia deportiva en la primavera pasada. El proyecto debía estimular el fútbol de toque.

Ramón Martínez y Miguel Pardeza, responsables del departamento de fútbol, se sintieron obligados a recomendarle a Pérez el fichaje de Gundogan y Reus, dos jugadores perfectos para el cambio de estilo que se proponía. Le indicaron que Gareth Bale no ayudaría a desarrollar ese fútbol combinativo al que aspiraba y que además le costaría mucho más dinero que los hombres del Dortmund. Para contratar a Reus no necesitaba ni negociar: solo tendría que pagar los 35 millones de euros de su cláusula de rescisión. En cuanto a Gundogan, que acaba contrato el año que viene, estaban seguros de que le podría comprar por 30. El presidente, sin embargo, optó por Bale.

Desde 2010 los goles en contra se disparan: 6, 8, 9 y 16 en la jornada 12ª de Liga

Ancelotti, que se presentó en el Bernabéu en junio asegurando que haría que el Madrid practicase el fútbol “espectacular” que soñaba el presidente, advirtió a sus colaboradores en septiembre que si el club pretendía jugar con Bale, Benzema y Cristiano la estrategia revelaba una contradicción. El tridente que le imponían era el mejor del mundo para atacar espacios pero limitaba al equipo en su intento de hacer un juego más elaborado. La venta de Özil enfatizó la dificultad de la tarea.

El debut de Bale en Villarreal fue revelador. En el vestuario observaron que Ancelotti pidió al galés que cerrara su banda, como un volante externo en el 4-4-2. Sin embargo, Bale se olvidó de defender. Si no fuese porque todos dieron por sentado que el muchacho tenía problemas de adaptación, se habría dicho que Bale no estaba dispuesto a cumplir con según qué deberes. El enfado de Ancelotti en Villarreal fue memorable por inusual. Un mes más tarde, el técnico ha tenido que cambiar su esquema: del 4-4-2 al 4-3-3. Así se paró el Madrid contra el Rayo y el Sevilla. Así Bale juega con las espaldas bien cubiertas.

Decretada la delantera y más o menos definida la defensa, Ancelotti se afana en organizar un centro del campo suficientemente sólido. La fuga de Bale al frente le obliga a contar con solo tres hombres. Desde la pretemporada confiesa a sus ayudantes que no encuentra soluciones sencillas en la media. Solo en Liga ha formado nueve combinaciones distintas en el centro del campo. La ausencia más elocuente en relación al arranque del campeonato es Isco.

Junto con Bale e Illarramendi, Isco es uno de esos fichajes estratégicos impulsados por Pérez para redefinir el juego del Madrid. Sus goles de agosto y septiembre le dieron vuelo pero a Ancelotti nunca le gustó para su 4-4-2 y mucho menos para el 4-3-3. El técnico le considera un excelente segunda punta pero dice que ahí ya tiene a Cristiano. Como volante le observa carencias en defensa y como punta asegura que no posee la velocidad de los mejores. Ancelotti comentó en Valdebebas que el club le ha sugerido que cambie el dibujo táctico, a un 4-2-3-1, para que Isco juegue por detrás de Benzema. Pero a él no le convence. En contra de la opinión de Pérez, prefiere a Modric.

El técnico cree que es muy complejo tener más tiempo el balón con la actual plantilla

Antes del clásico, un emisario del club sugirió a Ancelotti que quitase a Di María para hacer sitio a Bale. Pero el italiano cree que Di María es el jugador que más cosas aportó en estos meses, después de Cristiano y piensa que mientras rinda a este nivel es imprescindible. Por eso decidió utilizarlo como interior en Vallecas junto a Modric y a Xabi Alonso.

Alonso es el mediocampista más competente, en opinión del entrenador. Illarramendi necesita madurar mucho para inspirarle tanta confianza. Fue notoria la conversación que mantuvo Ancelotti con sus asistentes en el Camp Nou criticando la falta de atención que puso Illarra en una jugada de Messi que casi acaba en gol del Barça. El italiano restó crédito a Illarra para operar delante de los centrales porque, dice, acostumbrado a jugar protegido por Bergara en la Real, es incapaz de concentrarse 90 minutos. Frente a los despistes, Ancelotti cree en Khedira. Sabe que se esconde a la hora de combinar pero cada vez que es preciso obstaculizar al rival le ve dispuesto.

Ancelotti piensa mucho en defender. En eso se parece a Mourinho. Pero el Madrid evoluciona en sentido contrario a todas las precauciones de sus técnicos y a la estrategia del presidente. Desde la temporada 2010-11 no ha dejado de elaborar saltándose el medio campo con el pretexto de armarse en defensa. Sin embargo, cada vez roba menos balones y encaja más goles. Sucesivamente, desde la temporada 2010-11 quitó 73, 70, 67 y 66 balones por partido de media. Considerando la jornada 12ª en los cuatro torneos desde la Liga 2010-11, los goles en contra se disparan: 6, 8, 9 y 16. Mientras tanto, los goles a favor disminuyen: 33, 43, 32 y 30.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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