_
_
_
_
_

Nadal, ante la última frontera

El español tumba a Federer y asalta en la pista ‘indoor’ de Londres el único gran título que le falta Djokovic, que gana a Wawrinka, llega lanzado por una racha de 21 victorias seguidas

Juan José Mateo
Nadal se estira para devolver un golpe ante Federer
Nadal se estira para devolver un golpe ante Federersang tan (AP)

Es la victoria de un tenista contracultural, nacido en la tierra para luego reventar a raquetazos los tabúes y los complejos de toda una escuela. Cuando Rafael Nadal suma su primera victoria bajo techo contra el genial Roger Federer (7-5 y 6-3) hace algo más que clasificarse para la final de la Copa de Maestros, que le medirá hoy (21.00, C+ y Tdp) con Novak Djokovic (doble 6-3 a Wawrinka), el campeón defensor, que llega impulsado por 21 victorias consecutivas. Nadal se planta ante la historia, Nadal se pone frente a la última frontera, porque tras someter a la arcilla, domar a la hierba y reinar en el cemento solo le falta este título bajo techo para completar un currículo sideral, en el que brillan con luz propia trece grandes, cuatro Copas Davis y un oro olímpico. Aprovechando el impulso de Manuel Orantes y de Àlex Corretja, los únicos campeones españoles del torneo (1976 y 1998), el número uno intenta abrir puertas hacia terrenos desconocidos, porque aplica la vieja receta de La Armada (ritmo, estrategia y control) sumándole nuevos aditivos.

Moderniza el tenis español como si fuera extranjero”, le felicita Corretja, el rey del 98

“Algunas de nuestras señales de identidad como tenistas españoles son el desgaste físico y psíquico del rival, el insistir, el meter muchas pelotas dentro, el quemarle la cabeza al contrario, y eso, en una pista de cemento indoor, entra menos en juego, porque no hay 40 grados de temperatura, viento, calor…”, reflexiona Corretja, campeón tras salvar tres puntos de partido contra Pete Pistol Sampras y después de remontar dos mangas en contra frente a Carlos Moyà en el duelo decisivo. “Rafa ha cogido todo lo bueno de todos los españoles anteriores, todo lo mejor, y ha sabido modernizar el estilo español como si fuera un extranjero”, subraya. “Lo bueno que tenía Bruguera, lo bueno que tenía Moyà, lo bueno que tenía Ferrero… él lo tiene. Lo que nos faltó a cada uno, fuera fuerza a este, mentalidad a aquel… él lo tiene”, fotografía. “Es una máquina perfecta con una actitud extraordinaria que le ha permitido adaptarse también a estas pistas. Técnicamente, cambió la posición, porque resta el segundo saque un poco más adelantado. Tira un poco más recto, como en hierba, y con un poco menos de parábola y mucha potencia”.

Verdasco y Marrero dan el golpe

J. J. M./ Londres

Tras ganar 7-6 y 7-5 al croata Ivan Dodig y el brasileño Marcelo Melo, los españoles David Marrero y Fernando Verdasco jugarán hoy (19.00) la final de la Copa de Maestros contra los hermanos Bryan.

“Estamos jugando muy buen tenis, más contentos no podemos estar”, dijo Marrero, tocado en un glúteo, mientras se cubría los hombros con una toalla para evitar el frío que recorre los pasillos del O2 Arena. “Queda un partido y nos vamos a dejar todo en la pista para sacarlo adelante”, le prolongó Verdasco, que juega por parejas igual que en individuales: con una sorprendente mezcla de golpes brillantísimos y fallos insospechados.

Hasta el año pasado, solo dos parejas españolas habían logrado alcanzar el partido decisivo del torneo que reúne a los mejores: fueron Manuel Orantes y Juan Gisbert, los campeones de 1975, y Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal, derrotados en 1990 y única referencia sólida en la especialidad en España en los últimos 30 años. Sin embargo, salidos casi de la nada, Marcel Granollers y Marc López celebraron el título en 2012, y ahora, en 2013, La Armada vuelve a tener una pareja en el duelo por la Copa.

De repente, Carlos Moyà, el seleccionador, cuenta con dos opciones donde antes había un páramo, y tendrá que decidir en 2014, cuando debute en el cargo frente a Alemania, si le da carrete a Granollers y López (dos victorias y tres derrotas en la lucha por La Ensaladera) o apuesta por Verdasco y Marrero, que le dan la seguridad extra de poder contar con el madrileño en los partidos individuales si se lesiona alguno de los titulares.

Federer, genio entre los genios, no tiene respuesta para eso. Teñido de rojo se levanta el público empuñando gorros navideños para apoyar a su elegido. Federer, campeón de 17 grandes, es quien goza de las tres primeras bolas de break. Pronto, en cualquier caso, acaba ocurriendo lo irremediable. La capacidad para desbordar desde el fondo y asaltar el segundo saque es una de las cosas que corona a Nadal frente a su Némesis: el suizo solo se apunta el 40% de esos tiros, y aunque remonta hasta el 5-5 en la primera manga (break cuando el español sacaba por el parcial inaugural), acaba preso de las prisas, alocado en la búsqueda del ganador (32 errores no forzados), porque un cuerpo a cuerpo contra el español no lo quiere ver ni en pintura. Usando el argot del tenis: Federer se atrapa ante Nadal. Solo así se explican 18 errores no forzados de derecha, uno de ellos, en bola de break, digno de ser estudiado por los psicólogos.

“Es increíble que Rafa se salga con la suya jugando tan detrás de la línea”, se lamenta luego el hexacampeón, que de nuevo deja un partido contra Nadal con el revés abierto en heridas sangrantes por las derechas de su contrario, y de nuevo, pese a que ya van 32 partidos (22-10), no encuentra tácticas para ponerle remedio. “Ahora juega mejor, de una manera natural, en pista dura. Merece ganar este torneo, ha mejorado mucho en todo tipo de condiciones”.

Un hilo invisible une a Orantes, Corretja y Nadal. Hijos de la misma tradición, cada uno se atrevió a dar pasos a contracorriente, abriendo camino. “Igual que mi triunfo en Houston fue un cambio, la generación de Àlex fue la que empezó a cambiar el limitarse a la tierra batida, se pusieron el listón más alto”, dice Orantes, quien luego, ya convertido en entrenador, cogió a un joven Corretja, un chico de su club de La Salud, lo entrenó en el grupo Bimbo, y se lo llevó a conocer las pistas de cemento de EE UU, que entonces estaban en el fin del mundo. “Hay que avanzar”, recuerda Corretja que le dijo. “Y sí”, se ríe Orantes; “hay que demostrar esa ambición, ese no ponerse techo. Yo nunca diría que Nadal no va a conseguir algo. No tiene límites porque no se los pone, mentalmente siempre quiere añadir algo. Ha mejorado el saque, es más agresivo, no están tan a expensas de los errores de los otros”.

Rafa no tiene límites porque no se los pone”, dice Orantes, ganador en 1976

Nadie ha avanzado tanto en 2013 como Nadal, que en febrero volvió a las pistas tras penar siete meses de baja por una rotura parcial de ligamento rotuliano y una hoffitis en la rodilla izquierda. Ahora, un partido le separa del título, un encuentro para fuertes contra Nole le separa de subir un escalón más en el Olimpo.

“En la superficie que peor se me da, he ganado cuatro partidos contra los otros ocho mejores. Eso es una gran noticia”, recordó el mallorquín, que sumará 1000 puntos, lo que prácticamente le asegura el número uno hasta Roland Garros 2014. “Voy a pelear lo mejor posible por algo que no tengo”. A los 27 años, y en su temporada más sorprendente, el número uno disputa por segunda vez en su carrera la final de la Copa de Maestros (2010). Espera Djokovic (22-16 en el cara a cara), un rival a la altura de lo que hay en juego, tan bueno como para haber ganado todos los títulos (Pekín, Shanghái y París-Bercy) desde que cedió en la final del Abierto de EEUU. Como dijo de su sobrino Toni Nadal, tío y entrenador del número uno: “Llega bien de físico y de cabeza. Sabe que el año es extraordinario”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_