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Fallece Foulkes, leyenda del United

El defensa inglés fue el capitán del Manchester después de sobrevivir al accidente aéreo de Múnich en 1958

Bill Foulkes.
Bill Foulkes.MANCHESTER UNITED

El defensa Bill Foulkes, leyenda del Manchester United, falleció este lunes a los 81 años. Es el cuarto jugador que más veces ha vestido la camiseta del United, con 688, detrás de Giggs, Charlton y Scholes. Pero sobre todo fue el capitán del equipo tras sobrevivir al terrible accidente aéreo de Múnich en 1958. Marcó nueve goles en el Manchester en 18 temporadas, el más importante al Real Madrid en las semifinales de la Copa de Europa en el Bernabéu de 1968. La revancha a otro partido anterior 11 años antes en Chamartín, vapuleado por la velocidad de Gento. Solo fue una vez internacional con Inglaterra, el 2 de octubre de 1954, ante Irlanda del Norte, un honor que le permitió dejar de compaginar el fútbol con su trabajo de minero en Lea Green Colliery.

Su vida la marcó aquel 6 de febrero de 1958. El avión de la British European Airways había parado en Múnich para repostar después que el United hubiese empatado 3-3 en Belgrado ante el Estrella Roja en la vuelta de los cuartos de final de la Copa de Europa. El conjunto, dirigido por el mítico Matt Busby, se había clasificado para semifinales por un global de 5-4. El ambiente era festivo en la expedición a pesar de los dos intentos abortados de despegue por dificultades para elevarse. Foulkes jugaba a cartas con sus compañeros en el centro de la nave. El piloto decidió intentarlo una vez más. El avión chocó contra una casa y una valla en otro frustrado intento de despegar.

En 1992 Christie subastó 20 de los recuerdos de su carrera

“El avión se balanceó. No iba lo bastante rápido. Después de tres golpes tremendos, todo estaba patas arriba. Al segundo siguiente yo estaba sentado en mi asiento con los pies en la nieve”, relató Foulkes. La nave se rompió justo por donde estaba Foulkes. La botella de ginebra que les había regalado la embajada británica en Belgrado le cayó en la cabeza. Esa herida física fue la única que sufrió cuando abandonó la nave y corrió para alejarse de ella. Al advertir que no iba a explotar, regresó para ayudar a sus compañeros. Siete de ellos habían fallecido en el acto: Mark Jones, David Pegg, Roger Byrne, Geoff Bent, Eddie Colman, Liam Whelam y Tommy Taylor. Duncan Edwards, la gran promesa del fútbol inglés, murió 15 días después. Otros 13 jugadores resultaron heridos. Foulkes sobrevivió junto a Busby, Charlton, Greggs, Morgan, Scanlon, Viollet y Woods. Berry y Benchflower también, pero ya no volverían a jugar por las secuelas.

Foulkes asumió la capitanía en lugar del fallecido Byrne. Un United destrozado perdió la final de la Copa inglesa ante el Bolton envuelto en una tristeza infinita. En semifinales de la Copa de Europa cayó ante el Milan. El Manchester deambuló en la Liga en las siguientes cuatro campañas.

“Perdí mucho peso, no podía comer ni dormir ni coger la forma”, contaría Foulkes. En 1960, se desplazaría de la posición de lateral a la de central, donde más cómodo se encontró. En 1963 llegó el primer síntoma de recuperación: la conquista de la FA Cup. Y un año después el United volvería a ganar la Liga con solo tres supervivientes de Múnich: uno en el banquillo, Busby, y dos en el campo, Foulkes y Charlton. El periodo de reconstrucción se coronó 10 años después del accidente. El 29 de mayo de 1968 en la final de la Copa de Europa de Wembley ante el Benfica (4-0, goles de Charlton, dos, Best y Kidd). Solo entonces Foulkes creyó haber superado la tragedia.

Tenía 36 años y solo pensaba ya en retirarse. Busby lo convenció para que siguiera dos temporadas más. Pasaron sin pena ni gloria. El espíritu aventurero de Foulkes le llevó a probar fortuna como entrenador en Estados Unidos, Noruega y Japón, donde llegó a dirigir al Mazda de Hiroshima. Pero dilapidó todo el dinero que había ganado en estos años de bonanza y, en 1992, en Christie, subastó 20 de los recuerdos de su carrera, entre ellos la camiseta de la final de Wembley. Obtuvo 41.900 euros. 20 años después también se desprendería en una subasta, esta vez en Sotheby, de la medalla de la Copa de Europa de 1968. Este lunes cerró una carrera inolvidable.

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