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De la puerta grande a la falsa

La Real Sociedad se va de Europa tras ser barrida (4-0) por el Shakhtar Donetsk

Claudio Bravo e Iñigo Martínez, tras uno de los goles del Shakthar.
Claudio Bravo e Iñigo Martínez, tras uno de los goles del Shakthar.REUTERS

Hay formas y formas de abandonar Europa. Y la Real eligió la peor: recibiendo una goleada, palideciendo tras el primer tanto, asumiendo su inferioridad antes de que Douglas Costa le abofetease dos veces, como rúbrica de su magnífica actuación so pena de expulsión, y cometiendo errores imperdonables en un partido donde estaban prohibidos. La Real que llegó a la Champions por la puerta grande, la abandona por la puerta falsa ante un equipo que ha hecho del mestizaje ucranio-brasileño una mezcla futbolística más que aparente. Los ucranios defienden, los brasileños atacan.

Jugar dos partidos a la vez y solo intervenir en uno es una pirueta que exige máxima concentración en el que juegas y rezos, muchos rezos, en el que no juegas. La Real jugaba con la camiseta blanquiazul y la roja del Manchester United por debajo. La roja cumplió; la blanquiazul se destiñó precisamente por falta de concentración, un detalle imperdonable cuando te juegas Europa en cualquier suspiro, en cualquier soplido y casi te llega el agua al cuello. Hay muchas formas de perder, pero hay una muy dolorosa, la que proviene de una falta de atención, de una chiquillada casi, que tira por tierra un planteamiento sensato, una actitud futbolística razonable y un juego creíble.

SHAKHTAR, 4 - R. SOCIEDAD, 0

Shakthar: Pyatov; Srna, Rakitskiy, Kucher, Shevchuk; Fred, Stepanenko; Douglas Costa, Alex Teixeira (Eduardo, m. 74), Bernard (Taison, m. 68); y Luiz Adriano (Ferreyra, m. 71). No utilizados: Kanibolotskiy, Krivtsov, Hübschman y Fernando.

Real Sociedad: Bravo; Cadamuro, Ansotegi, Íñigo Martínez, De la Bella; Xabi Prieto, Elustondo, Rubén Pardo (Ros, m. 68); Chory Castro, Vela (Seferovic, m. 74) y Griezmann (Agirretxe, m. 74). No utilizados: Zubikarai, Mikel González, José Ángel y Gaztañaga.

Goles: 1-0. M. 36. Luiz Adriano. 2-0. M. 47. Teixeira. 3-0. M. 67. Douglas Costa. 4-0. M. 86. Douglas Costa.

Árbitro: Benquerença (Portugal). Amonestó a Rakitskiy, Elustondo y Stepanenko

Unos 50.000 espectadores en el Donbass Arena

Resulta que el balón se fue a córner y todos los jugadores le dieron la espalda. Para cuando se dieron cuenta de que el Shakhtar lo había sacado en corto, tenían a Teixeira en el área pequeña y su centro paralelo lo empujó Luiz Adriano a 10 centímetros de la raya de gol. Hasta que la pelota no acarició la red, ningún jugador de la Real sabía lo que había ocurrido. Pero sucedía que todas las buenas intenciones con las que había accedido al Donbass Arena habían caído en el pozo de los lamentos. El llanto definitivo no tardó en llegar, y por el mismo camino: Iñigo Martínez confundió el partido con un recreo y concedió un error monumental que aprovechó Teixeira, un delantero aplicado.

Quedaba la segunda parte casi entera, pero se antojaba más una tortura que una oportunidad. Los dos goles, fruto de los errores propios y no de los aciertos ajenos, borraron la aseada puesta en escena de la Real, con posesiones largas, robándole el balón y el campo al Shahktar, desquiciándole y sacando los silbidos de una grada impaciente. Además, los goles empezaban a caer a favor del Manchester United en Alemania y Xabi Prieto había desempolvado su manual de estilo en su mejor versión de la temporada. Bien es cierto que ni Vela ni Griezmann tenían pegada, que se asomaban más que se exponían en el área. Pero la primera fase iba según lo previsto: control de la pelota, tranquilidad, combinación. Y, como estaba previsto, sufrimiento por la banda derecha, donde se acomodó Cadamuro como único recurso con el infortunio de que por ese flanco circula un tal Bernard Anicio Duarte Caldeira, al que llaman Bernard. Con 160 centímeros de estatura y la piel pegada al hueso, más parece un equilibrista del balón que un futbolista al uso. En el otro costado, Douglas Costa, amén de equilibrista, es el hombre bala con un cañón en el pie cuya mecha encendió, con el partido ya vencido, en un contragolpe que redondeó con un obús colado por la escuadra derecha.

La Real solo estuvo media hora sobre el césped. En el momento decisivo y cuando el United le hacía los deberes en Leverkusen, le temblaron las piernas y las manos y comenzó a echar borrones sobre el tapiz verde de un estadio majestuoso. Le vino grande el rival, el partido y la competición en la que solo ha marcado un gol y conseguido un punto. Muy poco ha escrito en su cuaderno europeo, a veces por infortunio, a veces por su incapacidad para responder a la competición más exigente.

A la media hora, la cornada de Luiz Adriano le hizo un boquete; al regreso del descanso, el tanto de Teixeira le sacó la sangre. Lo que vino después fue una agonía, una manera de ver pasar el tiempo sabiendo que Europa le cerraba todas las puertas: la de la Champions y la de la Liga Europa. La Real será cuarta pase lo que pase en el último partido en Anoeta frente al Leverkusen donde será juez, pero no parte del litigio.

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