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Alemania, exuberante como nunca

El conjunto de Joachim Löw se debate entre la excelencia del ataque y las dudas de la defensa sin un líder

Özil, durante un partido con la selección alemana.
Özil, durante un partido con la selección alemana.Thomas Eisenhuth (DPA)

Hay un excedente de jugadores de calidad en Alemania como no se recuerda. Quizá solo comparable a los años setenta. Unos 25 futbolistas de primera fila a disposición del seleccionador, Joachim Löw. Un rica variedad de talentos individuales (Özil, Götze, Reus y Müller) que Löw trata de ordenar al servicio colectivo. Con dos bloques de referencia para el seleccionador: el Bayern de Múnich y el Borussia Dortmund. Y sus dos entrenadores, Pep Guardiola y Jürgen Klopp, como referencias. 

En efecto, Jogi está muy pendiente de lo que sucede en estos dos grandes clubes. La posición de Lahm, por ejemplo. La idea de Guardiola de desplazarlo del lateral al mediocentro fue recibida con escepticismo por el propio jugador. Ahora está encantado. Y Löw cuenta con ella puesto que el medio del campo es una posición inestable tras la grave lesión de Khedira (el líder por su energía y carácter expansivo de la medular) y la precariedad en el estado físico de Schweinsteiger (sin la velocidad de antes). El joven Gündogan sería otro candidato.

El cuadro de Löw ha arrasado en la fase de clasificación: nueve victorias de 10 y 36 goles a favor, 22 más que España. Es el equipo más prolífico en este camino hacia Mundial. Pero ese poderío anotador contrasta con cierta endeblez defensiva reflejada en los 10 tantos encajados camino de Brasil 2014, siete más que los chicos de Del Bosque. Un desequilibrio confirmado en un amistoso contra Suecia (4-4) en el que se encendieron las alarmas defensivas. En el centro de la zaga, Mertesacker va ganando jerarquía con la responsabilidad adquirida en el Arsenal. Compite con Hummels, irregular temporada en el Dortmund, y Boateng (Bayern). El principal problema está en los laterales. Löw ha pensado en reconvertir a Podolski (Arsenal) en lateral zurdo habida cuenta de que no considera a Jansen (Hamburgo) como un especialista de primer nivel. En la derecha, si se desplazara al medio Lahm, quedaría Höwedes (Schalke), un central reconvertido con pocas garantías para cubrir el puesto. Falta un líder para esa línea. La portería, con Neuer y Weidenfeller, está a buen recaudo.

El seleccionador piensa en Lahm como mediocentro, posición que le ha dado Guardiola en el Bayern

La exuberancia llega en ataque. Decenas de recursos atantes por la velocidad de Reus, la habilidad de Götze para jugar entre líneas y la verticalidad de Müller. Lesionado Mario Gómez, Löw ha probado a jugar sin un nueve de referencia, al estilo de España en la pasada Eurocopa. En los últimos tiempos, el cuadro de Löw se ha mirado mucho en el espejo de España. La admiración hacia los muchachos primero de Luis Aragonés y después de Vicente del Bosque les ha llevado a primar jugadores de ese corte, habilidosos y técnicos, como Götze, Gundogan, Lahm, Özil y Schürrle, entre otros, contra el estereotipo germánico. Aunque después hubo un distanciamiento respecto al modelo español, cargado de críticas hacia "el aburrimiento" que les generaba el juego de La Roja en la pasada Eurocopa.

LA MANNSCHAFT, EN CIFRAS

MUNDIALES: 17

- Partidos jugados: 99
- Ganados: 60
- Perdidos: 20
- Empatados: 19
- Goles a favor: 206
- Goles en contra: 117

PALMARÉS:

- Mundiales: 1954, 1974 y 1990
- Eurocopas: 1972, 1980 y 1996

Alemania ha ha ido perfeccionando su propuesta con la incorporación de jóvenes cada vez más primorosos con el balón. Está por explotar Götze, ahora que Pep Guardiola está otorgándole galones de manera dosificada. Y la jerarquía de Özil se antoja imparable: en el Arsenal vale su peso en oro. Al igual que en España, cuando los emigrantes volvieron siendo futbolistas mucho más completos, Alemania espera también ese retorno. Otro caso es Schürrle, el joven extremo acunado por José Mourinho en el Chelsea.

Alemania viene de crecida en los cuatro últimos grandes torneos. Desde el Mundial organizado en su casa en 2006, cuando exploró una nueva versión de sí mismo, un equipo más audaz y, como le gusta llamarlo a los analistas germánicos, "más relajado". Aquel tercer puesto, con Jürgen Klinsmann en el banquillo, respaldado por quien sería su sucesor, Joachim Löw, supuso la pista de salida para el despegue. El tránsito, sin embargo, se ha quedado a las puertas del éxito en los tres siguientes torneos. Subcampeón en la Eurocopa de Austria y Suiza 2008 y semifinalista en el Mundial de Sudáfrica 2010 y en la Eurocopa de Ucrania y Polonia 2012. En los dos primeros cayó a pies de la mejor España; y en el tercer, inopinadamente, a manos de la Italia de Pirlo y Balotelli. Esta vez será la definitiva, llega el equipo más maduro, en el punto exacto de cocción, está convencido Löw.

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