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Cuestión de físico

El Sevilla, superior en el cuerpo a cuerpo, desnaturaliza y vence al Villarreal (1-2) que se desinfla tras sumar un punto en las tres últimas jornadas

Uche intenta superar a Fazio y Carriço
Uche intenta superar a Fazio y CarriçoJOSE JORDAN (AFP)

Por una cuestión de mayor físico y oficio, el Sevilla se hizo con los tres puntos en El Madrigal que le acercan a un Villarreal menor sin Cani y que, paulatinamente, se desinfla. Encontró la victoria y alivio el conjunto de Emery tras el desastre de quedar eliminado en la Copa del Rey por el Racing, un Segunda División B. Los fundados temores de Marcelino se hicieron realidad: los centímetros del Sevilla al servicio del amplio catálogo de jugadas de estrategia del técnico de Hondarribia resultaban el principal peligro para un Villarreal que ha perdido duende. En una falta lejana se adelantó el Sevilla en el marcador, lo que le valió para desactivar el juego amarillo, que en esta ocasión se quedó solo en la intención.

VILLARREAL, 1 - SEVILLA, 2

Villarreal: Asenjo; Mario, Musacchio, Gabriel, Jaume Costa; Aquino (Pina, m. 46), Bruno (Jonathan Pereira, m. 71), Trigueros, Hernán Pérez; Giovani y Uche 8Perbet, m. 67). No utilizados: Juan Carlos; Jokic, Dorado, Jonathan Pereira y Moi Gómez.

Sevilla: Beto; Coke, Cala, Fazio, Fernando Navarro; Carriço, Iborra; Reyes (Jairo, m. 73), Rakitic, Vitolo; y Bacca (Gameiro, m. 84). No utilizados: Javi Varas; Cristóforo, Rabello, Trochowski y Moisés.

Goles: 0-1. M. 23. Cala. 0-2. M. 71. Bacca. 1-2. M. 87. Perbet de penalti.

Árbitro: Gil Manzano. Expulsó a Marcelino, el entrenador del Villarreal y a Cala, (m. 86). Mostró cartulina amarilla a Carriço, Jaume Costa, Gabriel, Coke, Iborra, Beto y Jonathan Pereira.

Unos 18.000 espectadores en El Madrigal.

Fiel al estilo de Emery, el propósito del Sevilla es ser un equipo organizado, sin fisuras, serio, de trazo grueso, de pocos alardes como no puede ser de otra manera si el centro del campo está comandado por Carriço e Iborra, jugadores ambos de gran capacidad de trabajo, tácticamente disciplinados, poco estetas. Todo el potencial creativo queda concentrado en Rakitic, liberado de tareas defensivas, pendiente solo de surtir balones en ataque y ejecutar las jugadas de estrategia, uno de los activos en los conjuntos que dirige Emery.

Y en una jugada a balón parado se adelantó el Sevilla en el marcador, en una acción de aparente poca trascendencia. Desde el centro del campo botó Rakitic una falta hacia al área de Asenjo en la cual se habían instalado las torres sevillistas. El esférico, plano y en vertical, llegó a la cabeza de Cala, que acertó a enviar en parábola a la red ante la sorpresa de Asenjo. Pocos equipos se atreverían a ejecutar una falta tan lejana de manera directa con el propósito del gol.

A falta de fútbol, estas son las armas con las que Emery intenta que crezca el conjunto hispalense. El Sevilla empezó la Liga intentando dominar el balón y muy lanzado en ataque. Ahora es mucho más cauto y precavido, lo que está aumentando sus prestaciones. Una falta idéntica, con la variante de un centro en corto, a punto estuvo de convertirse en un nuevo gol del Sevilla. La envergadura de los jugadores del Sevilla quedaba demostrada en una evidente superioridad sobre sus rivales.

La ventaja sevillista puso de manifiesto que el partido para el Villarreal resultaba de lo más incómodo, más aún con la ausencia de Cani y la porcentual pérdida de tacto de los amarillos sin el centrocampista aragonés. El Villarreal, sin embargo, pudo alcanzar el empate en un par de acciones individuales, como a su vez ver doblada la desventaja con los contragolpes sevillistas. Tal eran los nervios en El Madrigal, que Marcelino resultó expulsado por reivindicar reiteradamente acciones punibles de los visitantes. La segunda expulsión del técnico asturiano en lo que va de temporada y la quinta desde su llegada a El Madrigal.

Apretó los dientes el Villarreal y se lanzó a por el empate desde el inicio del segundo acto con alma y convicción, encerrando al Sevilla en torno a Beto, aliviado solo con las jugadas a balón parado, el recurso más manido de los de Emery, ampliamente superiores a los amarillos en el juego aéreo. La intensidad era el valor exponencial de un encuentro con más disputa que juego. Y en una contra rematada por el colombiano Bacca, el Sevilla sentenciaba el partido. El gol de Perbet de penalti y la expulsión de Cala llegaron demasiado tarde para un Villarreal que se desinfla.

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