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Di María se reivindica en Mestalla

El extremo argentino vuelve a convertirse en el principal protagonista del Madrid, aprovechando la ausencia de Bale

Di María intenta eludir la marca de Bernat.
Di María intenta eludir la marca de Bernat. Alberto Saiz (AP)

Cada oportunidad de que dispone se convierte en un acto de reivindicación de su figura. Ausente Bale, Di María volvió a ser decisivo para el Madrid. El argentino abrió el camino para el conjunto de Ancelotti en una acción mil veces repetida antes. Una arrancada febril desde el costado derecho del ataque madridista hacia el área del Valencia, una diagonal perfecta dejando atrás por velocidad a Bernat y a Mathieu y un posterior disparo ejecutado con violencia e intención al palo derecho de la portería defendida por Guaita, supuso el primer gol del Madrid en Mestalla.

La capacidad de percutir con potencia, velocidad y habilidad, su abnegación, son los principales valores de Di María apreciados por el madridismo. Sus enroscados centros al área de izquierda a derecha resultan veneno para las defensas contrarias, una bendición para Cristiano Ronaldo, su principal valedor en el vestuario y que el verano pasado aconsejó al club que no se desprendiera del argentino, a pesar de que su demarcación está reservada a Bale.

Una falta lateral botada por Di María fue a parar a la cabeza de CR7. Ubicó el esférico entre la defensa valencianista y su portero Guaita. Difícil de defender, más aún si Cristiano Ronaldo se encuentra con ventaja, ligeramente adelantado a los centrales ches, en posición antirreglamentaria. Picó el esférico el delantero portugués que suspira por el balón de oro y Guaita no pudo hacer nada. Ronaldo anotó su 18º gol en la Liga y fue corriendo a agradecer el regalo a su amigo y asistente.

Fue el segundo gol del Madrid, y el segundo este curso en Liga del argentino, que le ponía otra vez en ventaja en el marcador a falta de cinco minutos para el final del primer acto. Siete antes, el Valencia puso en evidencia que los males blancos están en la defensa. Pablo Piatti, el jugador más bajo de los 22 presentes en el terreno de juego, ronda el 1,60, empataba de cabeza.

A falta de cinco minutos, Di María abandonaba el terreno de juego de Mestalla, exhausto y satisfecho con el trabajo hecho.

Obviando que un gran club como el Madrid que aspira a la excelencia y a todos los títulos en juego se compone de 23 figuras mundiales y que todos tienen cabida, tal vez aconsejado por su representante Jorge Mendes, al que le interesa la movilidad de sus representados para sacar suculentas plusvalías; o por su amor propio al sentirse un secundario y sintiendo que Bale jugará por decreto presidencial para justificar los casi 100 millones de euros de inversión, Di María está pensando en dejar el Madrid en el mercado invernal, cosa que luego negó en público a su paso por la zona mixta. Supondría un problema para Ancelotti y el Madrid.

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