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Cuando las dunas son un infierno

Una terrible quinta etapa deja a dos españoles en observación en el hospital, dos motos en llamas y un mínimo de 32 abandonos

Nadia Tronchoni
El portugués Gonçalves llora al ver arder su moto.
El portugués Gonçalves llora al ver arder su moto.STRINGER (REUTERS)

La épica del Dakar no la construyen solamente tipos como Marc Coma, Cyril Despres o Stephane Peterhansel, por citar solo a algunos de los últimos ganadores. El Dakar se impregna del romanticismo de los motards por historias de sufrimiento y superación, por la pasión que ponen los amateurs o aquellos que sueñan con convertirse en profesionales. La quinta etapa del rally se cobró bajas de ambos bandos. La jornada estuvo protagonizada por una dureza extrema: por el tremendo calor que acechaba a la región de Tucumán (47 grados a mediodía y sin sombra bajo la que cobijarse), por el cansancio acumulado tras tres etapas al límite (sobre todo para las motos, que venían de completar una etapa maratón), por la dificultad del terreno (con mucha vegetación alta que dificultaba el paso de los vehículos) y la complejidad de la navegación, que desesperó a los competidores, incapaces de solventar con rapidez cuál era la dirección correcta.

Cayó la noche en el vivac de San Miguel de Tucumán, el calor asfixiante y la humedad altísima, y se contabilizaban ya 32 abandonos. 18 motos, seis quads, cinco coches y tres camiones fueron incapaces de terminar la especial (cancelada la segunda parte para los moteros, recortada para coches y camiones). Pero la cifra aumentaría hasta que volviera a salir el sol: “En las dunas quedaban por lo menos unos sesenta más”, narraba Oriol Escalé, uno de los gemelos que puso en este Dakar, el primero de su vida, todas las ganas e ilusión de que disponía.

El calor y la extrema dureza de la etapa provocaron multitud de problemas para los pilotos y las máquinas

Él abandonó por voluntad propia al conocer que su hermano, Gilbert (21 años), había sufrido un accidente y estaba en el hospital. No encontraba la manera de salir de aquellas dunas –“aquello era un infierno”, mascullaba- y solo quería ver a su hermano, que se había caído por la mañana y golpeado la cabeza y el abdomen; además, había perdido en conocimiento. Según fuentes médicas, Gilbert sufría una contusión hepática y un hematoma en el costado derecho. Según el centro médico, en el que estaba ingresado desde primera hora de la tarde, su pronóstico era reservado. Debía estar en observación, al menos, 72 horas.

Pero Gilbert no era el único en cuidados intensivos en el hospital de Tucumán. Allí también estaba Enric Martí (41 años), que había sido víctima de un golpe de calor. Se lo encontró su colega Gerard Farrés, piloto oficial del equipo Gas Gas, que había sufrido un accidente con su moto: el desgaste acumulado por la máquina, las elevadas temperaturas y los hierbajos que acompañaban a las dunas hicieron una combinación explosiva: su moto se prendió fuego tan rápidamente que apenas le quedó tiempo para bajarse –lo mismo le había ocurrido a Paulo Gonçalves, piloto de Honda campeón del mundo de rallies-. Así que Farrés, perdido aproximadamente en el kilómetro 160 de la especial, compuesto y sin moto, se limitó a esperar. Hasta que en un momento oyó unos gritos. A 300 metros se encontró a Enric: “Iba en calzoncillos y descalzo por la arena, que ardía”, recuerda. Estaba deshidratado, tenía la mirada perdida y balbuceaba en vez de hablar, aunque no parecía haber tenido ningún accidente, pues su moto estaba en pie, apoyada sobre el caballete. “Entendí que hablaba con su padre, no me reconocía y al poco de estar con él se desmayó”. Farrés, siguiendo el protocolo de emergencia, activó la baliza de seguridad y en unos 45 minutos un helicóptero medicalizado lo recogió. Solo a Enric. Farrés tendría que esperar. Su historia es otra más del drama vivido en tierras argentinas.

Marc Coma.
Marc Coma.AP

“Pasé por lo menos seis horas allí tirado. Sin agua. Sin una sombra bajo la que esconderme. Me hice un invento con mi propia chaqueta, para evitar el sol. Cuando vinieron a por Enric me dijeron que yo no estaba herido, que podía aguantar. Y entiendo que hubiera pilotos más graves que yo, pero tardaron demasiado en evacuarme”, narra mientras hace el equipaje. Vuelve a España por la mañana. Tan rápido como ha podido. Como Gilbert, Enric o Gerard hubo muchos otros pilotos heridos o deshidratados en esta quinta etapa. La dirección del Dakar quiso endurecer la prueba, según advirtió David Castera, responsable deportivo, al principio del rally. “Pero se les ha ido de las manos”, afirma Joan Barreda, segundo en la general. Es una opinión generalizada. “Yo estoy en un punto de supervivencia: intento no perderme y tengo el ritmo que tengo; no puedo dar más”, declaraba al finalizar el primero Marc Coma, tres veces ganador del rally. A él, el más rápido, la especial de 211 kilómetros le costó algo más de tres horas. Para el resto se convirtió en poco menos que un infierno.

Coma es el nuevo líder, con 41 minutos de ventaja respecto al segundo clasificado, Joan Barreda (Honda), que tuvo unos problemas con el sistema de la gasolina y también perdió el rumbo. Tercero es Chaleco López, a 53 minutos. Y el ganador de 2013, Cyril Despres (Yamaha), es 8º después de un problema mecánico y ya está a una hora y 23 minutos de Coma, demasiado incluso para un pentacampeón del Dakar.

Dos argentinos muertos y un peruano herido en un accidente

La jornada, además, se saldó con dos accidentes de tráfico de vehículos ajenos a la competición con al menos dos víctimas mortales. Los muertos eran de origen argentino y, aunque no estaban acreditados, cubrían la competición. Se trata de Martín Delgado, de 20 años, un estudiante de periodismo y Daniel Ambrosio, de 51, aficionado a las carreras de autos, según detalla France Presse. En el vehículo viajaban otras dos personas, entre ellos un peruano que resultó herido. Más tarde ocurrió otro accidente, que se cobró una víctima más. Fue el colofón a una jornada terrible.

En la categoría de coches (acortada la especial en 98 kilómetros) fue Nani Roma el vencedor. Ya son dos las victorias en cinco etapas y, sobre todo, dos golpes de efecto importantes para la carrera. Dejó tocado a Sainz, que perdía más de una hora por problemas en un sensor de su buggy que le obligaron a detenerse durante el primer tramo de especial. Pero no acabó ahí su mal día. Poco después de terminada la especial, Sainz fue advertido de que recibiría una penalización de una hora por haberse saltado uno de los puntos de paso de la segunda parte de la especial. Además del calor, la navegación jugó también un papel importante en esta quinta jornada. No en vano, los dos primeros clasificados en motos, Coma y Barreda, conscientes de que se habían saltado el último punto de paso antes del final de la especial, dieron media vuelta para recuperarlo y volver a ubicarse desde entonces. Sainz no lo hizo y la hora de penalización que se une a la hora que acumulaba por la mala etapa de este jueves obligan a descartarlo para el triunfo final. La misma sanción y por el mismo motivo recibió Al Attiyah.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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