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La posición atrevida de Costa

El ariete juega a la misma altura que Villa en lugar de como falso interior derecho

Ladislao J. Moñino
Busquets, Alba, Mascherano y Pedro persiguen a Diego Costa
Busquets, Alba, Mascherano y Pedro persiguen a Diego Costajuanjo Martín (EFE)

La posición de Diego Costa, en punta, a la misma altura que Villa, delató las intenciones de Diego Pablo Simeone, más atrevido que en los dos partidos de la Supercopa. En esas dos citas, Costa fue un falso interior derecho cuando el Barcelona tuvo la pelota. Incluso durante la semana, Simeone había ensayado ese plan. Finalmente optó por no sacrificar demasiado en defensa a un jugador que le capitaliza casi toda la ofensiva. No quería Simeone alejarlo demasiado del ataque por el momento de forma por el que atraviesa. Arriba, peleón como siempre, no pudo desequilibrar, aunque siempre fue una amenaza, más por su constancia que por lo que generó con la pelota y con sus carreras.

Empezó bien Costa, con un robo de balón a Busquets cuando no se había cumplido el minuto de juego que encendió a la grada, donde poco antes se había recogido un mosaico en el que se podía leer Atleti aplasta. Se fue el goleador rojiblanco hacia el área, cabeza abajo, desafiando a toda la defensa azulgrana para morir en la frontal del área. Esa secuencia se dio en varias ocasiones, quizás demasiadas. Nunca combinó Costa en esas arrancadas, casi siempre con la cabeza abajo, lo que en alguna ocasión le impidió ver algunos desmarques buenos de Villa. Que no está El Guaje en su mejor momento salta a la vista, que los goles son su medida y no explota, también, pero que ni Costa ni sus compañeros le reparten todo el juego que quisiera también sucedió. Se le vio desesperado y hasta irritado con algunas de esas jugadas en las que corrió al espacio y no le dieron el balón, principalmente su pareja de ataque, que sobre todo en el primer tiempo pecó de individualismo.

En la ocasión más clara que tuvo Costa, una contra de Arda, se vio esa única vía que finalilzaba siempre. El mediapunta turco, extraordinario con la cintura en varias jugadas, en especial una al inicio del encuentro, tenía por su izquierda al delantero, y por la derecha corría Villa. La pelota la envió al otro lado y el hispano-brasileño soltó un zurdazo cruzado que se fue desviado a la izquierda de Valdés. En el otro lado del área, Villa primero se enojó y luego lamentó que el remate de su pareja en ataque no entrara. Con todo, el partido de Arda fue extraordinario por cómo aguantó muchas veces la pelota y cómo salió airoso a golpe de regate de situaciones muy complicadas. Incluso pudo marcar en una media tijera que cazó.

Sostenido el Atlético también por Gabi, imperial en los cruces y en las coberturas, Costa siguió fajándose arriba, aunque pocas veces pudo ser lanzado a la carrera. Forzó un córner por peleón y bajó una pelota con el pecho en el área que generó peligro. Esta vez no fue decisivo, aunque su trabajo fue incuestionable. Fue a presionar hasta a la sombra de Valdés en los últimos instantes del partido, y bajó a defender el último córner que sacó el Barcelona, aunque se fue sin marcar a un rival contra el que no se ha estrenado. Tampoco se metió en fricciones pese a que el partido tuvo mucho voltaje. Si acaso falló por ese empeño en querer resolver ataques por su cuenta cuando tenía otras opciones que no vio.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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