_
_
_
_
_

Día de “gladiadoras”

Mientras el torneo suspende el resto de partidos por calor, Suárez (8-6 en el tercer set), Sharapova (10-8) y Muguruza llegan a tercera ronda

J. J. M.
Melbourne -
Suárez, en el partido frente a Voskoboeva en Australia.
Suárez, en el partido frente a Voskoboeva en Australia. GREG WOOD (AFP)

Galina Voskoboeva llora desconsolada camino del vestuario. Tras sufrir más de 41 grados de calor y un 15% de humedad; tras ver cómo para evitar ese infierno el torneo suspendía todos los partidos que no estuvieran en marcha y todos los que terminaban un set en las pistas exteriores… se inclina en 3h10m. Carla Suárez, que es quien la gana 7-6, 3-6 y 8-6 para llegar a tercera ronda (la española perdía 2-5 el parcial final), acaba coja, con el psoas hecho polvo, la pierna derecha vendada y un golpe de calor que obliga a que le atiendan los médicos. Fue, en palabras de Conchita Martínez, “una gladiadora”, igual que Maria Sharapova (6-3, 4-6 y 10-8 a Knapp), igual que Garbiñe Muguruza (6-3 y 6-3 a la eslovaca Schmiedlova). Mujeres capaces de domar a los elementos para llegar a tercera ronda: mientras Melbourne se derretía y el resto del torneo se detenía, con la excepción de las dos pistas centrales, que cerraron sus techos y encendieron el aire acondicionado, ellas peleaban con la mirada perdida y la boca abierta buscando oxígeno. Un espectáculo dantesco.

“Y digo gladiadora total”, explica la seleccionadora, que fue campeona de Wimbledon; “porque era la única manera de ganar un partido en esa situación extrema, con el calor, acabando coja…”, sigue. “Se puso a jugar con peso, alto, tirando a su oponente para atrás, para evitar así que ella se pusiera sobre la línea y la hiciera correr más”, prosigue. “El año pasado, ya hubo una clara mejoría de Carla en lucha, en actitud, en no bajar los brazos. Cualquiera puede tener un día malo, pero ella está en la buena línea”, se felicitó por la progresión de la número 16 mundial, que a los 25 años buscará los octavos de final frente a la eslovaca Cibulkova.

“Y yo pensé que no era normal tanto calor y que era cuestión de ver quién aguantaba más”, dijo por su parte Muguruza tras deshacerse de Schmiedlova. “Es muy duro, pero sabes que la cabeza es la clave. Ves que la otra se queja, que sufre, y te vienes arriba. Sientes que a la otra le pesa, y más fuerza coges”, añadió la número 38, que lleva 10 partidos ganados consecutivamente tras celebrar su primer torneo en Hobart, y que ahora se enfrentará a Wozniacki, toda una exnúmero uno, a la que sin embargo derrotó ya en el torneo de Miami. “Otro partido durísimo, sea contra quien sea. Voy mentalizada. Estas rondas ya son muy mentales. Noto que la cabeza es vital, muy importante, que si me esfuerzo y lucho, la otra, de momento, baja. Antes no lo trabajaba tanto, me desconcentraba, por eso ahora me siento más satisfecha”.

Pocas veces fue más importante la cabeza que en Melbourne: con el cemento convertido en una sartén, los fuertes gobiernan.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

J. J. M.
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_