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Gordillo envida con su amigo Calderón

“No soy Maradona ni Messi, pero nos salvaremos”, dice el nuevo técnico del Betis

Rafael Pineda
Calderón en su presentación como entrenador del Betis
Calderón en su presentación como entrenador del BetisPACO PUENTES

Eduardo Anzarda, cerca de cumplir 64 años, se conserva en buena forma. Fue un delantero de los buenos del Madrid y del Betis de la década de los setenta. En la primera fila de la sala de prensa del Benito Villamarín observaba las primeras palabras de Gabriel Humberto Calderón como nuevo entrenador del equipo andaluz, colista en la tabla, a ocho puntos de la salvación, elegido por el consejo de administración del club andaluz en un claro intento de apaciguar la fractura social que vive el beticismo.

Garrido se despide por carta: “Ha sido un orgullo”

En una carta de despedida en la web del club, Juan Carlos Garrido lamentó que su etapa en el Betis haya "tocado a su fin" y declaró su agradecimiento al club y a su afición en estas últimas semanas. "Para mí ha sido un auténtico orgullo haber pertenecido a una entidad con este sentimiento y pasión. Me llevo esta sensación a pesar de los momentos difíciles que me ha tocado vivir y pese a haber tenido que decir adiós antes de lo que hubiese querido", señala.

A su juicio su destitución en el cargo, que ocupará el exjugador bético Gabriel Humberto Calderón, "viene precipitada por la convulsa situación que vive ahora mismo el Betis", indicó.

“No soy Maradona ni Messi pero voy a salvar al Betis”, afirmó Calderón, parco en palabras, con poca experiencia como técnico en Europa aunque con una larga trayectoria como entrenador. Calderón, que además de con Anzarda contará con la ayuda de Juan José Cañas, se encuentra con una plantilla destrozada y con su líder, Rubén Castro, muy tocado ante sus compañeros después de marcharse directamente a su casa tras ser sustituido en el choque contra el Madrid. “Sé cómo ganarme a mis jugadores. Yo he sido futbolista y sé lo que quiere escuchar”, admitió Calderón. Sin duda, fue futbolista. Y de los buenos. Jugó y vivió en Argentina la rivalidad entre Racing e Independiente, equipos en los que jugó con una breve estancia en Lanús para luego emigrar al Betis. Fue parte de una generación inolvidable de jugadores que se alzaron con el Mundial juvenil de 1979 en Japón, caso de Maradona, Barbas o Ramón Díaz. Menotti lo llevó al Mundial de España, donde jugó cuatro partidos. En 1983 fichó por el Betis, donde se ganó a la afición y conoció a Rafael Gordillo, quien ahora ha sido su gran valedor para ocupar el banquillo en sustitución de Juan Carlos Garrido.

El sueño de mi vida es estar en el Betis y estoy convencido de que lo voy a salvar”

Estuvo cuatro temporadas en el Betis y Bilardo no lo llevó al Mundial de Argentina. Sí al de Italia después de casi reventar a Jorge Valdano, al que forzó hasta el límite para intentar convocarlo. “La mayor frustración de mi vida fue pasar cerca de la Copa del Mundo y no poder ganarla”, afirmó años después de jugar la final de Italia 90. Hizo carrera como entrenador en Asia y clasificó a Arabia Saudí para el Mundial de Alemania 2006. Jamás se despegó de Andalucía, pues tiene una casa en Marbella y dirigió varias escuelas de fútbol en Sevilla. Una de ellas junto a su amigo Rafael Gordillo, que ha confiado en él para la dura travesía que le espera al Betis para lograr salvarse.

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