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Vallecas se entrega al Atlético

El equipo de Simeone castiga la ingenuidad defensiva del Rayo (2-4), que falló un penalti lanzado por Jonathan Viera con 0-1

Diego Costa, en la acción del cuarto gol del AtléticoFoto: sogecable
Ladislao J. Moñino

En los aledaños del estadio, varios centenares de personas, ataviadas con gorras rojas, protestaban por el cierre de la planta de Coca-Cola. Mientras, en el interior, retumbaba el estruendoso Ace of Spades de Motörhead. Territorio duro Vallecas, donde no sobra un gramo de ingenuidad, pero poco correspondido por su equipo anoche por todas las concesiones que le hizo al Atlético. Un gol regalado y un penalti desperdiciado en menos de 15 minutos. Demasiado para poder competir desde esa osadía plausible que pregona Paco Jémez. El Atlético se dio un paseo por Vallecas, invitado por un rival con la guardia baja, endeble atrás, que transmitió la sensación de que un simple pase largo a la espalda de Tito y Saúl podía descabalgarle del partido.

Rayo, 2 - Atlético, 4

Rayo Vallecano: Rubén; Arbilla, Saúl, Tito, Nacho; Baena, Trashorras; Lass (Rochina, m. 57), Bueno, Jonathan Viera (Iago Falqué m. 83) y Larrivey. No utilizados: Cobeño; Galeano, Iago Cueva, Embarba.

Atlético: Courtois; Manquillo, Miranda, Godín, Filipe Luis; Sosa (Oliver, m. 63, Cebolla Rodríguez, m. 65), Gabi, Koke, Arda; Villa (Raúl García, m. 80) y Diego Costa. No utilizados: Aranzubia; Adrián, Alderweireld e Insúa.

Goles: 0-1. M. 7. Villa. 0-2. M. 30. Arda. 1-2. M. 40. Jonathan Viera. 1-3. M. 45. Arda. 1-4. M. 74. Saúl, en propia puerta. 2-4. M. 76 Larrivey.

Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Arbilla y Manquillo.

Unos 11.000 espectadores en Vallecas.

Asegura el técnico rayista que su equipo pierde muchos partidos sin necesidad de que el contrario tenga que hacer méritos porque cometen errores infantiles en zonas prohibidas. Así fue una vez más. Esta vez fue con un simple saque de puerta. Rubén le entregó la pelota a Baena y a este le temblaron las piernas ante la presión de Villa, que se hizo con el balón y se lo entregó a Diego Costa. El hispano-brasileño se la devolvió al asturiano para que este marcara a placer. No fue casualidad esa presión arriba del Atlético, trabajada durante toda la semana. Es común que Simeone ordene ese agobio arriba con los equipos que tratan de salir jugando desde atrás para obligarles a jugar en largo. Siente que su equipo es incontestable en el juego aéreo y en las segundas jugadas. En esas estaba el partido cuando se produjo ese error de Baena. Con los dos equipos jugando en largo. Y en esas también transitaba el juego cuando Bueno corrió a una pelota larga, se enredó en la carrera con Manquillo y el colegiado señaló penalti. Lo lanzó Jonathan Viera muy mal. Poco ajustado para un portero de la envergadura de Courtois, que una vez adivinado el lugar hacia el que vencerse le sobró estirada para repeler el disparo. Ha reiterado Simeone durante estos últimos días, tras el inocente penalti cometido por Juanfran contra el Sevilla, que los detalles serán decisivos. Su portero tuvo uno que terminó por hundir al Rayo, al que ya solo le quedó ese orgullo irreverente de irse hacia arriba con todo, y Trashorras, uno de esos futbolistas que entienden tanto el juego desde el pase que en cada uno que da suele mejorar la jugada. Con todo, padeció el Rayo ese marcharse sin ligaduras al área de Courtois. Primero con una contra que Villa le dejó de tacón a Diego Costa y el remate de este lo repelió Rubén, igual que el rechace que empalmó posteriormente Sosa. Esas dos paradas calmaron en cierta medida a la grada, que después del error en el gol la tomó con el meta.

Donde ya no pudo hacer nada Rubén fue en el segundo tanto. Un balón largó de Villa puso a la carrera y hombro con hombro a Diego Costa con Nacho. La carrocería del hispano brasileño fue determinante, metió el hombro, sacó de punto al menudo lateral rayista y cedió el balón a Sosa, que en un gesto de generosidad, le regaló el gol a Arda, que marcó a puerta vacía. Solo un error de Villa en la salida de una contra, metió al Rayo en el partido durante un par de minutos. Entre Larrivey y Trashorras marearon a la defensa del Atlético hasta que Bueno fusiló a Courtois. Poco le duró al equipo de Paco la esperanza porque una falta botada por Sosa la prolongó Saúl para el segundo palo donde Arda solo tuvo que empujar la pelota. Sosa, titular por primera vez en Liga, alternó buenas acciones con otras poco recomendables en el libreto de su entrenador, tales como arriesgar en el regate cuando el equipo está saliendo. También fue titular Koke, al que Simeone tenía previsto darle descanso, pero Tiago, que venía una lesión muscular, sintió molestias en el calentamiento y decidió no arriesgar.

Óliver se retira lesionado en camilla
Óliver se retira lesionado en camilla

No cesó el Rayo en su empeño de, al menos, de amenazar al Atlético con un partido a dos porterías. Llas subidas de Filipe Luis le hicieron mucho daño. En una de sus subidas llegó hasta la línea de fondo para que Costa rematara, aunque finalmente el árbitro registró en el acta que el gol había sido de Saúl en propia puerta. Con su manera de golpear el balón, el hispanobrasileño no acaba de encontrar la eficacia que tuvo en la primera mitad del campeonato.

Con cada equipo a lo suyo, el Rayo, a defender su estilo sin perder la cara y el Atlético a contragolpear, Larrivey hizo el 2-4 con un cabezazo contundente. Los dos goles, de alguna manera, premiaron ese afán por atacar y atacar, igual que los cuatro goles encajados castigaron una ingenuidad que no se estila en Vallecas. Al menos, en sus calles.

Óliver, cuatro minutos y luxación de hombro

Óliver Torres se cubría los ojos con los dedos mientras era retirado en camilla por los pasillos laterales del campo de Vallecas. Corría el minuto 63. Lloraba y se tapaba porque no quería creer la fatalidad, lesionado en el hombro izquierdo tras un forcejeo con Jonathan Viera a los pocos instantes de haber entrado a jugar.

El mediocentro extremeño del Atlético, de 19 años, acababa de sustituir a Sosa. Y no tuvo tiempo ni de entrar en calor. Las lágrimas de Óliver se debían más que a la gravedad de la lesión, una luxación de hombro, a lo poco que ha participado esta temporada.

A los escasos cuatro minutos de ayer hay que sumar apenas 207 más en toda la Liga. Solo ha intervenido en siete partidos y ninguno de ellos completo. El día que más jugó, ante el Betis en el Calderón, disputó 60 minutos. El resto fue una media parte ante el Málaga; 32 minutos contra el Celta; 31 contra el Sevilla; 20 frente al Almería; 19 contra el Getafe; y los cuatro de ayer en Vallecas.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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