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La medalla del coraje

España, con Cañellas de líder, logra el bronce tras derrotar a Croacia, tercer metal de la selección en las cuatro últimas citas

Javier Lafuente
Cañellas celebra un gol ante Craocia
Cañellas celebra un gol ante CraociaSCANPIX DENMARK (REUTERS)

Con el mejor partido en el momento más adecuado, España logró la medalla de bronce más dulce. Un premio a la constancia, a la perseverancia de un grupo que solo se ha quedado sin subir al podio en una de las cuatro últimas grandes citas: en la que se creyeron superiores al resto, en la que dieron por hecho que no tendrían rival.

Este bronce del coraje despoja de ansiedad a la selección. No solo al equipo, que demuestra que el oro de Barcelona no fue un golpe de suerte. También al nuevo seleccionador, Manolo Cadenas. Con el billete a Catar en el bolsillo como campeón mundial, el técnico dispondrá ahora de tiempo para introducir nuevos aspectos en un equipo que le vino hecho, con vistas a formar un proyecto sólido de cara a los Juegos de Río. El bloque llegará a esa cita en su madurez deportiva. Por el camino se incorporará Alex Dujshebaev, al que una lesión privó de su primera gran cita a los 21 años. Pareja necesaria para un Maqueda soberbio en defensa, desbocado en ataque.

Con Sterbik renqueante, Gonzalo Pérez de Vargas dispondrá de un Mundial y un Europeo para irse asentando en la portería. En su primera gran prueba, con 23 años, ha sabido sobreponerse a las dudas que han sobrevolado su posición. Dudas que se solventaron en el momento en que Cadenas dejó de alternar a los guardametas. Ante Croacia, Sierra firmó su mejor partido, no tanto por las paradas (11) como por el momento en que las hizo. “Si con 35 años, tengo que reafirmarme, ya no sé qué hacer”, se defendió tras el partido.

La selección española festeja la medalla de bronce
La selección española festeja la medalla de bronceDIARIO AS

Hay cuestiones en esta España que son intocables. De plastilina en el inicio del torneo, en los momentos decisivos no ha habido una defensa tan compactada como la de Viran y Guardiola, las dos torres que más balones han blocado en el campeonato (ocho cada uno). Más que intocable, imprescindible es en este equipo Aginagalde. Cuatro partidos, la mitad del campeonato, le han servido para llevarse a casa el título de mejor pivote.

Pero si algo positivo puede sacar España de este torneo es que ya cuenta con un jugador de referencia. Su Karabatic, su Hansen. Joan Cañellas se va del torneo como máximo goleador, un premio que recibió antes de la final, cuando aún le faltaban dos goles para igualar los 44 del islandés Sigurdsson. Una forma raquítica de reconocer el torneo del central, ya que se quedó fuera del siete ideal, donde tampoco estaba Nikola Karabatic, nombrado, eso sí, mejor jugador del torneo.

Cañellas es un claro ejemplo del balonmano español. Hace un año, el líder silencioso de esta España, confiaba en que el oro mundial mejorase la situación de su deporte. Se dio de bruces con la realidad solo seis meses después. Su equipo, el Atlético, desaparecía y él se fue al Hamburgo. Dejó Madrid, donde estaba tan a gusto con Montse, su compañera, incapaz ayer de contener las lágrimas al abrazarle tras el partido. Poco antes de que él, tan sincero, en medio de la euforia, admitiese: “Esta vez sé que no va a servir de nada. Muchos pensarán: ‘Joder, es solo un bronce’. No saben lo que cuesta conseguirlo. Este es un premio para la gente que lucha”.

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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