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Griezmann dicta sentencia

La Real Sociedad liquida al Elche con una actuación soberbia del delantero francés que marcó tres goles y suma 15

Griezmann, en la acción del 1-0
Griezmann, en la acción del 1-0DIARIO AS

Al Elche no le heló el frío (tres graditos) ni la lluvia, insistente, sino Griezmann que tiene la costumbre de estar donde tiene que estar y de concluir lo que tiene que acabar. Y parece que el francés tenía prisa, porque a los dos minutos ya había encontrado la red disparando de puntillas y a los 12 había hecho el segundo con un cabezazo a pase de Xabi Prieto. Algo así como pagar la cuenta del menú por adelantado y luego disfrutar de la comida, si llega el caso. Al Elche, el partido se le había atragantado en el entremés. Ni frío ni sudado, se quedó congelado con la competencia de la Real que funcionaba como un acordeón. A poco que el equipo donostiarra se adentre en campo contrario, el peligro de incendio enciende todas las alarmas. Prieto tiene la cerilla, con su pausa, sin perder ni un solo fósforo; Vela es el mechero de monte que cuando se enciende no se apaga; Griezmann es la antorcha y Agirretxe el farol que lo mismo ilumina la recta que los desvíos. Si se asocian, el monte se quema. Y al Elche se le quemó pronto.

Real Sociedad, 4 - Elche, 0

Real Sociedad: Bravo; Carlos Martínez, Ansotegi, Iñigo Martínez, José Ángel; Bergara (Gaztañaga, m. 47), Rubén Pardo (Ros, m. 77), Xabi Prieto; Carlos Vela (Zurutuza, m. 57), Agirretxe y Griezmann. No utilizados: Zubikarai; Seferovic, Mikel González y Chory Castro.

Elche: Toño; Damián, Botía, Lombán, Albácar; Rubén (Rivera, m. 76), Sánchez, Gil; Coro (Fidel, m. 76), Aarón y Manu (Boakye, m. 64). No utilizados: Herrera; Cisma, Mantecón y Pelegrín.

Goles: 1-0. M. 2. Griezmann. 2-0. M. 12. Griezmann. 3-0. M. 49. Carlos Vela. 4-0. M. 74. Griezmann.

Árbitro: Iglesias Villanueva. Amonestó a Botía y Gaztañaga.

Unos 10.492 espectadores en Anoeta.

Para que no hubiera dudas, para que el Elche no soñase con el camino de piedras amarillas, Carlos Vela decidió que tenía que cantar bajo la lluvia. Y nada más comenzar la segunda mitad, se inventó una jugada, se fabricó una ocasión y lo convirtió en gol. Hubo un pelín de fortuna en la entretela de su jugada, pero su definición fue tan excelente que el premio pareció de justicia poética. Los asistentes también requieren su punto de gloria personal. Y Vela sonrió, aunque siempre sonríe: cuando marca y cuando falla. Ahí murió el partido porque el Elche jamás despegó. Cuando quiso coger vuelo, tenía plomo en las alas.

No es fácil jugarle a la Real cuando está en el tobogán del marcador. El Elche se supone que tenía buen talante, pero cada vez que alzó la voz le cortaron el micrófono. Tanto fue así que un futbolista tan zascandil como Corominas solo hizo acto de presencia cuando fue sustituido por Fidel, a partido perdido para guarecerse de la lluvia: algo extraño en un futbolista tan activo. Quizás es que la Real estaba volcada y que Griezmann jugaba cuesta abajo, hasta el punto de aprovechar incluso un error de Toño en el despeje para definir, por tercera vez, con buena letra, con caligrafía de amanuense, pero escrita con el pie.

Estaba claro que era su noche, sobre todo desde que Vela fue sustituido y el protagonismo completo recayó en el delantero francés, lo mismo francotirador que infante de marina. El Elche nunca pudo con él, jugara por donde jugase. Tampoco pudo nunca con la Real, ni siquiera en su primer disparo a puerta, ya en la segunda parte y sin más esperanza que la honra, que sirvió para demostrar que Bravo estaba a punto. La segunda ocasión fue más concreta: Damián, en un libre directo superó la barrera y a Bravo, pero topó con el larguero. Estaba claro que no era su día, sino el de la Real. Para Griezmann, su gran noche. Demasiados astros en contra.

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