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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Quién no se acuerda de él?

Aragonés, en 2011, presentado como técnico del Atlético.
Aragonés, en 2011, presentado como técnico del Atlético.Oscar Moreno (EFE)

Lo primero que se me viene a la cabeza con Luis Aragonés son los magníficos recuerdos que tengo de él como jugador. Fue una institución en el campo, uno de los futbolistas que más ha contribuido a engrandecer la historia del Atlético. Es inolvidable su gol al Bayern de Múnich en la final de la Copa de Europa de Bruselas, que bien merecía el título que se nos escapó. Tengo las imágenes en la retina, en blanco y negro, con el balón entrando en la portería con ese efecto que le daba a las faltas. Era un hombre de una fuerte personalidad, pero también muy simpático y divertido. Como entrenador, le recuerdo entrando en tensión antes de los partidos, en el hotel o en el autobús y trataba de rebajarla contando chistes. Es un hombre al que la vida le enseñó de todo.

Para mí hay dos momentos cuando fue entrenador del Atlético que fueron especiales. El primero, la Copa que le ganamos al Real Madrid en 1992, también, como esta última en el Santiago Bernabéu. Fue el Atlético de Luis, el del contragolpe, el Atlético de toda su historia. El otro triunfo de él como técnico que significó mucho para nosotros fue el del regreso a Primera División después de esos dos años en Segunda.

Después, como seleccionador, logró la Eurocopa y le dio a España el lugar que le correspondía. Cambió el estilo y volvió a dar muestras de ser uno de los personajes más trascendentes de la historia del Atlético y del fútbol español. ¿Quién no se va a acordar de Luis?

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