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análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Tenemos una cita con la historia

Esta vez no habrá renuncias. Todos nuestros mejores jugadores estarán presentes

Los jugadores españoles celebran el pase a la final del Mundial 2006.
Los jugadores españoles celebran el pase a la final del Mundial 2006.efe

Para el baloncesto, 2014 no es un año más. Más bien lo contrario. Veintiocho años después, España vuelve a organizar un Mundial y las ilusiones puestas en nuestra selección como legítimo aspirante a volver a conquistar el campeonato que ya logró hace ocho años en Japón lo convierten en cita con la historia. La expectación es máxima, y esta vez no habrá renuncias. Todos nuestros mejores jugadores estarán presentes, lo que significará la vuelta de Pau Gasol, Navarro y Felipe Reyes, que junto a Calderón, Rudy, Ricky Rubio y Marc Gasol protagonizarán un evento que podría ser la despedida grupal de la generación del ochenta, un colectivo inigualable.

El reto es enorme, pues nada que no sea subirse a lo más alto del cajón satisfará por completo. Las posibilidades de España para lograr el oro gravitan sobre dos cuestiones, una propia y otra ajena: el estado físico de algunos de sus jugadores fundamentales, treintañeros y muy castigados después de más de una década ininterrumpida de esfuerzos, y el equipo que formará Estados Unidos, que cuenta de partida con casi todas sus figuras, a excepción de Kobe Bryant. Pero la fiabilidad mostrada por nuestro equipo y la seguridad de que, venga quien venga del otro lado del Atlántico, los estadounidenses formarán una escuadra temible hacen pensar que asistiremos a una deseada reedición de las finales de Pekín y Londres.

Las posibilidades de España gravitan sobre dos cuestiones: el estado físico de algunos de sus jugadores fundamentales, treintañeros, y el equipo que formará Estados Unidos

Otra sospecha fundada es que estamos en el año del Real Madrid. Su liderazgo en España es hasta ahora incuestionable, pero falta concretarse en títulos. A la espera de la llegada de los momentos decisivos, todo parece indicar que el equipo, después de tres años bajo la tutela de Pablo Laso, ha alcanzado un grado ideal de competitividad, madurez, espectacularidad y pujanza física, que además de llevarle a batir récords históricos, le convierte en máximo favorito e incluso capaz de lograr la triple corona. Su rival más cualificado sigue siendo el Barcelona. Ante los elogios unánimes que recoge el Real Madrid, los azulgranas esperan agazapados su oportunidad y las posibilidades que le otorga contar con una plantilla tan amplia como talentosa, aunque, como ocurrió a la inversa durante años recientes, parece caminar un peldaño por detrás de los madridistas.

El panorama europeo no ofrece grandes diferencias con el español, con Madrid y Barça comandando los pronósticos. Competición cruel, pues, tras 24 jornadas y un playoff de cuartos, te lo juegas todo en un cara o cruz en la final a cuatro. Más allá de los Pirineos no se vislumbra nadie más capacitado. ¿Final española? Nada, nada descartable.

Finalmente, y en el universo NBA, a los actuales campeones, los Miami Heat, les han salido unos jóvenes respondones en Indiana. Ya estuvieron a punto la temporada pasada de aguarles la fiesta, y en esta van un metro por delante. En el salvaje Oeste, San Antonio sigue revelándose contra lo que dicen los DNI de sus estrellas. Mi bola de cristal no apuesta por un tercer título para King James.

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