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El Manchester, sin remedio

El United empata en Old Trafford ante el colista Fulham (2-2) y cuestiona la continuidad de Moyes Soldado sigue suplente mientras Adebayor marca para los Spurs ante el Everton (1-0) Lahm disfruta de su posición de mediocentro y marca con el Bayern al Núremberg (0-2)

Mata se lamenta de una acción ante el Fulham.
Mata se lamenta de una acción ante el Fulham. Michael Regan (Getty Images)

Resopla Juan Mata al final del partido. No puede creerlo. Ha participado en medio centenar de ataques del United. Todo el Manchester le busca y lo encuentra. Pero el equipo de Moyes es una calamidad en defensa y en ataque. Es responsabilidad de David Moyes, que celebra la remontada con efusividad, como si ganar así al colista fuera un logro. Pero el Fulham tiene orgullo y mucha necesidad. Empata en el descuento (m. 94). Bent cabecea un rechazo de De Gea. Otro error de la zaga. El punto no le sirve de mucho al Fulham, que sigue el último, aunque peor es para el United, en tierra de nadie, pendiente de una revolución que no llega. Mata no es suficiente. El estado de forma de algunas de sus estrellas, Van Persie y Rooney a la cabeza, es pésimo. Y hay veteranos, Evrà y Vidic, para quienes pasaron los mejores tiempos. Solo la vitalidad en la segunda parte de Januzah pareció cambiar el ánimo de Old Trafford, sepultado por el cabezazo picado final de Bent al segundo palo. 

El primer gol del Fulham retrató la disposición defensiva del Manchester United. Desde el callejón del 10, Holtby esperó que el desmarque de Sidwell hacia el corazón del área se completara. Nadie fue a por él (Rooney, a su lado antes de arrancar, invitó a algún compañero a que lo siguiera) ni tampoco lo esperaba nadie en el área. Sidwell, solo en el punto de penalti, empalmó con el interior de la bota derecha y colocó la pelota a un costado de Gea.

El via crucis del United se prolonga hasta el minuto 78. Una tonelada de centros al área repelidos por los zagueros del Fulham y por el portero Stekelenburg. Una falta de profundidad irremediable en el ataque del Manchester. Hasta que sendos remates consecutivos de dos zurdos con la diestra, Mata y Van Persie, acaba en el tanto de la eventual igualada. Un minuto después, el disparo de Carrick desde la frontal también llega a las redes tras rebotar en un defensa. Moyes suelta la tensión acumulada con la gestualidad exultante de quien está consiguiendo un triunfo. Solo es el Fulham. Mucho Fulham para tan poco United. 

SOLDADO, EN EL BANQUILLO

Roberto Soldado, de 28 años, sigue atrapado al banquillo del Tottenham, sin poder participar este domingo en la victoria de los Spurs ante el Everton en White Hart Lane (1-0). El gol anotado precisamente por su sustituto, Adebayor, desde que Tim Sherwood relevara a André Vilas-Boas en en banquillo. Mientras ve alejarse su última oportunidad de disputar un Mundial, Soldado no ha estado a la altura en Londres de sus tres temporadas anteriores en el Valencia. Apenas cinco goles en 20 partidos en la Liga inglesa, aunque cuatro de ellos de penalti, si bien mejora sus números notablemente en la Liga Europa, otros cinco tantos en tan solo tres encuentros. Tampoco le ha ayudado la indefinición en el estilo del Tottenham, que juega un día a una cosa y al otro a la siguiente. Una plantilla forrada de estrellas, tras el desembolso de 100 millones ingresados por la venta estival de Gareth Bale, en la que algunas de ellas, como el argentino Lamela, ni siquiera entran en la convocatoria. Soldado apenas juega y sus allegados le piden paciencia.

LAHM DISFRUTA DEL MEDIOCENTRO

Lahm celebra su gol al Núremberg junto a Boateng.
Lahm celebra su gol al Núremberg junto a Boateng.CHRISTOF STACHE (AFP)

A los 30 años, Philipp Lahm ha descubierto el gustito de actuar de mediocentro, eje de todo el juego del Bayern, según el descubrimiento del técnico catalán del conjunto bávaro, Pep Guardiola, al ubicarlo en esa privilegiada posición acuciado por las bajas de mediocampistas en verano pasado. Al principio se resistió Lahm, tantas años acostumbrado a subir cualquier de las dos bandas como lateral, tanto en la selección como con el Bayern, con el mismo éxito. Ahora lo disfruta en la compañía de Thiago Alcantara. Hasta marcó el sábado pasado en la victoria ante el Núremberg (0-2, el otro tanto de Mandzukic). Pocos como Guardiola, excelso mediocentro en su época de jugador, para adivinar esas condiciones en otros futbolistas. Las tiene Lahm, movilidad, toque y visión de juego, relegando a la suplencia a otros aspirantes tan conspicuos como Toni Kroos o Javi Martínez. Pep, además, gana un lateral derecho como el brasileño Rafinha. En su autobiografía, Der Feine Unterschied: wie heute man Spitzefussballer wird (la pequeña diferencia: cómo llegar a ser un futbolista de élite), publicada en 2011, Lahm disecciona su carrera y los técnicos con los que ha trabajado, sin ahorrar críticas para Rudi Völler o Otmar Hitzfeld. Faltan capítulos capitales a agregar. La conquista del pasado triplete con Jupp Heynckes y la estimulante presencia de Guardiola en la jefatura del club más poderoso de Alemania desde el verano pasado.

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