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Corazón y cabeza por una final

La Real, que no lucha por el título desde 1988, busca la remontada ante el Barcelona tras el 2-0 del partido de ida

Tello disputa un balón con Zaldua en la ida de las semifinales de Copa.
Tello disputa un balón con Zaldua en la ida de las semifinales de Copa.D.Ramos (Getty)

El tamaño de las derrotas es siempre subjetivo. Unas invitan a la reflexión, otras a la táctica, otras a las creencias y otras a los milagros. Pero siempre invitan a algo, sobre todo en partidos "que comienzan el miércoles y, al final, lo mismo acaban en jueves", como decía Jagoba Arrasate, técnico de la Real, en la rueda de prensa previa al partido de vuelta de semifinales de hoy (22.00, Antena3) contra el Barcelona (2-0 en el Camp Nou). Arrasate se movía en el columpio que maneja casi siempre todos los partidos complicados: "Hay que jugar con corazón y con cabeza", frase que define cómo debe producirse el riego sanguíneo en el fútbol: de arriba a abajo y no al revés, sobre todo con un resultado tan adverso y más aún frente a un rival tan acreditado. Pero eso no es óbice para excitar las células del corazón: "Hay jugadores que llevan muchos años en este equipo que no han podido disputar una final de Copa", argumento corroborado también por Ansotegi, uno de los veteranos, cuando afirma: "Es nuestra primera oportunidad y quizás la única de jugar una final". No en vano la Copa ha sido siempre un juguete roto para la Real desde que la ganó en 1987 frente al Atlético y teniendo en cuenta que su última final fue la de la temporada siguiente cuando la perdió (1-0) precisamente contra el Barcelona. Después, la colección de fracasos tiende al infinito: en este torneo la Real ha reverdecido los laureles y ha formado parte de la historia grandiosa de equipos como Zamora, Mirandés, Hospitalet, Beasain o Logroñés, entre otros, simulando un desdén por la competición que poco tenía que ver con la ilusión del éxito.

Jagoba Arrasate intenta
canalizar "la rabia
y la ilusión" de los futbolistas donostiarras

De ahí el corazón, cuando el final, o sea la final, está tan cerca, aunque intermedie el Barcelona y dos goles como dos heridas punzantes. De ahí, por ello, la cabeza para que sístole y diástole se acompasen, "porque el Barcelona saldrá con todo lo mejor que crea disponer", dice Arrasate, que también piensa que el equipo de Martino "no se va a exponer como otras veces, por los dos goles de ventaja, pero no es menos cierto que no es un equipo acostumbrado a jugar para defender". Corazón para canalizar "la rabia y la ilusión de los futbolistas" (la rabia proviene de lo que se considera un arbitraje injusto en Barcelona), pero cabeza "para evitar un gol del rival" que complicaría mucho la solución del caso.

"No hay que ofrecer espacios a la Real. El partido de ida les permite soñar, querrán tener la pelota. Hay que quitársela y no brindar posibilidades a sus jugadores", aseguró ayer Martino.

En ese balancín está la Real, en la obligación de atacar y atacar, pero con la convicción de que una buena defensa será también su mejor ataque. El día, la hora y la meteorología son factores a tener en cuenta en una competición que pasa un poco de tapadillo a pesar de su importancia deportiva y emocional. Para la Real de Griezmann y Vela, de Vela y de Griezmann, pero sobre todo de un enorme portero, Zubikarai, el portero de la Copa, la competición se antoja como un reto con la historia. Lluvia, seguramente, campo rápido, velocidad de vértigo, sufrimiento y probablemente detalles para definir quién pone el punto y seguido a una jornada de puertas abiertas.

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