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Fiesta nacional suiza y de Domracheva

La bielorrusa repite oro y el país alpino, como en sus mejores tiempos, se coloca entre los líderes del medallero de Sochi

El suizo Dario Cologna, oro en 15 kilómetros
El suizo Dario Cologna, oro en 15 kilómetrosALBERTO PIZZOLI (AFP)

Suiza vive para la nieve y sus Juegos Olímpicos son los de Invierno. Roger Federer y ahora Stanislav Wawrinka son una excepción. Ciclistas como Fabian Cancellara, y en el pasado Hugo Koblet o Ferdinand Kubler, también. El fútbol sólo recientemente ha empezado a funcionar en la élite. Las leyendas han ido siempre sobre blanco, encabezadas por el legendario esquiador Pirmin Zurbriggen, seguidas por sus grandes especialistas del bobsleigh, ahora en horas bajas, y últimamente con el saltador Simon Ammann. Pero rara vez se había producido una explosión de medallas globales como en Sochi. Tampoco las individuales de la arrolladora Darya Domracheva en el biatlón para Bielorrusia. El fondista helvético Dario Cologna sumó su segundo título y el inesperado Sandro Viletta dio la gran sorpresa al ganar la supercombinada del esquí alpino tras el éxito de Dominique Gisin en el descenso femenino. Suiza lleva siete medallas, pero cinco de oro, incluida la de Iuri Podlatchikov, Ipod, en el snowboard, lo que la coloca en el grupo de cabeza del medallero de los grandes. Como en sus mejores tiempos.

El noruego Kjetil Jansrud hizo el mejor tiempo en el descenso de la supercombinada y sólo el nombre ya recordó al legendario Kjetil André Aamodt. En el esquí de los últimos años, lo mismo que se decía del fútbol que al final siempre ganaba Alemania, muchas veces era Noruega. Svindal, el más indicado, volvía a decepcionar con un sexto puesto y difícilmente podría remontar ya en el eslalon. Pero aún quedaba Jansrud y estaba muy bien colocado.

Kjetil Jansrud
Kjetil JansrudDoug Pensinger (Getty Images)

Era ya el momento de los especialistas en la prueba de habilidad. Todo estaba abierto, pero nadie esperaba lo de Viletta, un casi veterano a punto de cumplir los 30 años, que había cedido 1,64s a Jansrud. Incluso Bode Miller estaba a 1,43s, pero su encanto parece haberse marchitado definitivamente y terminaría sexto. Nada para él que sólo buscaba más glorias de podio.

Pero el suizo resistió todas las bajadas. Tenía una solitaria victoria en Copa del Mundo, y no en eslalon, sino en el más rápido supergigante. Y allá por 2011 en Beaver Creek (Colorado, Estados Unidos). Pero tomó todos los riesgos, porque no tenía nada que perder, y le salió bien. Al revés del francés Alexis Pinturault, uno de los grandes favoritos, vencedor esta temporada en la prueba de Kitzbuhel (Austria) y segundo en la de Wengen (Suiza). Había cedido 2,44s en el descenso y se enganchó pronto con una de las puertas. El croata Ivica Kostelic, en un trazado marcado por su padre, volvió a hacer de segundón, y se llevó la tercera plata olímpica. En la familia Kostelic el gran oro siempre fue de su hermana Janica y Sochi, con 34 años, es su última oportunidad de subir a lo más alto del podio. Aún le quedan opciones.

El italiano, Innerhofer, segundo en el descenso, mostró su gran forma y pese a hacer sólo el octavo tiempo ayer, negoció perfectamente después el eslalon hasta llevarse el bronce. Incluso reconoció que no se entrena en eslalon. Está en un sueño. Jansrud, el último Kjetil, no cumplió el viejo dicho y fue superado hasta el doloroso cuarto puesto. Le sucedió como a Svindal en el descenso y que ayer se fue al octavo. Ha cambiado el sino y ya no gana Noruega en alpino.

Cologna, de oro

Fue oro en el skiatlón del domingo (15 kilómetros con las tablas estilo clásico, en paralelo y los siguientes en libre, como un patinador). Y lo repitió en los 15 kilómetros clásicos ayer. Dario Cologna ganó la misma prueba libre en Vancouver, hace cuatro años, pues se alternan los estilos en cada edición de los Juegos. El suizo es un exquisito en la técnica del esquí de fondo (aunque curiosamente cayó en el sprint del miércoles), y se ha aprovechado de la limpieza de dopaje de las viejas figuras. Ahora, en Sochi, también le está favoreciendo que el mejor noruego, Petter Northug, cuádruple medallista en 2010, no se ha recuperado bien de una enfermedad vírica que le afectó durante la temporada. Ayer, ni salió. El primer día, en el skiatlón, llegó el 17, descolgado y roto a casi minuto y medio de Cologna, y se volvió a perder en el sprint.

La nieve ayer estaba blanda, pues había 15 grados de temperatura en lo que se está pareciendo muy poco a unos Juegos invernales. Y en esas condiciones, con las tablas en paralelo, los más finos esquiadores son imbatibles. Cologna superó a los suecos Olsson y Richardson. Fueron plata y bronce suecas igual que en el sprint. Suecia, como Suiza antes, apenas vive de medallas sueltas desde hace demasiado tiempo, a la cola siempre de Noruega y hasta de Finlandia. Y ahora, de un suizo.

Darya Domracheva, oro en biathlon 15km
Darya Domracheva, oro en biathlon 15kmSTEFAN WERMUTH (REUTERS)

No importó el 13

Llevaba el dorsal 13. Y qué. Darya Domracheva parece jugar con su apellido. La racha continúa. Segunda medalla de oro en el biatlón de 15 kilómetros con una auténtica exhibición. Dominó desde el principio hasta el final y dejó a minutos a todas sus rivales. Ni siquiera la acompañaron en el podio otras teóricas favoritas, que parecieron humilladas por su dominio. La novia de Bjoerndalen, cuando aún no lo era, fue bronce en Vancouver 2010, un premio a una novel. Ya es una consagrada absoluta. Falló un tiro en la segunda serie de las cuatro habituales de cinco dianas, pero no importó lo más mínimo. Su precisión es magnífica, pero su potencia en el esquí es aún mayor. Fue imparable, e impenetrable, incluido el final. Siempre discreta, apenas se la ve exteriorizar su lógica alegría. La noche en comparación con el día exultante de otros ganadores, especialmente los de las nuevas modalidades.

Bala británica

El mayor recuerdo británico de unos Juegos quizá haya sido el del payaso saltador de trampolín Michael Edwards. El Aguila Eddie no se desnucó de milagro en los Juegos de Calgary 88 cuando la seriedad estaba en el legendario finlandés Matti Nykaenen, convertido después en un juguete roto por el alcohol y una vida turbulenta. Pero el Reino Unido ha encontrado un pozo de petróleo en el skeleton femenino, el trineo donde el atleta se tumba boca abajo. Elizabeth Yarnold dio otro disgusto a Estados Unidos, pues su madre de dos niños, esposa y deportista ejemplar, Noelle Pikus-Pace, no pudo en ningún momento con la británica Elizabeth Arnold. Lizzy, como se la conoce, fue una bala intratable desde la primera de las cuatro mangas y le sacó casi un segundo al final a la estadounidense. Muy superior a todas sus rivales, sucedió así a su compatriota Amy Williams, oro en Vancouver.

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